Cuando el PSOE consiga cargarse el Parque Natural del Turia haciendo una carretera absolutamente innecesaria por su interior estaría bien que lo celebraran con chuletones al punto, muchos, que dice Pedro Sánchez que son insuperables. Pueden regar la fiesta con ese vino de Rioja que Aznar aseguraba tomarse cuando quería, tuviera que conducir o fumándose un puro y, por supuesto, que no se olviden de invitar a ese primo de Rajoy, avezado científico que decía que si no podemos saber el tiempo de mañana como se nos ocurre hablar de cambio climático. Que se acuerde Toni Gaspar, presidente socialista de la Diputación de Valencia, que es quien tiene que ordenar el asalto de las máquinas y el asfalto al Parque, de reservar una hueco en la comilona a Alfonso Rus, el diseñador de la carretera en tiempos del PP, seguro que si no está en la cárcel u ocupado contando billetes no se querrá perder el festín.
Y cuando estén bien comidos y bebidos, le sugiero al Sr. Gaspar que, en lugar de abrir un turno interminable de chistes, lea en voz bien alta, pongamos por caso, el “Acord del Botànic 2”, o la declaración de Emergencia Climática de la Generalitat de septiembre de 2019, o los Acuerdos de París de 2015, o la reciente Ley de Cambio Climático aprobada por las Cortes Generales, o los Objetivos de Desarrollo 2030, o el mismísimo Plan de Ordenación del Parque Natural del Turia. Se van a partir el pecho. Es fácil de imaginar: leerán esos pasajes que hablan de movilidad sostenible, de protección del territorio, de cuidar la biodiversidad, de no impermeabilizar más suelo, de no interrumpir los corredores de fauna, de proteger los espacios naturales, de reducir las emisiones, de renaturalizar, de dejar un planeta habitable, del futuro de nuestros hijas e hijos, del aumento de las temperaturas… y se descojonarán, dicho sea con todo el respeto que tanta dignidad institucional merece.
Eso sí, lo dice en una nota de reciente de la Diputación el propio Toni Gaspar: “La obra se hará con legalidad y prudencia”.
Por prudencia debe entender destrozar el corazón del Parque del Turia sin incumplir las normas de seguridad laboral y con control de calidad de los materiales, porque, en los tiempos que corren, atravesar longitudinalmente un parque natural y calificar eso de prudente es un oxímoron del tamaño del “silencio atronador”.
Y sobre la legalidad, y sin salir de las figuras retóricas, la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) que aprobó el PP en 2015 es una paradoja como lo que decía Santa Teresa de que “muero porque no muero”. Aquella DIA es una larguísima lista de afectaciones que la carretera podría suponer para el parque pero, al final, concluye que, siempre que se haga bien, puede hacerse.
Construir la carretera, por paradójico que resulte, puede ser legal pero legal es también buscarle una alternativa o, llegados este punto, no hacer la carretera y su presupuesto destinarlo a otras iniciativas respetuosas con el entorno que, a buen seguro, podrían ayudar a ponerlo en valor y sacarle mayor rentabilidad en creación de riqueza y puestos de trabajo.
La Diputación de Valencia tuvo en 2017 presupuesto para el estudio de alternativas a la carretera de marras, y muy imprudentemente, no lo usó. Ni en 2017, ni en 2018, ni en 2019, ni en 2020, ni en 2021… En todo este tiempo, nunca ha estudiado esas alternativas. Prefirieron enquistar la situación y alimentar a un PP miope, o interesado, que hizo de la carretera bandera, a riesgo de perder la inversión. Si en 2017 todo el mundo hubiera remado en favor de una alternativa, Pedralba hoy tendría su carretera, el Parque del Turia seguiría intacto, el tema estaría lejos de los tribunales y se hubiera evitado crispar más la polémica.
El PSOE, por más que se ponga mil veces el círculo multicolor de la Agenda 2030, es un fraude en las políticas verdes. Hablan mucho pero hacen poco y, como en el caso de Pedralba, demasiadas veces deshacen, perjudican, contaminan, depredan. Tienen tan poca sensibilidad que, en la nota de la Diputación que mencionaba antes, Toni Gaspar acaba distinguiendo entre “los vecinos” favorables y “los colectivos ecologistas” contrarios. Como si los que se oponen a que la carretera se cargue “su parque” no fueran vecinos de Pedralba.
Su fraude explica que costara tanto evitar Puerto Mediterráneo en Paterna. Por eso ahora siguen ocupando 'horta' con sus nuevos carriles de la V-21, por eso no hay forma de que cedan con la ampliación del Port de Valencia, por eso no le dan a la Albufera el agua que necesita, por eso recuperan PAIs como si no hubiera un mañana, por eso obstaculizan las soluciones a la contaminación por plásticos o se ponen de perfil cuando la costa de Alicante ciudad es un basurero de vertidos.