los efectos de la dana en la hostelería

Marcos Ramos (Jasa): “Ha sido un golpe muy fuerte, pero estamos más vivos que nunca”

| 08/11/2024 | 3 min, 15 seg

El desbordamiento del barranco del Poyo golpeó también con fuerza a Horno Alcedo, una pedanía de Valencia perteneciente a los Poblados del Sur entre La Torre y Castellar-Oliveral. Allí, muy cerca del nuevo cauce del río Turia, está Jasa, una de las empresas valencianas más potentes de distribución de alimentos para hostelería. Ese miércoles, estaba todo preparado para acoger la tercera edición del concurso gastronómico Interproveedores Hostelería Valencia organizado junto a SH Levante, al que Guía Hedonista iba a acudir como parte del jurado. El martes, un poco antes de la tragedia, nos contactaron para cancelar el evento ante las lluvias torrenciales que se esperaban. En ese momento, el agua ya había empezado a inundar los 10.000 metros cuadrados de sus naves, pero todavía no lo sabían. Se habló incluso de posponerlo unos días. Unos minutos después todos sabemos lo que sucedió. 

“Nos afectó mucho en Horno Alcedo, entró metro y medio-dos metros de agua. Teníamos coches dentro, perdimos 24 camiones, mucha maquinaria…” cuenta Marcos Ramos, director comercial de la compañía. Entre todo el caos y las pérdidas que son incalculables –podrían superar los 8 millones de euros solo en género– una buena noticia: no hay ningún trabajador o familiar entre los fallecidos o desaparecidos. Con una plantilla de 180 personas, de las cuales no son pocas las que viven en los pueblos de alrededor, es casi un milagro. Muchos se han quedado sin coche,  a otros el agua ha afectado a sus viviendas. Pero están vivos. Y desde el primer minuto se pusieron manos a la obra para sacar el barro, limpiar y tratar de volver a una relativa normalidad cuanto antes. “Más de cien personas entre trabajadores, familiares y amigos nos pusimos manos a la obra para limpiar, revisar el género, tirar lo que no valía y donar lo que sí”, explica Marcos. 

El director comercial de empresa admite que están todos tocados anímicamente, pero por otra parte, la empresa les ha asegurado que no se va a producir ningún ERTE ni recortes en la actividad que afecten a sus puesto de trabajo. No lo hicieron durante el COVID y no lo harán ahora cuando es más necesario que nunca que entre el sueldo a casa. “Vamos a salir reforzados de esta. Seguimos con la misma filosofía que ha acompañado siempre a la empresa”, asegura Ramos.

Aunque la empresa cuenta con otras dos sedes en Madrid y Murcia, todo se nutre desde Valencia. Por eso, en estos momentos, los esfuerzos se centran en acelerar el proceso de recuperación. “Nos corre prisa, sobre todo, para que los clientes no se resientan”, afirma Marcos.  De momento no están dando fechas, pero creen que van ir recuperando la normalidad de manera paulatina y en unas tres o cincos semanas podrán volver a operar como antes del 29 de octubre. La solidez de esta empresa familiar –tres generaciones la respaldan– junto a la disposición de sus trabajadores les ha permitido volverse a levantar en tiempo récord. Han alquilado maquinaria y camiones, y la nave, el pasado domingo, ya estaba prácticamente limpia.  

Marcos reconoce que las muestras de apoyo tanto de clientes como de compañeros de las otras dos provincias que se han desplazado para ayudarles están suponiendo un espaldarazo importante.  “Ha sido un golpe muy fuerte para la empresa, pero estamos más vivos que nunca”, admite Ramos.  A la pregunta de qué podemos hacer para ayudarles a recuperarse, la respuesta es similar a la del resto de compañeros del sector: “reanudar la vida, consumir, volver a llevar los locales de hostelería”.

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