Un precio del barril del también llamado 'oro negro' por encima del umbral de los 100 dólares elevaría las previsiones de inflación alrededor de medio punto porcentual en las economías occidentales
MADRID. Es verdad que el mundo que hoy conocemos, no es el mismo que el de los años setenta del siglo pasado. Entonces, los combustibles de origen fósil, (petróleo y carbón), eran prácticamente las únicas fuentes de energía disponibles. Una subida descontrolada de sus precios ocasionaba una gran crisis económica que, los que ya peinamos canas, recordamos con auténtica preocupación. Hoy la situación no es la misma… pero casi, ya que el 80% de la energía que se consume a nivel global supone la combustión de combustibles fósiles, agregando al petróleo y al carbón, el gas natural.
En algo menos de dos años el precio del crudo Brent, la referencia en Europa, ha pasado de un mínimo de poco más de 19 dólares por barril a rozar la cota de 100 dólares, a un ritmo de subida tan rápido y vertical que no se veía desde el verano de 2007, cuando en un año el precio del barril llegó a alcanzar los 140 dólares, amenazando con presionar todavía más la inflación y hacer peligrar la recuperación económica.
Muchos atribuyen las tensiones geopolíticas entre Rusia y Ucrania como la causa más importante (o al menos inmediata) de la subida. Y desde luego, en el corto plazo, desde luego que lo es. Rusia es el tercer país productor del mundo y junto con Arabia Saudí controlan las decisiones del cártel de países productores, la denominada OPEP Plus.
Lamentablemente este conflicto amenaza con tener un impacto en los mercados más prolongado que otros anteriores, sobre todo por la posible persistencia del alza en los precios de las materias primas, que tendrían consecuencias negativas en unos ya preocupantes datos de inflación. En este entorno, la Eurozona podría resultar especialmente perjudicada, por su alta dependencia al suministro de energía rusa.
Pero además del conflicto en Ucrania, creemos que hay algunas causas más que también es importante explorar para entender lo que ocurre con el crudo y sus precios a nivel mundial. Tanto los principales países productores como las más importantes petroleras mundiales llevan años renunciando a realizar las necesarias inversiones, que permitan mantener el ritmo de producción, incluso incrementarlo en momentos críticos como el actual. En los últimos años la apuesta generalizada de políticos y gobernantes por las energías verdes y alternativas, ha provocado en buena parte esta reacción por parte de la oferta.
La situación se vio empeorada con el estallido de la pandemia del coronavirus. El parón de la actividad económica fue tal, que los futuros llegaron a cotizar en negativo, algo que nunca se había visto. Pero lo cierto es que la demanda se recuperó mucho antes de lo que se esperaba y ahora el consumo (100 millones de barriles diarios) está muy cerca de los niveles prepandemia, mientras que la oferta no ha acompañado ese movimiento. Y no lo ha hecho tanto por la anteriormente citada falta de inversiones como por voluntad de la OPEP, que ha aprovechado la situación para llevar los precios a unos niveles sumamente rentables para ellos. Desde Estados Unidos, desde Asia y desde Europa se ha intentado cambiar esa dinámica, pero la OPEP ha tomado la decisión de no modificar sus compromisos y en caso de algunos productores, incluso de no cumplirlos.
A toda esta situación hay que añadir la generada por la tensión en Europa del Este, con los rusos jugando sus cartas para 'ablandar' cualquier decisión sancionadora por parte de Estados Unidos y de la Unión Europea. Teniendo en cuenta que un precio del barril por encima de 100 dólares elevaría las previsiones de inflación alrededor de medio punto porcentual en las economías occidentales, y que, según Moody’s, por cada 10 dólares que suba el petróleo, el ritmo de expansión del PIB se reduce en una décima, el panorama no es nada halagüeño.
Si bien se sigue con tensión el riesgo ucraniano -con Washington y Moscú enviando señales contradictorias- como esperanza hay que decir que también los operadores están atentos a las conversaciones nucleares iraníes, que parecen avanzar en una dirección positiva. Teherán ha dicho que un acuerdo está cerca, lo que genera esperanzas de que el petróleo iraní pronto regrese a los mercados globales. Sin embargo, mientras persista la amenaza de una invasión de Ucrania, los riesgos para la cotización se mantendrán sesgados al alza.
Antonio Castelo es estratega de iBroker