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EN LA FRONTERA / OPINIÓN

No somos nadie

11/12/2022 - 

Con decepción, profunda, se ha acogido el descarte de la capital de la provincia como sede de la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial. Las expectativas eran muy altas, más aún cuando en círculos políticos y empresariales se daba por hecha la designación de Alicante como un gesto de desagravio tras el gran fiasco de las escasísima inversión territorializada de los Presupuestos Generales del Estado: prácticamente la peor provincia en el reparto per cápita. El PP las cogió al vuelo el pasado lunes, tanto Carlos Mazón como Luis Barcala, subrayando el “agravio” cometido por el Gobierno de la Nación ( se optó por A Coruña), y tirando a la yugular del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, por pintar poco o nada en Madrid. Compromís, Aitana Más, se limitó a manifestar su “decepción”. Aunque el que ladró de verdad, sin cortarse un pelo, fue el presidente aragonés, el socialista Javier Lambán, tras la exclusión de Teruel para la Agencia Espacial. Incluso amagó con ir a los tribunales. Lambán; un trueno.

La candidatura de Elche para albergar la citada Agencia Espacial fue más improvisada y aún así se elaboró un dossier de categoría con las bondades de la capital del Baix Vinalopó, fábrica puntera de cohetes incluida, PDL-Space, informe dirigido por Antonio Martínez. El alcalde ilicitano Carlos González ha reaccionado con resignación, o deportividad si se prefiere, y con cierta satisfacción de ver cómo Elche se ha quedado en puertas, casi empatando con Sevilla, felicitando al alcalde hispalense y conmilitón , el socialista Antonio Muñoz. Hay quien ha entendido, estimado Daniel McEboy, que eso ha sido pura ingenuidad en vez de rabiar, aunque solo sea un poco, por el descarte de Elche en la fase de penaltis tras un empate en el mundial, como ocurrió en el España-Marrecos. En cualquier caso, el Gobierno jamás de los jamases iba a aceptar dos agencias estatales en la misma provincia; arde París.

En un primer instante pensé que se había primado, contando por supuesto con los criterios objetivos, a dos comunidades gobernadas por el Partido Popular: Galicia, con Alfonso Rueda, y Andalucía, con Juanma Moreno. Argumento: Pedro Sánchez no es sectario en este asunto y se apunta un gol. Golito: las agencias van a albergar a 40 funcionarios más o menos de élite. 40 funcionarios no son 400. Más argumentos: bastante tiene Sánchez con la reforma de la sedición, la reforma de la malversación (dos callos que no se los fuman ni la mayoría silenciosa del PSOE), el desaguisado de la ley del “Sí es sí”, la llamada ley trans.....como para estar pendiente con las agencias estatales, experiencia pionera en descentralizar algunas de las instituciones del Estado, asunto que viene defendiendo con sumo ahínco Puig desde hace un par de años: pionero. Algo escaldado ha tenido que salir de todo este embrollo. Algo, bastante, o mucho.

Me matiza herr director la apreciación de que el PSOE ha primado a dos comunidades gobernadas por el PP: los alcalde de A Coruña (Inés Rey) y de Sevilla (Antonio Muñoz) son del PSOE. Pudiera ser: no es argumento incompatible. Coincidimos, como la mayor parte de la opinión pública y publicada, en que Puig no tiene la capacidad de presión sobre el Gobierno que algunos, los menos, sí que presuponen. O no se llevan.

A mí lo que me preocupa es uno de los argumentos que se barajaron para primar la candidatura de A Coruña: se presentaba como un trabajo en red junto con los departamentos de investigación tecnológica del resto de universidades gallegas, parques científicos y agentes sociales: era una candidatura sincronizada, autonómica. Algo impensable en la Comunidad Valenciana: lamentablemente; prueba del algodón de que la vertebración de la Comunitat sigue siendo un mero desiderátum ahora que cumplimos 40 años del Estatuto de Autonomía. No conviene ser maximalistas: se han dado pasos, pero pasos de tortuga.

También me sorprende los grados de euforia que se desatan en Alicante con cada paso, pasito, que da el Distrito Digital, que cumple cuatro años, propiedad de la Generalitat a través la Sociedad Proyectos para la Transformación Digital que dirige Antonio Rodes bajo la presidencia de la consellera Josefina Bueno. O Alicante Futura, impulsada por el Consistorio que preside Barcala. O los parques científicos de la UA y UMH. Brindamos con cava a la mínima. Y se ve que media España está trabajando en lo mismo. Es decir, que no somos nadie. Y esa es una reflexión colectiva que debiera plantearse la sociedad alicantina en su conjunto, y los gurús de la tecnología avanzada, desde Andrés Pedreño a Nuria Oliver, por poner dos ejemplos destacadísimos. Exhiben sus méritos, que los tienen, ojo, pero silencian cualquier atisbo de crítica al Poder para aportar realismo y cordura en lo que tenemos. Y tal vez, me pregunto, que lo que tenemos es mucho menos de lo que deberíamos tener.

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