La empresa Drone Spain dejó las ‘apps’ para dedicarse a los drones e introducirlos en la industria y la agricultura, internalizándolo incluso en el Cuerpo de Bomberos de Valencia
VALENCIA. Cuando empezamos con los ordenadores, hace años, aprendimos programación porque pensábamos que para utilizarlo teníamos que tener ese conocimiento. Ahora es intuitivo. Lo mismo será utilizar los drones, no será necesario ser un maestro del pilotaje, sino simplemente pulsar un botón, como con un mando de televisión». Esta es la visión de Luis de Miguel Aynat, el inversor y vicepresidente de la compañía Drone Spain, impulsada por el emprendedor valenciano Jaime Guillot.
Esta empresa valenciana ha conseguido dar un paso más en el mundo de los drones introduciéndolos en sectores como agricultura o industria, donde han entrado fuerte de la mano de su inversor mayoritario, Miguel Zorita, quien fuera presidente de Deloitte y que ahora dirige el Grupo Daorje. Aunque en este momento se haya convertido en un proyecto ambicioso, los primeros pasos de la empresa fueron en 2014, a partir de la creación de una aplicación inmobiliaria en la que usaban drones para grabar los chalets y aportar una visión distinta de los immuebles.
«Cuando muchos clientes y amigos nos preguntaban si podíamos usar drones para grabar otras cosas nos dimos cuenta que teníamos una compañía muy grande de cruceros, Pullmantur, que nos había pedido grabar sus barcos en movimiento, algo que hacían con helicóptero. Quisieron hacer un primer contrato y decidimos dejar las apps para dedicarnos a los drones, que parecía que tenía mucho sentido», explica Jaime Guillot.
Empezaron tres personas dedicándose a proyectos audiovisuales, pero pronto se dieron cuenta de todas las posibilidades que aguardaban detrás de estos aparatos. Tras entrar los nuevos inversores decidieron centrarse en los sectores industrial, agrícola y de seguridad haciendo crecer la plantilla a doce personas y abriendo oficina en Madrid y en Avilés. En noviembre de 2015 pasaron a formar parte del Grupo Daorje, con más de 4.000 empleados, lo que les facilitó poder iniciar su ascenso en el sector industrial y que les permite trabajar para multinacionales como ArcelorMittal.
En el sector industrial los drones son muy útiles para la inspección al existir una gran masa empresarial que necesita realizar inspecciones de silos, tejados o chimeneas. Hasta ahora eran realizadas por personas, que en muchos casos ponían en riesgo su vida al tener que subir con arneses, que en determinadas ocasiones fallan. «Hay un riesgo laboral importante que con los drones se suprime, además de ahorrar tiempo y dinero. Lo que antes costaba revisar una semana ahora lo tienes hecho en media hora incluyendo cámaras termográficas en los drones», asegura Guillot. También es posible recoger muestras de agua con el mismo dron, algo que han hecho posible con su departamento de I+D. «No puedes entrar en internet y comprar un dron que haga eso, porque no existe».
El fotovoltaico es otro de los nichos a los que están sacando partido. Han empezado a trabajar con la empresa española Ríos Renovables, con unos 90 huertos solares. «Ellos tardan 30 días en hacer la revisión de todas las placas, mientras que nosotros en uno o dos días tenemos el trabajo hecho». Luis de Miguel insiste en que los drones, usándolos de manera adecuada, cambiarán todos los sectores y apunta en gran medida a la agricultura.
Vaticina el uso de drones como un complemento muy bueno para los ingenieros agrónomos porque podrán tener una imagen del campo donde se va a detectar de manera objetiva y fácil para saber en qué zonas de la parcela están los problemas de nutrientes, si hay pérdida de humedad o cuándo es momento de recoger sin tener que caer en un tratamiento estándar para todo el campo.
Otro de los campos que esperan explorar en el futuro es el de la vigilancia perimetral en el sector de la seguridad. De momento la legislación es restrictiva porque no permite volar en zonas urbanas, pero tienen visión de futuro al pensar en drones de ala fija volando horas, mirando un perímetro de forma silenciosa, sin que el ladrón sepa que está siendo observado. «Con las cámaras fijas saben dónde están y qué tienen que hacer, pero no saben en qué momento puede salir a volar el dron», apunta Guillot.
Las áreas de reconstrucción de imagen tampoco podían quedarse fuera, como la de la topografía y la cartografía. «Los topógrafos van a contar con un tipo de herramienta que antes ni soñaban, mucho más rápida y precisa», asegura De Miguel. Con la fotogrametría los drones pueden sacar una serie de fotografías que permiten calcular el volumen de minas o vertederos, por ejemplo, o la digitalización de monumentos.
Todas estas posibilidades las abre el tener un departamento de I+D fuerte, que también ha hecho otros avances como conseguir que los drones no se choquen con las paredes en interiores, donde no reciben la señal del GPS exterior. Algo que también les permite la tecnología láser que mide el posicionamiento para evitar golpes. «A partir de ahí, si el cliente te pide algo que no está en el mercado, lo tienes que desarrollar, siempre y cuando tenga sentido», apunta Guillot.
Pero entienden que muchas empresas necesitan todos estos procesos de forma recurrente, por lo que han optado no por prestar en todos los casos ellos el servicio, sino internalizarlo en las empresas. En todo este concepto entran en juego los Bomberos de Valencia, que aparecen a mediados de 2015, y les transmiten la necesidad de incorporar los drones de forma interna. «Hasta el momento nosotros habíamos ofrecido un servicio, como todas las empresas de drones, pero nos dimos cuenta de que efectivamente teníamos que internalizar este tipo de servicios porque hay organizaciones, como los bomberos, que necesitan un servicio 24 horas urgente y no pueden subcontratar a una empresa que vaya a las tres de la mañana a volar un dron», explica.
Por lo tanto, decidieron ofrecer a empresas u organizaciones paquetes en los que les dieran de alta en la Agencia de Seguridad Aérea (Aesa), formaran a los pilotos con un convenio con una escuela que puede impartir la formación teórica, equiparlos de las aeronaves, personalizárselas y llevarles un mantenimiento de los equipos. «Con ese pack básico empezamos a internalizar en las empresas y nos salen muchos clientes porque esto no lo puede hacer un autónomo». De hecho, los Bomberos de Valencia se han convertido en el primer cuerpo de España en tener una flota legal de drones con los que abordar inicialmente las emergencias.
Guillot entiende la postura de la Agencia Española de Seguridad Aérea de acotar su uso para ir abriendo la mano poco a poco
Posibilidades con esta tecnología, infinitas, pero a la realidad hay que sumarle la legislación y luego las posibilidades técnicas. Aunque muchas compañías como Correos, Amazon o MRW aseguren que usarán drones, de momento sólo son campañas de marketing de las empresas. Guillot insiste en que se trata de herramientas de trabajo, no de juguetes. De hecho, entienden la postura de la Agencia Española de Seguridad Aérea de acotar su uso para después ir abriendo la mano muy poco a poco, permitiendo volar en núcleo urbano y cerca de aeropuertos con permisos.
«En el sector empezamos a quejarnos por no poder dar servicios pero ellos nos dicen que las aeronaves no son seguras, y en el espacio aéreo vuelan aviones que tienen tecnología de hace 30 o 40 años porque es tecnología fiable, no punta», explica. Guillot cree que se va a producir una travesía del desierto hasta que la tecnología no sea más fiable, pero recalca que hay otro problema, y es que en España el 80% de los fabricantes de drones no quiere entrar en temas de certificaciones, como tienen los aviones, ya que encarecen los costes, lo que dificultará este proceso.
Cuando estaban inmersos en todo este avance se dieron cuenta de que se había pasado de 20 empresas registradas de drones en toda España a 1.200, pero Guillot insiste en que hay trabajo de sobra. Por ello, ha puesto en marcha una plataforma web que une a otras empresas del sector con clientes que demanden sus servicios, sobre todo en el sector audiovisual, algo que ellos también siguen haciendo pero a mayor escala. ¿Encontraremos en los próximos años un dron en cada empresa?
(Este artículo se publicó originalmente en el número de marzo de Plaza)