MADRID. Desde principios de noviembre, los rendimientos de la deuda pública a largo plazo han disminuido de forma sostenida. Concretamente los del bund alemán a 10 años en unos 20 puntos básicos, mientras los treasuries estadounidenses hasta en 40 puntos básicos.
Esto es llamativo porque los bancos centrales han dado pocos indicios de que vayan a cambiar pronto de su postura de una política monetaria agresiva. De ahí que los mercados financieros sigan cotizando un máximo de casi el 3% para el Banco Central Europeo (BCE) y alrededor del 5% para la Reserva Federal norteamericana (FED), sólo ligeramente por debajo de los niveles marcados a principios de noviembre.
Consideramos que la razón principal del descenso de los rendimientos a largo plazo es la reducción de las expectativas de los tipos de interés clave a medio plazo, que se han movido significativamente a la baja desde niveles excesivos. En comparación con el máximo, ahora se prevé un nivel de tipos de interés clave 90 puntos básicos y 70 puntos básicos menos para la Eurozona y Estados Unidos respectivamente. Este movimiento refleja la creciente preocupación por la recesión y, por tanto, la constatación de que los bancos centrales volverán a bajar los tipos de interés a un nivel más neutral a medio plazo.
En consecuencia, suponemos que el potencial alcista de los rendimientos de la deuda pública es ahora bastante limitado. Aunque todavía hay cierto margen de maniobra para los rendimientos del bund debido a los riesgos al alza de la política fiscal y la inflación subyacente, que aún no ha alcanzado un nivel máximo sostenible, es probable que el pico cíclico de los rendimientos estadounidenses haya quedado atrás y se considera que los rendimientos de los bonos a largo plazo estadounidenses seguirán bajando.
Florian Spaete es estratega de Renta Fija en Generali Investments