Hoy es 13 de octubre
En estos tiempos donde las redes sociales mandan, el analista financiero recomendaría a los inversores ponerse largos de superficialidad/comodidad y cortos en conocimiento
VALÈNCIA. Nos encontramos en una sociedad llena de ruido. El acceso a la información es cada vez más fácil. A cualquiera hace pocos años le hubiera gustado tener cualquier información al instante con un solo clic. Y es justo lo que tenemos hoy en día. ¿Quieres saber en qué año nació fulanito? Sacar el móvil, abrir Google y escribirlo. 5 segundos. Por lo tanto, deberíamos ser cada vez una población más formada debido a las herramientas que disponemos para ello.
Lo que ocurre es que igual de fácil acceso que para la información, se tiene para la desinformación. Infoxicación le llaman algunos. Hoy en día cualquiera puede publicar cualquier cosa casi en cualquier lugar sin verificaciones ni comprobaciones de ningún tipo. Y no lo critico. Estamos en una sociedad democrática donde prima la libertad y donde no se puede restringir el derecho de expresarse libremente. La pluralidad de opiniones siempre enriquece. Quién sabe que persona habrá metido esa fecha que has comprobado y con qué fuentes.
El problema que detecto es triple. Por un lado, se trata del acceso a una información no fiable que puede tener, si se trata de asuntos importantes, consecuencias desastrosas. Por otro lado, el acceso a información superficial, sobre todo a través de las redes sociales, está llevando a las nuevas generaciones a una falta de interés por profundizar en los temas de estudio e indagar en los detalles. Y enlazando con este último punto, el daño que está haciendo la posibilidad del acceso inmediato a la información para el desarrollo de la memoria de las personas y que crean necesario continuar su formación y aprendizaje.
El primer punto tiene fácil solución. Acudir a fuentes fiables, contrastadas y verificadas para obtener los datos correctos y que no induzcan a error. El problema es que llegar a estas fuentes es un proceso muchas veces más costoso y que acudir a lo primero que encuentras es, muchas veces, lo más cómodo. Hablo de cualquier buscador, cualquier red social, en definitiva, cualquier medio.
Esto está ocurriendo por una pérdida de los valores de esfuerzo y sacrificio en detrimento de la diversión y el placer instantáneo. Hace unos años no podías llegar a casa y ponerte a leer Twitter, Instagram, Facebook, otra vez Twitter… y después de largas horas de leer comentarios, ver fotos... lo que has extraído ha sido poco o nada. Estas aplicaciones tienen mucha capacidad de engagement que nos lleva a procrastinar temas importantes. ¿Quién no conoce a gente que vive prácticamente por y para las redes sociales? Pero no hay que pensar solo en ellos, los españoles pasan de media 2 horas al día en las redes sociales.
Esas horas, sumadas a lo largo de los días, meses… es mucho tiempo perdido en, como decía antes, placer instantáneo en lugar de adquisición de conocimientos que reportarán un beneficio futuro. 14 horas a la semana, 60 al mes…Todos queremos saber de muchas cosas, obtener ascensos laborales, tener reconocimiento, pero sin hacer nada para ello. Tremendo error. Y no voy a hablar de las series, que están incluso a otro nivel. Todas esas horas destinadas a la lectura de buenos libros (que normalmente son fuentes fiables de conocimiento e información) o investigación de determinados asuntos de interés para cada persona, supondrían, con el paso del tiempo, resultados bastante beneficiosos.
Pero entramos en el dilema de siempre. Placer instantáneo frente a un beneficio a largo plazo. Y como me dedico a las finanzas haré un símil con el manejo de los ahorros de las personas. ¿Por qué la gente no ahorra? Por este mismo motivo. Queremos irnos a cenar fuera todos los fines de semana (al menos dos días porque uno es poco), salir de fiesta, tener el mejor coche, el último modelo que cualquier aparato... Luego nos encontramos con que nos han despedido o que la jubilación no es suficiente y…ups. Te han despedido o tu empresa a cerrado porque va mal, no te has formado, no has ahorrado... ¿Ahora que hacemos? No me gustaría verme en esta situación.
La filosofía vive la vida y disfruta está muy bien. Nadie lo niega. Placer a cada instante y cuanto más mejor. Pero seamos consecuentes con nuestros actos y cuando vengan mal dadas no echemos la culpa a los demás, al empresario, al sistema o a los políticos. Si pudiera hacer una inversión sobre esto, visto el panorama, recomendaría a los inversores ponerse largos de superficialidad/comodidad y cortos en conocimiento (Nunca mejor dicho esto último). Al final todo se resume en la fábula que nos contaban de niños de la cigarra y la hormiga: seamos hormigas.
Agustín Galbis es analista financiero