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Ilusión, nervios, prudencia y mucha gente en la reapertura de los comercios y bares de Gandia

11/05/2020 - 

VALÈNCIA (Eva Batalla) Los hosteleros y el comercio minorista de Gandia (Valencia) han abierto este lunes su puertas tras casi dos meses de inactividad con muchos nervios, prudencia, revisando los protocolos de seguridad y una ilusión comedida ante la respuesta de la gente, que ha sido mejor de la esperada.

El de Gandia ha sido uno de los diez departamentos de salud de los 24 de la Comunitat Valenciana que han pasado desde este lunes a la fase 1 de desescalada.

José González
, gerente del bar Plaza, ubicado en pleno centro de la ciudad y frente al Ayuntamiento, asegura a EFE que ha empezado el día "corriendo, sin parar", y aunque la gente ha empezado a llegar "poco a poco", a mediodía las ocho mesas a las que ha tenido que reducir el aforo de su terraza estaban llenas.

González dirige junto a su socia Isabel dos bares-restaurantes en la ciudad, muy populares, pero ha decidido abrir solo uno a la espera de la respuesta de la gente. "Estaba convencido de que la gente iba a responder bien, pero no tanto", ha valorado mientras atendía en la barra a sus camareras y el teléfono no dejaba de sonar, con clientes pidiendo reservas para los próximos días y sobre todo para el fin de semana.

Para volver a poner en marcha el negocio, el empresario ha sacado del ERTE a cinco de sus catorce trabajadores, y si la actividad continúa así se ha mostrado convencido de que a finales de esta semana podría "rescatar" a otras dos o tres, y la semana que viene "dios dirá", pero se muestra optimista. 

A pocos metros del local, el sacerdote de la Colegiata de Santa María, Paco Llorens, atiende a varias personas mayores a las que 58 días después de la declaración del estado de alarma se les permite entrar en la zona de culto.

Son un matrimonio mayor y varias mujeres, equipadas con mascarillas, que antes de entrar tiene que pasar por una alfombra con desinfectante para los zapatos y ponerse el gel hidroalcohólico de los dispensadores ubicados a ambos lados de la puerta de entrada.

La iglesia tiene una capacidad para un millar de personas, 800 de ellas sentadas, pero el aforo se ha limitado a 96 para guardar la distancia reglamentaria en los bancos, y entre misa y misa se hace una limpieza general del recinto, explica el sacerdote.

El horario de las eucaristías también ha variado y se han reducido, y la colegiata, uno de los edificios históricos más emblemáticos de Gandia, se ha cerrado al turismo y solo se abre para actos de culto, misas ordinarias y celebraciones especiales, como matrimonios, bautizos, primeras comuniones o funerales.

"Hemos recomendado a las personas mayores, de alto riesgo, que no vengan, que sigan en sus casas", explica Llorens, aunque esta mañana ya había media decena de personas esperando a que abriera sus puertas.

 
En el Carrer Major, una de las principales vías comerciales del municipio, ha abierto sus puertas la tienda de ropa y calzado Kamome, y su dependienta, Verónica Altamirano, celebraba que esta mañana haya hecho ya su primera venta. 

Altamirano supervisaba a dos clientas que habían accedido al pequeño local, donde el aforo se ha limitado a cuatro personas, para que mantuvieran la distancia de seguridad e hicieran uso del gel desinfectante en la entrada. 

Explica que esta tienda es la única de las quince que tiene la empresa, originaria de Elche, en la Comunitat Valenciana que ha podido abrir ahora sus puertas por encontrarse en una de las zonas privilegiadas que han pasado a la fase 1. "Esperamos que la gente coja confianza. Hay que salir de esto como sea", dice esperanzada.

Otro de los servicios que ha reabierto, con cita previa, ha sido el de los concesionarios de automoción. Ubaldo Ferrando, director del centro Renault-Ginestar, ubicado en la afueras del municipio, asegura que ha sido "un gran alivio poder empezar a trabajar".

Este lunes, trece empleados atendían el negocio, que acumula listas de espera de clientes a los que el confinamiento impidió que pudieran matricular sus coches nuevos, y esperan la llegada de nuevos vehículos de fábrica para retomar las ventas.

 
"A partir de hora tendremos una forma de trabajar diferente pero vemos a la gente que está ilusionada y con ganas de empezar, vamos teniendo movimiento", agradece Ferrando, aunque sobre el futuro más inmediato prefiere ser cauteloso: "Lo principal es que estamos bien después de todo lo sucedido y lo que nos queda".

Y confía en que vuelvan las ventas poco a poco: "La ilusión -concluye- es lo último que se pierde". 

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