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Sorpasso a Catalunya en patentes, ¿por qué?

21/01/2022 - 

Tan interesante es acreditar el sorpasso de la Comunitat Valenciana a Catalunya en patentes, tema sensible de primer orden en materia de innovación, como bucear en las causas. Los asuntos de propiedad intelectual e industrial tienen morbo siempre. Que se lo digan a los ingenieros militares que creían tener los planos del F-35 a buen recaudo en los servidores del Ejército de EEUU y se desayunaron con la imagen de un caza gemelo al suyo saliendo de un hangar chino. Fue el mayor robo de propiedad industrial de la historia.

Los hechos son estos: en 2020, se produjo un vuelco en las estadísticas de patentes nacionales solicitadas por regiones en España. La Comunidad Valenciana cerraba el año con 230 peticiones registradas, sólo superada por la Comunidad de Madrid (322) y por delante de Andalucía (202) y Catalunya (185). Y la tendencia se mantuvo a lo largo de 2021, según los datos provisionales hasta noviembre de la Oficina Española de Patentes y Marcas: la Comunitat Valenciana había presentado 200 solicitudes, frente a las 161 de Catalunya y las 140 de Andalucía y sólo tenía por delante, de nuevo, a Madrid con 233.

Por fortuna, la buena posición de la Comunitat Valenciana se repetía en el también estratégico ámbito del diseño industrial, con 205 solicitudes, por encima de Catalunya (204) y muy cerca de las 229 de Madrid.

Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea en Alicante.

Con los datos en la mano, el primer impulso es acudir directamente a la cuestión de las causas. Pero entremos antes en los matices, importantes tratándose de un partido este que se decide en el terreno de las hipótesis. El primer factor relevante es que el volumen de patentes solicitadas en España resulta tan pequeño, en cualquier caso, que una variación aparentemente menor es capaz de provocar vuelcos en las estadísticas. Podemos identificar destellos, pero convertirlos en tendencia requiere de un esfuerzo añadido y constante.

Una parte del repunte en la solicitud de patentes europeas a nivel estatal en 2020 se atribuye a que la persona responsable del área de transferencia de uno de los organismos públicos de investigación científica más activos del país tomó una baja a finales de 2019 y el trabajo de tramitación de expedientes tuvo que esperar a que se reincorporara en enero siguiente. Por ejemplo.

En el primer año del estallido de la pandemia, Catalunya experimentaba un sensible avance en patentes solicitadas por personas físicas y un fuerte retroceso en las que provenían de empresas, mientras que en la Comunitat Valenciana sucedía al revés: estas últimas habían incrementado su actividad protectora en un 53%.

Una de las claves, de hecho, de ese sorpasso en patentes de la Comunitat Valenciana a Catalunya se puede atribuir precisamente al torrente de solicitudes protagonizado en 2020 por una sola empresa, Cecotec, especializada en robots aspiradores y de cocina. En un solo ejercicio elevó 65 peticiones, casi tantas como el mismísmo CSIC.

Junto a ello, el factor sede social resulta, por cierto, muy relevante. Decisivo a la hora de configurar las estadísticas regionales. Las solicitudes se apuntan a la comunidad donde se encuentra ubicada la sede social de la entidad, no el laboratorio. De modo que la realidad podría ser diferente a la que refleja la OEPM.

Foto: PEXELS

¿Es posible que la bajada de Catalunya en patentes se deba al traslado de la sede social de muchas empresas a Madrid y la Comunitat Valenciana en los días más agudos del procés? Tal vez. Hoy en día, todas las patentes que surgen de los laboratorios del CSIC dispersos por el territorio nacional, también las que se generan en los ubicados en nuestro territorio, acaban computando en una sola región, Madrid.

Pero los destellos están ahí. “Con la llegada del coronavirus hemos detectado un cambio de mentalidad en las empresas, en los propios centros de investigación y hasta en las universidades, están surgiendo iniciativas e invenciones que podrían tener impacto en la mitigación de la pandemia, y también otras dirigidas a cubrir los huecos que deja la digitalización, en segmentos de maquinaria y equipamiento que han tenido unos dominadores clásicos y en los que hay empresas dispuestas ahora a pelear”, me cuenta Rafael López, director de la oficina en Valencia del despacho PONS IP, uno de los referentes en materia de protección industrial e intelectual de España. A seguir esa guerra de guerrillas que se avecina en el hardware.

En opinión de Rafael López, el fenómeno Cecotec se reproducirá en otras empresas de la Comunitat, “veremos un incremento en la solicitud de patentes y en políticas de IPR” (Intellectual Property Rights). La pulsión innovadora desatada frente al coronavirus ha movilizado patentes relacionadas con enfermedades infecciosas y compañías como Bioinicia están dando un paso adelante. Como decía en una columna anterior, la clave es gestionar bien ese ‘dividendo covid’. El ámbito de las energías renovables despierta también interés, con patentes ya en el ámbito del hidrógeno verde.

Hay factores circunstanciales que, bueno, están ahí y podrían tener algún valor catalítico mayor si se lo propusieran. El más efectivo es la exigencia de colaboración en proyectos europeos. Cada compañía participante debe hacer valer su posición demostrando sus capacidades con instrumentos de protección intelectual, que es como se entiende la gente a nivel global.

De las oficinas de transferencia de tecnología, las OTRI, siempre se puede esperar más, pese a su encomiable capacidad para fabricar argumentos justificativos de su ineficacia. El reciente informe de la OCDE sobre el asunto en España deja bien clara la situación. Los aires de cambio que se perciben en nuestro territorio en centros de investigación y universidades tienen como protagonistas, de hecho, fundamentalmente, a los investigadores, y esa es quizás la mejor noticia. En cuanto a la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI), bueno es su ya tradicional empujón de final de año al tema de las patentes, menos es nada.

Y en el lado de las grandes incógnitas, ¿por qué algún ecosistema de proveedores de la distribución es tan poco proclive a las patentes? No lo entiendo. Ya digo, el partido en el mundo de los intangibles nunca termina, porque se disputa en el terreno de las hipótesis.

Estamos, por consiguiente, en el principio de una nueva era de innovación o ante un simple estallido circunstancial. La cuestión es si seremos capaces de asentar la dinámica positiva y convertirla en un valor estratégico. Hay que apoyar a los investigadores, conectar la empresa con la ciencia. Las patentes son el salvoconducto para la internacionalización. Con ellas en la mano se puede entrar en cualquier mercado hasta hablando valenciano.

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