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el sur del sur / OPINIÓN

La tasa turística y la necesidad política

10/10/2021 - 

Hace semanas surgió, de nuevo -y no se cuentas veces llevamos ya- el debate de la posible implantación de una tasa turística en la Comunitat Valenciana. La propuesta surgió de encuentro entre la vicepresidenta primera del Consell, Mónica Oltra, y el recién estrenado conseller de Vivienda, Héctor Illueca, de Podemos. El debate es el de siempre porque al final las posiciones están muy enconadas, entre sus defensores y sus detractores. Sólo el PSPV se muestra dubitativo, aunque hay algunos alcaldes que sí la defienden.

La propuesta, pese a generar más que una repetición de titulares, y reforzar el enconamiento de las posturas, deja algunas lecturas. La primera, Oltra se encuentra más cómoda con Illueca en el Gobierno que con Martínez Dalmau: la pinza Podemos y Compromís puede funcionar mejor. Y si a ello sumamos que la vicepresidenta es partidaria de una lista unitaria de toda la izquierda del PSOE, como parece que trabaja Yolanda Díaz, en unas elecciones generales, pues se van viendo las intenciones. Otra cosa la parte mayoritaria de Més Compromís, que está más cómoda con Errejón, y distanciada del Podemos de Pablo Iglesias, pero ahora la que mueve el árbol es Yolanda Díaz, una de las ministras más valoradas del Gobierno y que ha dado muestras de diálogo y flexibilidad con los empresarias -hasta dónde han llegado las partes, claro está-; es decir, se abre un nuevo espacio de opciones a la izquierda del PSOE, en el  que, con Díaz, ahora, todo se puede hablar.

Pero lo dicho, el debate de la tasa turística queda latente, no superado, ni descartado. La controversia volverá a surgir. Aquí la duda será si se hace por convencimiento, o por necesidad. El convencimiento lo marcará el próximo verano y ver en qué contexto se desarrolla la próxima temporada estival. Si volvemos a episodios de 2019 y 2018, con destinos saturados e insostenibles en la capacidad de ofrecer servicios con una mínima calidad, aparecerá. No creo que en términos de fiscalidad, pues, la tasa no deja de ser un pago simbólico por el que un turista deja de ir a un destino -aunque según en qué destinos, puede generar ingresos millonarios-, sino en términos disuasorios. Ahí el caso de Xàbia, que cada verano -y este no ha sido una excepción- se convierte en un destino saturado, que es lo que ha provocado a su alcalde, el socialista José Chulvi, a reclamar su instauración en más de una ocasión.

Puede que la Generalitat, con el PSPV inclusive, se lo plantee por necesidad o reivindicación de sus propios cargos. Que se diseñe una ley marco en la Generalitat, que permita flexibilidad o libertad a los consistorios para aplicarla en su término municipal. Podría ser una solución intermedia. Sería un parche.

Hay que ver, no obstante,  como se normaliza el sector turístico: la demanda nacional lo ha acaparado casi todo este verano; en la medida que los españoles comiencen a viajar fuera y el turismo internacional recupere, se irán reequilibrando los flujos. Después, también habrá que calibrar hasta que punto los destinos de interior son capaces de retener los visitantes ganados en los dos últimos veranos, y las medidas de seguridad que siguen implementando los destinos más masivos. Todo ello marcará el futuro.

Lo peor que podría pasar es que la tasa turística se apruebe por necesidad política, sin convencimiento, que puede pasar. Lo acabamos de ver con la anunciada Ley de la Vivienda, que pretende regular los alquileres en zonas tensionadas. Da la sensación de que se pone en marcha -falta ver su texto y su aprobación- más por devolver protagonismo a una parte del Gobierno, la de Podemos, a que la certeza en el seno del PSOE de que la medida funcionará. Y en la Comunitat puede pasar, con el tiempo, algo parecido. Los sondeos conocidos este 9 d'Octubre dan una ligera ventaja a los partidos que conforman el Gobierno del Botànic, pero quién sabe qué pasará en los próximos meses. En el flanco del centro-derecha, todos dan por amortizado a Ciudadanos, dejan a PP y Vox como únicos como representación; el problema de la izquierda es que tenga que darle vida a Podemos para ganar nuevos argumentos y sumar dentro un mismo bloque. En la política de hoy en día hay dos máximas: no se puede predecir ni aventurar lo que puede pasar en los próximos tres meses y las elecciones las ganan los bloques, de momento. Lo peor, sin embargo, es aprobar cosas por necesidad. Las medidas se aprueba por convencimiento y se defienden. Y si se yerra, que es posible, se rectifica. Da igual que sea la tasa turística o el pago por la recogida selectiva de envases. Pero la necesidad suele generar efectos adversos. ¿Qué la tasa turística es buena o mala para el sector? Creo que la posiciones son de sobra conocidas. Pero allí donde se han aprobado por convencimiento, la tasa ha permanecido.

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