La iniciativa para destinar en La Marina un espacio fijo dedicado a grandes eventos y de media capacidad resulta una idea muy interesante que esta ciudad lleva necesitando desde hace décadas. Los grandes espectáculos impulsados por el sector privado, que no eventos, suelen poner a ciudades en el mapa. Si existen condiciones y ánimo
Sucedió en la recta final de la década de los ochenta. Un grupo de empresarios del ocio y el espectáculo, por entonces no muy numeroso, me animó a formar parte de un grupo para elaborar un proyecto muy atractivo. Consistía en dotar a Valencia de un espacio para espectáculos y sobre todo conciertos de rock, por generalizar, que ampliara la oferta que hasta entonces tenía la ciudad. Había mucho dinero sobre la mesa e interés.
Funcionaba muy bien Arena Auditórium, pero su aforo no sobrepasaba las 3.000 personas; también la plaza de toros, aunque ahora parece que la Diputación de Valencia la ha descubierto y por ello se coloque una medalla por su reciente gestión -por allí pasaron en su momento, por si hay que recordar que ellos no descubrieron el mar, desde Santana a Rod Stewart, Nirvana, Plácido Domingo, el catch durante años los viernes noche, Stevie Wonder, The Cure, Nina Simone y hasta los Backestreet Boys, entre otros muchos, con lo cual todo estaba ya inventado, pero sin excesivas condiciones. Además, muchas discotecas también con aforos reducidos y hasta campos de fútbol o el mismo Pabellón de la Fuente de San Luis eran sede de conciertos que hasta podían comenzar bien pasada la medianoche de un lunes cualquiera. Sí, me recordarán el Velódromo Luis Puig, pero esa es otra historia de fracaso ciclista y pabellón multiusos. De hecho, no sé si se usa actualmente en profundidad por sus limitaciones aunque su acústica continúe siendo tan caótica como la del Ágora para conciertos.
Aún así, en Valencia faltaba un espacio capaz de albergar en torno a 10.000-15.000 personas y con condiciones de sonido, visibilidad y estancia, no exageradas pero sí atractivas para el mundo del espectáculo y condiciones técnicas, sobre todo montaje y desmontaje. Algo que hoy la plaza de toros ha perdido con tantas bicicletas, carriles circulatorios, semáforos, tránsito peatonal, limitaciones de acera y caos circulatorio añadido estilo Grezzi por culpa de un diseño urbano y circulatorio muy poco razonable o hecho al tun tun. Y lo que nos espera. Cualquier concierto si se pusieran serios sería de multa obligada y denuncia formal.
La idea de entonces era dotar a la ciudad de un espacio como el Wembley Arena, por poner un ejemplo, o lo que hoy podría ser el Forum de Barcelona o escenarios que se multiplican desde hace tiempo no sólo en EE UU sino en toda Europa. El proyecto se elaboró sin que trascendiera a los medios de comunicación. La ubicación elegida estaba en el entorno del actual Palacio de Congresos de Norman Foster, por otro lado, uno de los mejores edificios de esta ciudad y cuya capacidad para albergar espectáculos de todo tipo por su calidad de sonido, diversidad y capacidad de movimiento y accesibilidad es de lo mejor que existe en Valencia, aunque su capacidad también sea reducida. Menudo concierto dio Elvis Costello en su nueva reunión de los Attractions Nada que ver con el auditorio de Les Arts y menos con el Palau de la Música para cuestiones eléctricas.
El proyecto no terminó de cuajar, lógicamente. Pero por entonces Valencia sí figuraba en un incipiente circuito de conciertos internacionales de medio/gran aforo y peso. El mismo que con el tiempo ha ido perdiendo y ahora es casi inexistente, salvo excepciones. El mundo del espectáculo y la música en directo se ha reducido. Valencia hace tiempo que dejo de tener peso en el circuito internacional por ausencias de infraestructuras y fracasos, llámese Springsteen, Madonna o Police. Se fue durmiendo en el cajón de los promotores y en los circuitos, hoy en manos de muy pocas empresas de relumbrón, por no decir un par, y de control internacional cuando estar en primera línea de las grandes giras supone situar a una ciudad en el mapa. Sólo aparecer en una camiseta o cartel de gira es una más que valiosa publicidad.
Hace unos meses se recuperó la idea con el ilusionante Arena en Malilla, algo muy interesante y sobre todo necesario para una ciudad como la nuestra. Hace unos días también saltaba la iniciativa de crear un espacio abierto en La Marina a través del Consorcio Valencia 2007 con capacidad para 15.000 personas y al aire libre. Aplaudo ambas iniciativas, aunque mi generación llegue ya tarde. Pero es necesario disponer de espacios de estas características para nuevas generaciones y volver a poner la ciudad en el punto de mira y en el mapa de los grandes espectáculos -nada que ver con eventos porque la Administración no es ni nunca debería de ser promotora-que mueve economía, actividad social, cultura, gente, trasiego, vida…Vamos, el gran circo del espectáculo.
En La Marina, por ejemplo, un servidor pudo asistir a los conciertos de Shakira, Iron Maiden o el 4evef Festival. Resulta un gran escenario. Junto al mar. Eso sí, debe redoblar sus necesidades y pensar en las carencias, sobre todo de accesibilidad y refuerzo de medios de concurrencia. Me explico. Cuando vas al Wembley Arena los servicios de metro se redoblan y las condiciones de acceso son inmejorables, como su evacuación. Lo es desde que abrió sus puertas. Luego, no se debería sacar a concurso un plan de estas características sin que no estén milimetradas las necesidades reales de su puesta en marcha. Son objetivos básicos. Creo que hay que poner un acento en este hecho. Hace unos días la zona marítima se colapsaba a causa de un disparo de fuegos artificiales. Es un ejemplo.
Creo en ambos proyectos. Y los deseo, pero, por una vez, centremos las ideas y mejoremos las posibilidades porque de otra forma volveremos a lo que algunos denominan el proyecto del embudo. Cuenten conmigo, pero vamos a hacerlo bien. Creemos realmente un espacio de disfrute en el que no existan quejas ni problemas. Diseñemos ciudad con sentido. Así lo disfrutaremos todos y generemos en torno a ellos una red de servicios públicos acorde a sus necesidades y una nueva economía. Estamos a tiempo. Yo me apunto. Al fin.
PD. La Marina ha recuperado vida con sus actividades lúdicas. Lo celebró y disfruto. Pero creo que en nuestra ciudad, al margen de grandes escenarios, también necesita de mínimos. Al igual que al principio narraba mi participación en proyectos de cierta envergadura, también puse en una de esas reuniones la puesta en valor de conchas acústicas repartidas en el antiguo cauce del Turia. Espacios poco caros pero muy útiles en ciudades de todo el mundo y que permiten una alternativa cultural, sobre todo durante los fines de semana y absolutamente baratas.
Acabamos de inaugurar el Parque Central, por ejemplo, pero de momento no sé nada de alternativas culturales, aunque goza de espacios magníficos. Son escenarios de oportunidades, muy bien distribuidos como naves históricas y de atractiva rehabilitación que pueden actuar como balcón para nuevos creadores y escenarios de reunión colectiva.
Tenemos espacios, tenemos clima pero aún nos faltan infraestructuras sociales y mucho desarrollo. Pero vamos bien. Al menos de momento en este tipo de ideas/iniciativas. Lo más necesario. Con estos proyectos en marcha, y otros muchos que nos faltan más allá de una realidad ficticia o condicionada a la improvisación política de turno, seríamos una ciudad europea en toda regla, más atractiva y con una oferta alternativa más allá de las olas de turistas de crucero y paso rápido que apenas aporta, pero sí de disfrute de la ciudadanía, que es lo inicialmente importante. No es tan caro. Cuesta menos que una curva de la Fórmula Uno, pero nos daría vida muchos meses y no simplemente un fin de semana. Sólo debemos proponerlo. Y cumplirlo sin politización y servidumbre. Simplemente por interés general. Hasta yo me lo puedo creer.