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Entrevista al presidente de Confecomerç

Rafael Torres: "Intu supone una bomba en el equilibrio de los formatos comerciales"

2/11/2019 - 

VALÈNCIA. "El pequeño comercio tiene un montón de valores positivos que queremos que el consumidor sea consciente". Con ese objetivo Rafael Torres (València, 1967) encara sus primeros meses al frente de la patronal del pequeño comercio valenciano Confecomerç CV, surgida de la fusión entre las asociaciones Covaco y Cecoval. Y lo hace lidiando con diferentes retos abiertos que debe afrontar el comercio: la liberalización de las rebajas, la digitalización, la venta ilegal o la irrupción de grandes plataformas online.

"Estamos en un proceso de transformación muy rápido y muy brusco en el que todo el mundo debe darse prisa. Las ciudades se están franquiciando y lo que se está perdiendo no es el comercio en sí, sino la tipología de comercio de proximidad", advierte. Aunque asegura que el consumo online es una alternativa, recalca que algunas de las grandes plataformas compiten con diferentes reglas del juego, una situación que se suma a otro de sus frentes: las múltiples ofertas de productos que cada día reciben los consumidores y que han dejado sin sentido las famosas rebajas. 

Tampoco comulga con el proyecto de Intu Mediterréneo en Paterna porque cree que será "devastador" para el comercio y el empleo en la zona, además de los problemas medio ambientales que generará. Asimismo, incide en otro problema del comercio como es la venta ilegal en la ciudad de València que está aumentando ante la "falta de voluntad política" para atajarla. "En Madrid y Barcelona han adoptado medidas, pero aquí hay una política absolutamente laxa. No se hace absolutamente nada. Nosotros no tenemos nada en contra de los manteros, sino contra la actividad que representan", recalca Torres. Para poner el foco en la importancia del comercio de proximidad, hace unas semanas Confecomerç CV lanzaba la campaña 'Pequeño comercio. Es su turno' para conseguir aglutinar un gran "movimiento social" y reclamar que se declare un 'Día Mundial del Pequeño Comercio'.

 

-¿Por qué es necesario un Día Mundial del Pequeño Comercio?
-Es necesario llamar la atención sobre el pequeño comercio y el modelo de negocio que representa. Ahora que estamos en una época en la que hablamos de sostenibilidad, ecología y reciclaje precisamente nosotros siempre hemos estado cumpliendo esos valores y queremos que el consumidor esté concienciado de que somos un comercio que deja menos huella de carbono, trabajamos el producto autóctono y de proximidad y podemos ser igual e incluso más rápidos que otros formatos digitales. Al final es un modelo que vertebra y fomenta un empleo de calidad. Tenemos un montón de valores en positivo que queremos que el consumidor sea consciente, pero sin dar pena.

-¿A qué achaca esa falta de conciencia por parte del consumidor?
-En general tendemos a ser bastante cómodos, incluso un poco egoístas, y tomamos muchas veces las decisiones basadas en nuestro interés propio sin tener en cuenta cómo está influyendo esa decisión en nuestro entorno. Esta campaña va a eso, de tomar conciencia. Mucha gente está preocupada por la ecología, el reciclaje y quizás no es consciente de todo lo que está causando cuando le está dando un click en ciertas plataformas en el sofá de su casa cómodamente. Yo lo entiendo, pero hoy en día estamos en una sociedad en la que todos tenemos que tomar conciencia de dónde estamos y qué causa las decisiones que tomamos. Esto no quiere decir que el consumo online sea malo, ni muchísimo menos, simplemente que tomemos conciencia de lo que representa un modelo y otro. El pequeño comercio no es un tipo de negocio que renuncie en absoluto a la digitalización.

-¿Cómo está afrontando el pequeño comercio su adaptación a la era digital?
-El pequeño comercio siempre reacciona bastante más lento que otros formatos comerciales por su propia tipología. Estamos formados por microempresas con una media de dos trabajadores y, por tanto, no hay expertos en el área de marketing o comunicación. En la mayoría de los casos hay que externalizarlo y eso resulta muy caro y entorpece la facilidad para sumarse a los cambios de hoy en día. Desde Confecomerç una de las lineas que estamos llevando a cabo son unas tutorías digitales personalizadas que vienen a ser una consultoría particular para cada comercio estudiando su caso concreto, zona de actuación y cliente para enseñar a llevar el negocio de manera omnicanal. Más de 300 comercios van a hacerlo este año y queremos prolongarlo para los próximos años para ayudar a los comercios en el proceso de digitalización.

-¿Aquellos que no se suban a este tren están condenados a desaparecer?
-Hoy en día el comercio físico está estabilizado, en momentos bajando, y el comercio online está subiendo a ritmos superiores al 25%. Por tanto, está claro que hay que sumarse y no se puede renunciar porque entonces se renuncia al futuro y al presente. El empresario debe ser consciente de que o hace eso o no podrá. Además, no por ser pequeño hay que ser menos competitivos. Se tienen las mismas obligaciones y necesidades. 

Estamos en un proceso de transformación muy rápido y muy brusco en el que todo el mundo debe darse prisa. Las ciudades se están franquiciando y lo que se está perdiendo más no es el comercio en sí, sino la tipología de comercio de proximidad. Debemos ir hacia un modelo de negocio en el que el cliente tenga una experiencia que sea gratificante. Las tiendas deben ir en esa línea: cada uno tendrá que estudiar qué valor añadido tiene y tratar de impulsarlo. El cliente debe encontrar un motivo para ir. Esa será la supervivencia del pequeño comercio. 

-¿El tirón de plataformas como Amazon, Alibaba o Aliexpress puede hacer peligrar la supervivencia del comercio físico en un futuro? 
-Yo me niego a creer que estamos en una revolución de tal calibre que vaya a desaparecer el comercio porque el trato humano es necesario. Mucho perderíamos como sociedad si llegáramos a eso. El comercio es vital para la sostenibilidad de las ciudades y los pueblos. 

Con estas plataformas, ¿qué gana España o la Comunitat? Los que ganan son ellos porque están haciendo más ricos a los accionistas de la empresa. Estamos llenando de furgonetas las ciudades de este país. ¿Qué huella de carbono deja eso? Es terrible. Y la contratación, como vemos en prensa, no es demasiado buena porque son contratos de baja calidad. Si se les pusieran medidas para atajar esa ventaja competitiva que tienen ya no podrían tener esos precios. Esos modelos se basan en bajar la rentabilidad de su proveedor a costa de la suya. Al final su modelo se basa en ir estrangulando al proveedor para ellos mantener su margen y muchas veces le dejan tirado porque encuentran a otro.

 

-Desde que en 2012 se liberalizara el periodo de rebajas han irrumpido con fuerza campañas como el Mid Season Sale, Black Friday o el Ciber Monday. ¿Qué consecuencias ha tenido para el pequeño comercio? 
-La liberalización ha resultado nefasta para todos los formatos comerciales porque estamos en un modelo que es muy cómodo para el consumidor que permanentemente recibe ofertas y descuentos y solo compra si hay una buena oferta de precio. Eso está suponiendo que los negocios sean cada vez menos rentables porque si ganas menos dinero tienes que vender muchísimo más, algo imposible con la demanda estancada que hay. Somos menos rentables.

Hay que tener claro que estas campañas se llevaban a cabo en las redes online y los grandes operadores están compitiendo con una ventaja competitiva que es desleal e injusta como es la tributación que tienen porque la mayoría están domiciliadas en paraísos fiscales o países que tributan al 1,2 y 3% lo que les permite unos ahorros descomunales y poner ese tipo de precio. Al final estamos luchando en precio cuando creemos que se debe luchar en servicio, calidad o valor añadido. Además, ahora hay productos que se producen específicamente para las rebajas. Eso no ocurría cuando estaban reguladas porque tenías que demostrar que al menos en los dos últimos meses habían estado expuestas a la venta con un precio que tenías que demostrar y sobre ese precio hacer las rebajas. Hoy en día se encargan producciones, se sube el precio y se hace la rebaja. Eso un engaño para el consumidor que está indefenso y desprotegido. Antes se le aseguraba que el producto que compraba estaba rebajado, pero hoy no.

-¿Habría entonces que volver a regular las rebajas?
-Sí. Llevamos luchando, aunque no nos han hecho mucho caso y ahora es verdad que hay un gobierno en funciones, pero vamos a estudiarlo a fondo. Hemos creado una mesa en el Ministerio, pero está todo muy paralizado. Creo que hay que darle una vuelta muy seria. No vamos a poder parar las ofertas porque estamos en un mercado libre, pero podemos generar ciertos instrumentos que ayuden a equilibrar esas desventajas: por una lado la fiscalizad y, por otro, la regulación de las rebajas. 

-¿Cómo debería ser la nueva regulación? ¿Volver a la estacionalidad?
-Para eso hemos creado una mesa. Está claro que no podemos volver al mismo modelo que en 2012, pero sí uno adaptado a las circunstancias actuales y a los nuevos hábitos. En 2012 la venta online no tenía el peso específico que tiene ahora, pero volver a cierta regulación sería fundamental como la estacionalidad y aplicar cierta lógica al sentido que tenían las rebajas que era dar salida al stock que había sobrado en campaña. 

-¿Han perdido el sentido las rebajas?
-Totalmente. Se ha perdido la estacionalidad y a la hora de planificar contrataciones e inversiones para el comercio es ahora dificilísimo. Creo que es bueno volver a cierta planificación para que los negocios puedan funcionar mejor y tomar sus decisiones de la mejor manera. Ahora mismo se ha roto todo un poco y hay una desinformación y desprotección. De hecho, el día sin IVA yo lo prohibiría porque es engañar al consumidor porque el IVA no lo puedes quitar. Con la publicidad engañosa también habría que adoptar ciertas medidas. 

-El Ayuntamiento de València aumentará el IBI de forma generalizada un 3% y el Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE) en la ciudad de València. ¿Ve justificada esta decisión?
-No la veo justificada simplemente porque los número están mal hechos. Es un hachazo más y curiosamente en el presupuesto municipal también figura un aumento salarial de 30 millones para funcionarios del ayuntamiento. Nosotros siempre hemos dicho lo mismo y es que el efecto es devastador. El pequeño comercio paga infinidad de impuestos y de tasas. Estamos en un momento en el que la demanda flaquea y tenemos en las calles cada vez más venta ilegal y un gobierno que no se preocupa de eso y no está tomando ningún tipo de decisión más que de boca. Tenemos una situación completamente difícil y encima llegan y nos suben los impuestos cuando lo que deberían es hacer bien las cuentas. Hace falta invertir en servicios pero no tiene que ser a base de subir los impuestos, sino de ejecutar porque hay muchas inversiones que no se están ejecutando por incapacidad de gestión. 

-¿Qué impacto va a tener en el pequeño comercio?
-Al final el IBI de media se sube 3% que supone unos 1.400 euros más y para otros comercio hay un 10% adicional. Eso es una barbaridad. A un gran comercio no le afecta tanto, pero al comercio de proximidad lo están matando. Un gobierno que se define defensor del comercio de proximidad al final nos cruje a impuestos. Por eso defendemos que se cree la creación de la figura de Comercio Estratégico en el que queremos que entre la mayoría de pequeño comercio para que se vea exonerado del 95% de impuesto. 

-Ha comentado que la venta ilegal ha aumentado en València. ¿Por qué?
-Por el efecto llamada. Todo depende de la voluntad política y en Madrid y Barcelona se ha decidido que es una lacra y hay que luchar contra ella. Si se persiguen más en estas dos ciudades vienen aquí porque hay una política absolutamente laxa contra la venta ilegal. No se hace absolutamente nada. Nosotros no tenemos nada en contra de los manteros, sino contra la actividad que representan. Creo que habría, ademas de concienciar, que tomar medidas y al igual que se requisa la mercancía de la persona que vende productos ilegales se debería multar a la persona que compra porque está favoreciendo la economía sumergida. Eso se hace en ciudades como Barcelona o Peñíscola. Hace falta mucha más determinación política y que de verdad demuestren que están con el pequeño comercio porque la percepción que tenemos es que apoyan más al ilegal que al comercio. No vemos voluntad política. 

-Después de muchas años llegó la paz comercial con el acuerdo de horarios comerciales. ¿Está funcionando bien o debería revisarse?
-No debe revisarse, pero no porque pensemos que es un pacto maravilloso sino porque es un acuerdo y nosotros tenemos el compromiso de respetarlo hasta las últimas consecuencias. Nos costó mucho llegar a él y al final es un buen pacto porque estamos todos más o menos descontentos. Todos cedimos para un bien común que en este caso fue la paz. Pero lo que hay que hacer es vigilarlo bien y respetarlo para evitar que determinados negocios se lo salten.

-El TSJCV ha anulado el informe del Consell que rechaza Puerto Mediterráneo. Confecomerç siempre se ha mostrado en contra de este proyecto. ¿Cómo ha sentado esta decisión?
-Absoluto respeto a la decisión judicial y con el deseo de que pueda haber un informe que legalmente demuestre que el proyecto tiene un impacto medioambiental y que impida que se establezca. No creemos que ese formato de negocio venga a aportar nada nuevo ni nada diferencial más allá de un lago con cuatro olas y otras cosas que no creo que realmente lo hagan sostenible. Al final hablamos de miles de metros de superficie comercial que van a venir a generar empleo a costa de destruir empleos de otros formatos comerciales en la zona.

El negocio de Intu necesita de 25 millones de personas al año para ser sostenible. ¿Alguien cree que esto es viable? Eso equivale a cinco veces la población de la Comunitat, es decir, que todos tienen que ir cinco veces al año. Ellos dicen que vendrán turistas. ¿Alguien se lo cree? Es una falacia. Esto es un negocio financiero y están en su derecho, pero como modelo de generación de riqueza e interés económico y social para la Comunitat es perjudicial porque destruirá el modelo de comercio local y tendrá succión y detracción de la demanda en ese punto. No es lo que necesitamos.

-¿El modelo de centro comercial está agotado?
-Sí, es un modelo agotado y no creo que es el que debamos perseguir. La tendencia del futuro es lo contrario. Lo estamos viendo en EEUU con los malls que están cerrando la inmensa mayoría. Muchas insignias como Decathlon o Ikea están abriendo tiendas más pequeñas en el centro de las ciudades. Por tanto, ir contra natura y con proyectos que, más allá de lo que digan las leyes, medio ambientalmente no son sostenibles y van a causar un daño tremendo. Además, la mayoría de centros comerciales de esta empresa están a la venta en toda España. No vienen a hacer comercio, vienen a hacer negocio. ¿Es eso lo que va a resultar mejor social y medio ambientalmente a la Comunidad Valenciana? Yo creo que no. Es más sostenible el formato de comercio urbano. El bien común de la Comunidad Valenciana debe estar por encima de los interés económicos que tenga un proyecto determinado y eso es de lo que queremos alertar. Esto va a venir a poner una bomba en el equilibrio de los formatos comerciales.

-¿Qué medidas debería tomar la administración valenciana para ayudar al comercio?
-Ahora tenemos encima es el Patsecova que lleva mas de ocho años en un cajón y hay que aprobarlo cuanto antes porque es un instrumento necesario para ordenar el territorio. El comercio tiene que tener unas normas de desarrollo y unos límites. Estamos en una comunidad autónoma sobresaturada, muy por encima de Cataluña, y todas las superficies que se abren aportan las mismas enseñas, mismas marcas y tiendas porque el consumo es lo que es. Confiamos que salga adelante esta legislatura.

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