Badenas (Vox) y Catalá (PP). Fotos: KIKE TABERNERVALÈNCIA. PP y Vox viven su particular luna de miel en la ciudad de València. Atrás quedaron los días de reproches del segundo sobre el primero por las políticas llevadas a cabo en la ciudad, por gobernar en minoría cuatro meses o no darles "competencias serias". Ahora ya son -aparentemente- un gobierno "estable", como vaticinaron la semana pasada que serían tras firmar el pacto por el que los voxistas entraron a formar parte del ejecutivo local y pasaron a ser concejales de gobierno. Y este martes, el desarrollo del primer pleno municipal como ejecutivo de coalición fue una buena muestra del cambio de ciclo.
Idénticas votaciones y discursos en la misma dirección por parte de los ediles, fueran de la pata que fueran. Ni una salida del tiesto aunque se abordaran temas que hace apenas una semana Vox había criticado. Entre ellos, la compatibilidad del concejal José Marí Olano, de quién habían reclamado su cese por posibles incompatibilidades para negociar con el Valencia CF.
El primer momento en el que ambos grupos pudieron exhibir su recién estrenada sintonía llegó casi al principio del pleno, cuando se votaron las ordenanzas fiscales de 2024. 17 votos a favor, frente a los 15 en contra de la oposición (el concejal socialista Borja Sanjuán no se encontraba en la sesión plenaria por estar de viaje de novios). Lo cierto es que, en este caso, la posición que iba a adoptar Vox era esperada, pues ya anunciaron que apoyarían la rebaja de impuestos para la ciudad diseñada por sus socios que supondrán una reducción de los ingresos de 71 millones de euros, a pesar de que días atrás la rechazaron.
Momentos antes de la votación, la portavoz del PSOE Sandra Gómez lamentó que la alcaldesa María José Catalá hubiera tenido que recurrir a Vox para aprobar esta reforma fiscal porque, aseguró, su grupo le hubiera apoyado de haber incluido rebajas del IBI a las familias monoparentales. Una intervención tras la que el portavoz de Vox, Juanma Badenas, reclamó intervenir: "Es sorprendente que diga que estaría dispuesta a apoyar las ordenanzas fiscales cuando durante ocho años ha apoyado la subida de impuestos", espetó después de que la concejala de Hacienda, María José Ferrer San Segundo, apuntara que las familias monoparentales también pueden ser numerosas y, por tanto, beneficiarse de las rebajas que se contemplan.
Bastantes minutos después -el pleno duró 7 horas y continuó otro extraordinario de otra hora más-, Vox avanzó cuál sería su posición con la moción presentada por el PP para respaldar la ampliación del Puerto: "Se puede hacer una ampliación que respete el mantenimiento del medioambiente, conservar el ecosistema, pero sin renunciar a los beneficios económicos que pueda tener el desarrollo de nuestro Puerto para València", expuso Badenas.
La moción suscrita por los populares y respaldada por sus socios, en concreto, reclamaba al Gobierno central que autorizara "con urgencia" la licitación de las obras de la ampliación norte del Puerto "como elemento estratégico que es para la economía y competitividad de la ciudad y la Comunitat Valenciana". Previamente, la Comissió Ciutat-Port y Per L'Horta habían reclamado paralizar la ampliación de la terminal de contenedores por el "impacto ambiental" que iba supondrá esta infraestructura. Pero con todo, la iniciativa salió adelante también por mayoría, los 17 concejales de PP y Vox.
Como en el anterior punto, el voto de los voxistas no despertó especial sorpresa, dado que ya antes de formar parte del gobierno municipal el posicionamiento del partido de Santiago Abascal era claramente a favor de la ampliación. Sin embargo, dos puntos más del pleno en los que acabaron yendo de la mano del PP resultaron especialmente significativos porque hasta ahora se habían posicionado totalmente en la orilla opuesta a la de los populares: la primera de ellas, la creación de una comisión no permanente para la Capitalidad Verde Europea de 2024.
El pasado 20 de septiembre, de hecho, el grupo de Badenas en el consistorio rechazó en la comisión de Hacienda el interés público que suponía que València fuera Capital Verde Europea el próximo año. Pero este martes, sin embargo, votó a favor de la constitución de esa comisión encargada de impulsar la capitatilidad y "garantizar el cumplimiento de los compromisos adquiridos por la ciudad al ser distinguida, por sus políticas en materia de sostenibilidad ambiental, como Capital Verde Europea 2024". "Donde dije digo, digo Diego".
Y lo mismo ocurrió con la propuesta impulsada por Compromís para crear una comisión de investigación con el propósito de que la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, "esclareciera las vinculaciones del concejal del PP y titular de Grandes Proyectos, José Marí Olano, con el máximo accionista accionista del Valencia CF, Peter Lim". Una petición a la que el PP se opuso y, ahora, también Vox, que hasta hace una semana escasa consideraba oportuno que el concejal se apartara de las negociaciones con el club ante la posibilidad de incurrir en una incompatibilidad. Un punto en el que, además, el gobierno aprovechó para hacer público un informe de la asesoría municipal que concluía que no existe tal conflicto de intereses. PP y Vox ya comen perdices.
Ahora bien, el pleno de este martes, aunque idílico para los socios de gobierno, también tuvo algún contratiempo. Cerca de las 15:00 de la tarde, los ediles seguían debatiendo y debatiendo mociones, y aunque todo marchaba sobre ruedas y no había de qué preocuparse para PP y Vox porque todo estaba saliendo según lo previsto, lo cierto es que el hambre apretaba ya a esas horas. Como suele suceder en el Ayuntamiento, en el pleno no se realizan recesos a la hora de comer como sí ocurre en otras instituciones como Les Corts. Así que los concejales van saliendo por goteo para comer algo en una sala de canapés que se pone a disposición esos días. Y al equipo de gobierno le faltó coordinación en este asunto.
El pleno debatía una moción del PSPV que proponía asumir las conclusiones de una investigación realizada por la Universitat Politécnica de València sobre la contaminación de la ciudad así como definir las características de una Zona de Bajas Emisiones "acorde con la realidad de contaminación de la ciudad y los objetivos de la Ley 7/2021, de 20 de mayo, de cambio climático y transición energética y del Real Decreto 1052/2022, de 27 de diciembre, que mejore de manera efectiva la calidad del aire actual y mitigue el cambio climático". En definitiva, el informe señala que la ciudad está más contaminada de lo que dicen los informes elaborados por la Concejalía de Movilidad que dirige Jesús Carbonell.
Así, intervinieron tanto la portavoz del PSOE, Sandra Gómez, como el concejal de Compromís Giuseppe Grezzi y el propio responsable del ramo, Carbonell. Pero en el turno de réplica, los socialistas renunciaron a su turno de réplica al percatarse de que siete concejales del gobierno estaban fuera almorzando para matar el hambre: cuatro de Vox y tres del PP, Rocío Gil, Juan Carlos Caballero y la propia Catalá. Al descartar el turno de réplica los propios proponentes, María José Ferrer San Segundo, que en ese momento presidía el pleno, no tuvo más remedio que proceder a la votación, tal y como marca el reglamento.
Y obviamente, populares y voxistas perdieron la votación: primero, la alternativa a la moción del PSOE que el PP había presentado, y a continuación, el texto de los socialistas, que acabó aprobándose. De nada sirvió que cuatro ediles (Gil, Caballero, Badenas y Mónica Gil) entraran corriendo en la sala de plenos, pues con ellos el gobierno únicamente sumaba 14 frente a los 15 que aglutinaba la oposición. "No hay inconveniente ni problemática o disfunción entre el texto aprobado y nuestro planteamiento. Simplemente se nos invita a estudiar un informe de la politécnica y a cumplir la ley, cosa que es evidente que haremos", explicaba el gobierno minutos después de perder la votación. Pese a todo, el pleno fue idílico para los socios, pero este traspiés obligará a que se coordinen mejor en un futuro si no desean que un error de este tipo se repita en votaciones de mayor calado.
