VALÈNCIA. El Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), dependiente del Ministerio de Ciencia, inicia el proceso administrativo para poner en marcha un nuevo edificio de instrumentalización de imagen molecular en València. Un complejo ubicado en la zona del campus de la Universitat Politécnica de València (UPV), donde actualmente tiene instalaciones, y que será modular y flexible, además de generar una gran plaza ajardinada. Un proyecto para el que la institución ya ha pedido la licencia al consistorio valenciano.
Lo cierto es que la construcción de este espacio viene de lejos. Ya en 2020, bajo el gobierno de Compromís y PSPV, se firmó un acuerdo por el cual el consistorio valenciano cedía al CSIC una parcela de 2.879 metros cuadrados de superficie en el número 16 de la plaza Actor Enrique Rambal, entre la avenida Blasco Ibáñez y la calle Serpis. Una ubicación dentro del entorno de la UPV, un requisito del CISC para ubicar este centro.
La operación se formalizó en Junta de Gobierno Local ese año y un año más tarde la entidad adjudicó al despacho Ae3 Arquitectura su diseño en concurso público. Ahora, la institución ha pedido a la Concejalía de Urbanismo el permiso medioambiental y el de obras.
La necesidad de levantar un nuevo edifico radica en que sus actuales instalaciones son "insuficientes debido al gran número de proyecto europeos recibidos y a la progresión exponencial en cuanto a la obtención de financiación para de iniciativas tanto europeas, nacionales y regionales", explica el CSIC. Un crecimiento que "hace necesaria ampliar su espacio para atender a la industria y realizar las actividades asociadas a los compromisos", señala.
De acuerdo con el proyecto planteado por los arquitectos, la edificación se plantea en la zona norte de la parcela, dejando la parte sur para una plaza ajardinada. De este modo, el activo "queda concebido como una pieza singular, alojado dentro de una plaza con zonas verdes buscando formar parte del espacio público del edificio", apunta el documento. Además, el inmueble se ha configurado con solo tres alturas, además de una planta en sótano, para que actúe como "elemento de transición entre la plaza y las manzanas de viviendas de la zona, oxigenando el entorno".
Concretamente, el diseño del edificio será muy compacto y dividido en tres niveles de unos 1.300 metros cuadrados, con uso para laboratorios, talleres y despachos. El nivel bajo estará destinado a laboratorios con uso ocasional ya que principalmente albergará el área de aparcamiento.
Así, el esquema será muy sencillo y estará centrado en una trama estructural regular con áreas diferenciadas: una de laboratorios en las fachadas norte y otra de despachos en la sur. Las zonas de apoyo común ocupan la banda central del edificio confiriéndole gran versatilidad y proximidad tanto a los laboratorios como a los despachos.
Y es que, según detalla el despacho de arquitectura, su idea está basada en la propia utilidad que tendrá esta centro, dedicado a la investigación. "Se trata de una actividad en constante evolución, sometida a factores en permanente cambio. Las técnicas y tecnologías de hoy apenas tendrán elementos en común con las que sucedan en los próximos años", señala. En este sentido, la distribución será flexible para potenciar "la sincronía entre el edificio y la evolución de las nuevas tecnologías".
Por tanto, se buscará la creación de espacios homogéneos y continuos, controlando el impacto de elementos como escaleras o pilares. Adicionalmente se buscará un diseño de edificio compacto y modular que facilite la circulación e interacción de los usuarios. Así, la idea es que su construcción sea industrializada para hacer las obras de forma más ágil y reducir el consumo de residuos.
