Tascas
Cuando llego a un bar y me topo con una carta kilométrica me pongo a temblar.
La experiencia me dice que la calidad no siempre se lleva bien con la oferta abrumadora de platos y productos que ofrece. Sin embargo, la clave del éxito del bar Ricardo reside precisamente en contravenir esa norma. Las amplias dimensiones del local —la sala está distribuida en dos plantas y en una terraza—, sumadas a la alta rotación de clientes que proporciona el concepto de cocina abierta, permiten a Ricardo Mirasol y a Susana Salvador apuntar a todo y a lo mejor con valentía. Gracias a ese pulso diario con la lonja y el mercado, a esta barra histórica fundada en 1947 siguen llegando los mayores manjares procedentes del mar de aquí, y del de allá: gamba roja, percebes gallegos, almejas de Carril, ortiguillas, espardeñas y pescados salvajes.
En confianza: Nos encanta que el bar Ricardo sea al mismo tiempo un templo del producto y un bar popular de toda la vida, donde no existen los placeres pequeños y ningún cliente se queda sin comer. No hace falta echarse a por el marisco y el atún rojo; la ensaladilla rusa, las bravas y la sepia con mahonesa bien merecen una visita al barrio de La Petxina. Otro consejo: el local es grande y el solecito en la terraza nos encanta, pero la experiencia de sentarse a comer en la barra frente a esa enorme vitrina no tiene precio. Llama antes y asegúrate una plaza.
Producto
Barra
Flor de calabacín