Amazon lo niega y asegura que bloqueó a ese cliente al detectar un presunto fraude
VALÈNCIA. La empresa valenciana Quickshop ha presentado una querella en la Audiencia Nacional contra el gigante de las ventas Amazon y contra Mariangela Marseglia, la responsable en España e Italia de Amazon, como presuntos autores de un delito continuado de estafa concurriendo en masividad, así como por otro de daños de carácter informático. La querella, preparada por el abogado valenciano Javier Gimeno Ortega, ha sido interpuesta en Madrid porque los presuntos delitos habrían sido cometidos tanto en varias provincias de España como fuera del territorio nacional, por lo que la competencia sería de la Audiencia Nacional.
Según consta en la querella, a la que ha tenido acceso Valencia Plaza, la empresa denunciante asegura que, aunque en un principio, el delito podría calificarse de apropiación indebida contra Quickshop, "indagando por la red informática, aparecen una pluralidad de afectados, a través del mismo sistema defraudatorio, en distintos puntos de la geografía española". Al parecer, y según los querellantes, Amazon se habría quedado con todos los ingresos procedentes de las ventas de Quickshop, entre agosto y octubre de 2019, por un importe total de 28.025 euros.
Añade el texto que, analizado el modus operandi, "se destapa un plan urdido por los representantes legales y presidente del grupo de empresas querelladas (Amazon), de carácter absolutamente premeditado, una estrategia que reviste caracteres de 'estafa' a gran escala (nacional e internacional), con carácter continuado y masivo, por el que se logra un perjuicio patrimonial contra una gran cantidad de usuarios y titulares de cuentas asociadas a las empresas querelladas, por los desmesurados importes totales".
En la querella, explica el letrado de la firma valenciana que para darse de alta como vendedor o seller en Amazon, la web cobra un canon mensual fijo por utilizar "tu propia tienda" en su plataforma, más una comisión sobre cada una de las ventas que se efectúe. Las compras de los productos que realizan los usuarios de Amazon las cobra la propia multinacional, que transcurrido un periodo de tiempo que oscila - o debería de oscilar- entre quince a treinta días, debe transferir el dinero a la cuenta bancaria del seller.
La tienda o cuenta de seller asignada constituye la única herramienta donde la empresa registrada puede consultar sus ventas, seguimiento de pagos, saldo a favor, incidencias, devoluciones, contabilidad, cantidades pendientes de transferir por Amazon a la cuenta corriente del seller, añadir o quitar productos, etcétera. Es práctica de Amazon, aseveran, el cierre temporal e incluso definitivo de la cuenta del seller sin previo aviso, dejándolo totalmente a oscuras y sin poder acceder éste a su información y documentación.
Los querellantes aseguran que "Amazon se ha apropiado de todos los importes de las ventas del seller Quickshop, sin que haya transferido ni un solo euro a su cuenta corriente, pese haberlo incluso anunciado -falsamente- por email el envío de hasta seis transferencias". Esta supuesta apropiación de fondos fue de más de 28.000 euros en ventas realizadas en España, Francia, Reino Unido y Alemania, y Amazon envió correos electrónicos diciendo que se había realizado la transferencia, que ésta nunca llegó a la cuenta bancaria de la empresa.
En el escrito explican que, al mismo tiempo, se denuncia un primer cierre temporal, y finalmente el cierre definitivo de la cuenta de la empresa valenciana, "con el objeto de que la querellante carezca de prueba documental alguna con la que acreditar las ventas realizadas, y las cantidades que Amazon ha hecho suyas", ya que la documentación de dichas ventas únicamente se encuentra dentro del perfil seller de la plataforma, "que desaparece frente al titular de la misma una vez esta es cerrada definitivamente por parte de la multinacional".
Finalmente, el "parón consecuencia de la falta de capital para adquirir producto destinado a su posterior venta, se convirtió en cierre definitivo de la actividad, dado que Amazon ha hecho suyas no sólo las transferencias anunciadas, sino las que debía efectuar también posteriormente por las ventas realizadas de los productos que ya habían sido adquiridos", aseguran los querellantes.
Por último, incluyen en la querella un delito de daños informáticos que afirman que deviene del cierre definitivo de la cuenta seller sin explicación, preaviso o advertencia alguna, "con la consiguiente ocultación de toda la información, importe de las ventas, cantidades pendientes de transferir y/o transferencias en curso, documentación fiscal y bloqueo de todo canal de comunicación y más concretamente, de los correos electrónicos que ahora rebotan automáticamente". El silencio de Amazon es total y absoluto, apostillan.
En cuanto a la tipificación que los querellantes hacen del delito, estafa y no apropiación indebida, basan su afirmación en el hecho de que, aunque existe una apariencia inicial de apropiación indebida, "lo verdaderamente cierto es que se da el elemento del engaño antecedente y bastante, para constituir el delito de estafa".
Y explican que es así porque, desde antes del inicio de la actividad mercantil, "Amazon tiene perfectamente estructurado un plan para hacer suyos, a su voluntad y criterio unilateral, sin posibilidad alguna de obstrucción a ello por la parte querellante, los importes de las ventas del seller, manteniendo dicho engaño mediante el anuncio de envío, con carácter exclusivamente dilatorio, de falsas transferencias que nunca llegan a materializarse, las cuales no tienen por objeto más que estimular al seller para que incremente sus ventas".
La empresa reclama al gigante de las ventas 41.000 euros pues, además de los 28.000 que no cobró, pide dentro de la responsabilidad civil que pudiera derivarse, un incremento de 22 por ciento sobre la facturación, que es lo que aseguran que ganaban.
Por su parte, el gigante de las compras niega todas las acusaciones. Desde Amazon afirman que: "Estas acusaciones son completamente falsas. Esta persona fue bloqueada en las tiendas de Amazon el 4 de septiembre, después de descubrir que había puesto en marcha una operación fraudulenta. De hecho, la cantidad de dinero que reclama es superior a la que generaron sus ventas en las tiendas de Amazon. En realidad, no se le debe nada. No hemos recibido notificación alguna sobre la querella mencionada y, en su caso, esperamos defender el caso en los tribunales".
Según la versión de Amazon, la cuenta fue bloqueada tras la denuncia de varios clientes que "habían pagado el producto pero no lo habían recibido". Debido a eso, se decidió paralizar todo lo relacionado con la empresa. También explican que el dinero que quedó retenido, unos 1.500 euros, se utilizó para devolver lo pagado a los clientes. Afirman que las ventas no superaban los 25.000 euros como dice el querellante, sino que fueron de alrededor de unos 6.000.
En declaraciones a Valencia Plaza, desde la plataforma de compra online explican que "el éxito de Amazon está ligado directamente al éxito de los vendedores. Los vendedores complacen a nuestros clientes a diario con su amplia selección, entrega fácil y excelentes precios. A día de hoy ya representan el 58% de las unidades que se venden en nuestra tienda creciendo a un ritmo casi dos veces más rápido que las ventas de Amazon. Invertimos miles de millones de dólares cada año para ayudar a los vendedores a tener éxito en las tiendas de Amazon y a combatir el fraude y el abuso, protegiendo tanto a clientes como a vendedores por igual".