VALÈNCIA (EP). Ramón Escrivá, conservador del Institut Valencià d'Art Modern (IVAM), ha aseverado que 'El Gran Relieve' que compró el museo en 2004 de Gerardo Rueda era una copia --no el original del artista que se expuso en las instalaciones en 1996-- y ha afirmado que el hijo de Rueda, José Luis, intentó ocultar que la pieza se había hecho post mortem.
Escrivá se ha pronunciado así en su declaración en la séptima sesión del juicio que se sigue en la Audiencia de Valencia contra la exdirectora del IVAM Consuelo Ciscar, el ex director económico administrativo del museo Juan Carlos Lledó, y el hijo y heredero del artista, José Luis Rueda, por la pieza 2 del caso IVAM, relativa a un presunto fraude millonario con la adquisición de reproducciones de obras del escultor fallecido Gerardo Rueda.
La pieza principal del procedimiento, centrada en presuntas irregularidades de Ciscar para promocionar la carrera artística de su hijo, Rafael Blasco, conocido como 'Rablaci', acabó en septiembre con una conformidad: Ciscar reconoció que malversó y aceptó la pena de un año y medio de cárcel --frente a los 12 que le pedían--.
En la pieza de Rueda, la Fiscalía reclama para Ciscar la pena de seis años de prisión y multa de 144.000 euros por un delito continuado de prevaricación administrativa, de falsedad en documento oficial cometido por funcionario público y malversación de caudales públicos en su modalidad agravada. Para Lledó pide cinco años y seis meses de cárcel y multa de 63.000 euros; y para Rueda, cinco años por un delito continuado de malversación. Además, solicita una indemnización para el IVAM de 3.456.876 euros.
El testigo ha explicado que intervino en la catalogación del Gran Relieve y también en su montaje en 1996. En 2005 acudió a montar una exposición de Rueda en el Castillo de Palma y se enteró de que el Gran Relieve no había llegado porque se había retrasado la fundición. "Esto me sorprendió", ha dicho, puesto que esperaba que el montaje fuera de la obra original que había hecho el artista.
"Me sorprendió muchísimo porque había visto la obra en el IVAM, la había montado yo con mis manos en 1996. Me quedé bastante sorprendido de que hubiera una obra nueva", ha insistido.
En ese momento intentó averiguar qué había ocurrido puesto que debía realizar también el catálogo y necesitaba poner todos los datos de la obra: "Ahí me enteré de que no era obra nueva, sino una copia". Se puso en contacto con José Luis Rueda para que le diera más información porque le extrañaba que una obra hecha con piezas de chatarra tuviera una clonación.
"No me cuadraba", ha agregado, para apuntar que es "extraño" realizar copias con este tipo de obras collage, hechas con restos de chatarra procesados por el artista. En su conversación con el hijo del artista intentó entender qué ocurría.
"Él me explicó que se trataba de una prueba de autor, que se había hecho un molde de la obra. Le dije entonces que debíamos indicar que la fecha de la producción era post mortem, pero esa idea no le pareció bien. Tuvimos un poco de discusión porque yo intentaba que en la ficha de catalogación apareciera la datación de la fundición", ha expuesto.
Y ha agregado: "Él se negaba y yo no entendía por qué se negaba a hacer una cosa que me parece de transparencia. Que una obra se haga post mortem no es ilegal. Lo que no es normal es intentar ocultar esa información", ha apostillado.
A raíz de la conversación, el testigo también descubrió que la obra original estaba en el Reina Sofía y cree recordar que la fotografía que se introdujo en el catálogo del IVAM en 2005 era la de la producción de 1996, cuando no se trataba de la misma. "Creo que era la foto antigua, la del anterior catálogo porque no dio tiempo a fotografiar", ha afirmado.
Tras la conversación con José Luis, ha expuesto que informó a sus superiores y, de hecho, en el inventario interno del museo constaba que se trataba de una copia realizada en el año en cuestión, no en 1996.
La UDEF vio “ilógico” que el IVAM comprase una obra sin realizar
Uno de los agentes de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional que dirigió la investigación sobre las supuestas irregularidades en la gestión del IVAM ha asegurado este jueves ante el juez que este museo “podría haber comprado el derecho de reproducción de una determinada obra, en lugar de haber comprado una obra que todavía no estaba fundida y cuyo coste de montaje se comprometía a sufragar”.
“No es lógico que el comprador tenga que fundir la obra”, ha asegurado este agente, quien ha relatado que, en el transcurso de las pesquisas, el fundidor de las mismas les indicó que “era personal de la fundición quien elaboraba las obras a partir de bocetos del artista”, dado que Gerardo Rueda ya había fallecido y no contaban con otras indicaciones.
También ha declarado, igualmente en calidad de testigo, el experto en arte y colaborador de Rueda (desde 1987 hasta su fallecimiento en 1996), Alfonso de la Torre, que además ejerció como albacea del escultor madrileño.
“Tras la muerte de Gerardo, parecía que José Luis Rueda tenía premura en resolver ciertas deudas sanitarias y alguna otra, y me pidió que repartiese los bienes. Salvo varios inmuebles, la masa restante quedaba en manos de su hijo -heredero universal-, por eso no se detalló”.
Según ha explicado, el hijo de Rueda prescindió de sus servicios al día siguiente de la firma de ese cuaderno particional.
Las acusaciones han preguntado a este testigo si sabe por qué José Luis Rueda pidió que no ejerciese como comisario en ninguna muestra sobre la obra de su padre que realizase el IVAM, a lo que éste ha respondido que “no sé quién puso esa condición, si José Luis, Consuelo Císcar, o ambos, pero yo siempre la he visto como una auténtica medalla de honor en mi carrera, no sé si me entienden…”, dirigiéndose al tribunal.
Preguntado por si supo de la existencia de una autorización de Gerardo Rueda a su hijo para la reproducción de su obra, ha apuntado que “no lo recuerdo, no sé quién lo pudo redactar, pero no quiero dudar de que su hijo lo tuviese”.
Ha apuntado, además, que no supo que el artista quisiese pasar obras pequeñas a piezas de gran formato, que “no se encontrará tampoco ningún escrito donde lo expresara” y que “suponer que se puede trabajar -en la fundición- sin la presencia del artista puede resultar ofensivo”.
Por último, ha declarado el director de la Agencia Valenciana Antifraude y exadministrador del IVAM, Joan Llinares, quien ha recordado que fue él quien trasladó a Fiscalía un informe de la Intervención de la Generalitat sobre la gestión de Consuelo Císcar.
A su juicio, había “falta de rigor” en el proceso de compra de piezas, por carecer de informes técnico artísticos que acompañasen la propuesta de compra.
En esos expedientes, a su juicio, “debería haber estado indicado que la obra emana o no del autor, por ser algo que entra en la esencia de la propia autoría”.