VALÈNCIA. Casi seis meses han pasado desde que el Ayuntamiento de València, y concretamente la concejalía de Transparencia y Participación, empezara a estudiar la viabilidad de una propuesta que tenía por objetivo la concienciación de la ciudadanía y una mayor contención del coronavirus en la ciudad de València: un sistema semafórico que, a través de los colores, clasificara cada barrio en función de la incidencia del virus.
La idea fundamental del departamento que dirige la socialista Elisa Valía pasaba en su momento por utilizar los datos de concentración de coronavirus en las aguas residuales en cada zona del Cap i Casal -Valía dirige también la concejalía del Ciclo Integral-, y a partir de ellos poder asignar a cada barrio un color del semáforo. De tal manera que aquellas zonas cuya concentración del virus fuera alarmante recibirían la peor calificación y se les asignaría el indicador rojo. Y por contra, a aquellas que registraran niveles más optimistas, se les atribuiría otro color de la escala semafórica, verde en el mejor de los casos.
A partir de ahí era donde entraría en juego la actuación del tejido asociativo y los negocios de la ciudad. El Ayuntamiento comunicaría la información semanalmente a las organizaciones que se prestaran para situar en su entrada el indicador con el color correspondiente a su zona. Así, hosteleros, comerciantes, asociaciones vecinales o de cualquier otra índole registradas en el consistorio podrían informar del panorama epidemiológico.
La concejalía dijo en octubre que tal planteamiento se presentaría para su estudio en el Centro de Coordinación Operativa Municipal (Cecopal), constituido para el control de la pandemia en la ciudad. Sin embargo, han pasado los meses y el proyecto no parece haber llegado a puerto por el momento. Preguntadas en varias ocasiones fuentes del departamento de Transparencia y Participación, han sostenido que este se encuentra "en estudio" tras medio año desde que se hiciera público. También fuentes de asociaciones importantes de la ciudad constatan que no ha habido ningún movimiento reseñable.
Ciertamente, el anuncio ya generó en su momento cierta controversia y no cayó nada bien entre el sector comercial y hostelero. Ni la idea convencía a la Federación de Hostelería de Valencia (FEHV), que preside Manuel Espinar; ni tampoco a Confecomerç ni a la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico de la ciudad, representadas por Rafael Torres. Este último de hecho, fue el más crítico con la medida e incluso intervino en un programa televisivo nacional para desaprobar este 'semáforo' planteadao por el consistorio.
"Creemos que es producto de una ocurrencia más", señaló Torres, quien vio que la idea del indicativo para los negocios era una manera de señalar "como si fuéramos reses". A su juicio, la medida resultaba un "sinsentido" porque auguraba "efectos negativos" en los negocios de la ciudad, especialmente en aquellos situados en barrios con una mala clasificación. En esta línea, Torres insistía en que las administraciones tienen "otras vías mucho más eficientes y eficaces" para informar y concienciar.
"Una persona va a ir paseando por la calle y va a ver en todos los escaparates puntos rojos indicándole que está en zona peligrosa. Esa persona no va a querer entrar ni en los bares ni en los comercios y se va a ir", auguraba el presidente de Confecomerç: "Este tipo de acciones van a hacer que la gente no venga a nuestros negocios y compre vía online, por lo tanto estamos haciendo un pan con tortas".
Para el equipo consistorial esta medida no sólo serviría a modo informativo, sino que también ayudaría a concienciar más al vecindario en el cumplimiento de las recomendaciones y normas de seguridad. Pero además, consideran que podría servir para atribuir a cada uno de los niveles de peligro unas recomendaciones concretas para aplicar dentro de los establecimientos. De esta manera, señalaba, se puede actuar de manera focalizada y mucho más precisa en los lugares cerrados.
También argumentaban que era un sistema usado en algunos lugares de Europa en cuanto a los niveles de alerta terrorista y que en este contexto, podría contribuir "a frenar la expansión del contagio en clave de complementariedad". Sin embargo, estas diferencias parecen no haber desaparecido. Sea o no por ellas, el proyecto sigue en los despachos municipales y el gobierno municipal todavía no ha tomado una determinación al respecto mientras la vacunación avanza y se espera atajar la expansión del virus en los próximos meses.