MADRID. Según las Naciones Unidas, el cambio climático "se refiere a los cambios a largo plazo de las temperaturas y los patrones climáticos". La acción humana ha acelerado una urgencia climática que requiere ahora compromisos concretos por parte de todos los agentes de la sociedad, desde gobiernos, empresas hasta ciudadanos. Con el Acuerdo de París de 2015 se logró establecer unos objetivos comunes a largo plazo, pero falta asentar objetivos de más corto plazo.
Las consecuencias derivadas del cambio climático impactan directamente en todas las áreas económicas, aunque en diferentes proporciones. Por ello, se puede afirmar que el cambio climático genera riesgos en las inversiones.
Algunos sectores se ven más afectados que otros por el cambio climático, ya sea porque la actividad que realiza el sector contribuye a la aceleración del cambio climático (energético, textil, transporte, alimentación) o porque el impacto de las consecuencias le afecta de manera más directa (salud, agricultura, turismo).
Los sectores más contribuyentes para combatir el cambio climático están en el punto de mira, pero debemos tener en cuenta que no se puede pasar de negro a blanco de la noche a la mañana. Se debe trabajar en una transición ordenada y en la que se requiere tiempo. Estos sectores deben avanzar en el cambio, pero sin que gobiernos y países pierdan competitividad de manera brusca. Los objetivos comunes de corto plazo son el camino a seguir, teniendo en cuenta que hay - y habrá - agentes muy importantes que no quieren involucrarse totalmente.
Uno de estos objetivos en los que ya se está trabajando es la denominada transición verde. Esta temática tiene diferentes vías de inversión, pero la más directa sería a través del sector de renovables y también en aquellas empresas que se centren en la transición energética. Como siempre, en estos sectores se debe separar la paja del trigo por lo que es necesario realizar un riguroso análisis de todos los riesgos, incluidos los regulatorios en cada país. Por ello, puede ser preferible invertir a través de fondos de capital riesgo con expertos analistas en estas temáticas.
Por otro lado, habría que considerar el hidrógeno verde como oportunidad de inversión ya que es un elemento clave para la transición energética marcada por la Agenda 2030 por la ONU. Aún no hay una lista amplia de compañías que se dediquen exclusivamente a este negocio. No obstante, es interesante realizar un seguimiento de todas aquellas compañías que de una u otra forma estén invirtiendo parte de sus recursos en hidrógeno para poder detectar las mejores oportunidades de cara al futuro.
Borja Fernández de Vega es asesor patrimonial en Portocolom AV