VALÈNCIA. Llamó la atención este martes que el Bono Cesta de la Compra, que es una ayuda contra la desigualdad centrada en el comercio de alimentos, lo presentara Ximo Puig en un acto al que no acudieron los responsables de Igualdad y de Comercio en el Consell, Aitana Más y Rafa Climent, respectivamente.
El motivo es que ninguno de los dos departamentos ha participado en la gestación de esta medida por la sencilla razón de que ambos están en manos de Compromís y hace tiempo que las distintas facciones del Consell del Botànic van cada una por su lado. La relación no es tan tormentosa como la de los socios del Gobierno central ni hay una Yolanda Díaz que la complique, pero cada parte lleva sus políticas y las presenta con los suyos, y más ahora que se acercan las elecciones.
Con Puig en la presentación estaba su inseparable Arcadi España, quien como conseller de Hacienda tiene excusa para acompañarle en cualquier acto, como cuando era su jefe de Gabinete, pues todo anuncio gubernamental va a cargo de los Presupuestos.
Quizá esta separación de poderes haya influido en que Presidencia y Hacienda hayan tardado seis meses en alumbrar la ayuda, que finalmente no ha sido una cesta como la francesa porque está prohibido pactar precios, ni un descuento de los supermercados porque, como habían advertido desde el sector de la distribución, está prohibido vender a pérdidas y sus márgenes son muy estrechos. La vía que han encontrado es una ayuda directa de la Generalitat y, por separado, una contribución de un millón de euros de las empresas de distribución por medio de las ONG. El reto ahora es que la burocracia no retrase la llegada del dinero a quienes lo necesitan.