MADRID (EP). El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, afronta este martes su primer debate de investidura para poder convertirse en presidente del Gobierno con el único respaldo de Ciudadanos y tras el último portazo que ha dado la izquierda a sus ofertas de última hora para intentar atraerse su apoyo. No obstante, el candidato acude a la cita con el propósito de hacer una apelación constante al diálogo entre fuerzas políticas y a su "responsabilidad" para evitar nuevas elecciones.
Sánchez subirá a la tribuna a las cuatro y media de la tarde y no tendrá límite de tiempo para exponer su programa. Se convertirá así en el primer aspirante a La Moncloa de un partido que no ganó las generales y en el segundo que podrá acaparar toda la primera jornada de la sesión de investidura, puesto que no tendrá que debatir con los grupos hasta el día siguiente.
El primero que pudo hacerlo, por dos veces, fue su compañero de partido Felipe González quien, tanto en 1982 como en 1986, fue el protagonista absoluto del primer día de aquellos Plenos de investidura.
Eso sí, mientras González afrontó esas sesiones con mayoría absoluta y, por tanto, la seguridad de que sería elegido en primera votación, Sánchez está en la situación contraria porque se da por descontado que no logrará ni en la primera ni en la segunda vuelta, programada para el viernes por la noche.
Si se cumple el guión, el líder socialista se convertirá en el primer candidato a la investidura que fracasa en este trámite por no ser capaz de reunir más votos a favor que en contra en la segunda votación.
Y es que el líder del PSOE, que recibió el encargo del Rey de ser el candidato el pasado 2 de febrero, se dirigirá al hemiciclo 28 días después con el único apoyo de los 40 diputados de Ciudadanos que, sumados a los 89 del Grupo Socialista, el del diputado de Nueva Canarias y el de la diputada de Coalición Canaria, hacen un total de 131 'síes'.
La víspera del inicio de debate, día en que ha cumplido 44 años, Sánchez ha hecho una nueva oferta a la izquierda enviando cinco documentos a Podemos, sus confluencias catalana, En Comú, y gallega, En Marea, a Izquierda Unida-Unidad Popular y a Compromís. Pero todas estas formaciones han descalificado los textos y han insistido en que Sánchez tiene que elegir entre Ciudadanos o ellos porque ambas cosas son incompatibles.
Así que, luciendo la corbata roja que utiliza en las 'grandes ocasiones' --sus debates en campaña electoral, o su proclamación con candidato a La Moncloa--, además de poner en valor su acuerdo con Ciudadanos, utilizará su primera intervención para volver a intentar convencer a los partidos de izquierda de que es el momento de un cambio de gobierno y hará hincapié en que si no apoyan su proyecto contribuirán a mantener a Mariano Rajoy en la Presidencia.
La dicotomía entre o "gobierno del cambio" o "elecciones" será, según han avanzado a Europa Press fuentes socialistas, uno de los ejes centrales de su discurso en el que, de haber sorpresas, serán "pocas", dado que acude a la sesión con un acuerdo ya cerrado con el partido de Albert Rivera y que todas sus propuestas para el ala izquierda del hemiciclo ya son conocidas.
Sánchez, que lleva preparando su discurso "a fondo" desde el pasado miércoles con sus colaboradores más cercanos en la Secretaría General del partido y el equipo que ha negociado con Ciudadanos y la izquierda, hará gala de un tono "fresco, dinámico y propositivo" en el que desgranará "su programa de gobierno progresista".
Y hará hincapié en que sus propuestas persiguen la regeneración democrática, reconstrucción del Estado del Bienestar, reactivación y modernización económica, el desafío territorial, la reforma de la Constitución y la proyección europea de España.
Tras hacer una "radiografía" de la situación política, institucional, económica y social del país, Sánchez hará un llamamiento a la responsabilidad de los distintos partidos para "desbloquear" la actual situación.
Les pedirá su apoyo para dar luz verde a un gobierno del cambio y evitar la repetición de unas nuevas elecciones, que, a su juicio, supondrían fracasar en el encargo que los españoles hicieron en las urnas el pasado 20 de diciembre. Y remarcará la necesidad de que haya diálogo y capacidad de entendimiento entre las fuerzas políticas para afrontar "una nueva etapa política en la que las mayorías absolutas quedaron atrás".