La calidad urbana de València ha ido mejorando a pasos de gigante y, mes tras mes, la ciudad va encadenando noticias interesantes. La última, la de la intención de recuperar el caudal del río Turia hasta el mar. El uso de las plazas centrales peatonalizadas es una maravilla. Cada vez vemos a más pequeños y mayores en la calle.
València ha ido apostando, casi de una, a convertirse en capital de varias cosas con resultados desiguales. Capital Mundial del Diseño (2022), Europea de la Innovación (no lo consiguió en 2020 y es semifinalista este año) o Verde Europea (finalista para 2024). Las tres candidaturas han puesto en el centro los pilares de la participación, el espacio público y el conocimiento: una especie de vía Mediterránea hacia el progreso urbano. Veremos si los titulares llevan o no a cambios de carácter estructural.
En ese contexto temporal se presentaba este lunes el barrio de Turianova al recibir el Ayuntamiento de València su urbanización: “un nuevo barrio ubicado junto al nuevo Hospital La Fe, que contará con 2.300 viviendas --hay 440 ya disponibles--, más de 65.000 metros de zonas verdes, espacios de equipamiento deportivo y una gran zona de uso terciario que albergará un centro comercial con tiendas, restauración, ocio y otros servicios.”
A pesar de contar con viviendas protegidas, zonas verdes y equipamientos, Turianova representa una manera obsoleta de hacer ciudad. Empezando por la toponimia, ya que un barrio no debería tener un nombre comercial. Es, además, un desarrollo incompatible con los objetivos estratégicos que se marca el propio ayuntamiento. En referencia a las tres capitalidades: Turianova no es ni un ejemplo de buen diseño, ni es fruto de un urbanismo innovador, ni mucho menos es un barrio sostenible.
El ‘nuevo barrio’ prioriza la movilidad en coche “duplica la capacidad de las conexiones (entradas/salidas) del Bulevar Sur con la V-30. Asimismo, también incluyen la mejora de los accesos de la ciudad a la V-30 y V-31 con una vía colectora que absorberá el tráfico desde Alicante y la modificación del enlace entre V-30 y V-31 que incorpora mejoras geométricas, funcionales, de señalización y de seguridad vial.” Se espera la conexión en transporte público más adelante.
El ‘nuevo barrio’ genera espacios abiertos de uso privado exclusivo, desde pistas deportivas a piscinas, en lugar de fomentar el espacio público como lugar de encuentro.
El ‘nuevo barrio’ está diseñado para personas de más o menos las mismas características socio-demográficas sin espacios para la diversidad.
El ‘nuevo barrio’ tendrá una gran superficie comercial cerrada como elemento de centralidad, en lugar de apostar por la cercanía del pequeño comercio.
El ‘nuevo barrio’, por tanto, va en contra del urbanismo mediterráneo: de alta densidad, usos mixtos, diversidad y vida en la calle.
No me explico como una operación así —fue en julio de 2018 cuando la compañía adquirió el suelo— ha podido ejecutarse bajo la supervisión de un gobierno local que dice apostar por ser ejemplo de vanguardia urbanística.
Aunque espero que con el paso de los años el ‘nuevo barrio’ vaya cogiendo identidad y vida, que se integre en la ciudad, y su futuro se vea acompañado por un cauce del Turia naturalizado; deseo todavía más que esta operación sea de verdad la que ponga final a las maneras urbanísticas del pasado. Que sea nuestro último barrio del Siglo XX.