VALÈNCIA (EP). El Consejo General de Economistas ha rebajado en 1,5 puntos sus previsiones de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) para 2022, hasta situarlo en la horquilla del 3,7% y el 3,9%, según ha informado este jueves en un comunicado.
Esta decisión responde a la escalada de la inflación, con un dato adelantado de marzo del 9,8%, el encarecimiento de los combustibles, la complicada situación en sectores como el transporte, la pesca y la agricultura, y las repercusiones del conflicto entre Rusia y Ucrania.
El Consejo General de Economistas recuerda que "con esta situación crítica y compleja, con un alto grado de incertidumbre", resulta "muy complicado hacer estimaciones" económicas para el resto del año.
El dato adelantado de la inflación de marzo en el 9,8%, con la subyacente en el 3,4%, continúa "una tendencia creciente" que se observa desde hace nueve meses y que, por tanto, no responde de manera directa a la guerra de Rusia contra Ucrania.
"Nos hace considerar que se trata de inflación persistente con un gran componente estructural y no coyuntural como se preveía en el pasado año", explica el Consejo General de Economistas en su comunicado.
Como consecuencia del repunte de la inflación, también se prevé una fuerte caída del consumo por la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos, la presión fiscal y la contención salarial, para evitar una inflación de segunda ronda. El resultado de esto será una ralentización del PIB por el peso de la demanda interna en su composición.
El Consejo General de Economista destaca el buen comportamiento de las exportaciones hasta el momento, pero no descarta que se deje notar la situación actual y se traduzca en una penalización de las ventas al exterior. Por su parte, las importaciones ya sufren el precio de las materias primas y el petróleo, unido a la apreciación del dólar, moneda en la que se suelen pagar estas operaciones.
Entre los aspectos positivos para 2022, el Consejo General de Economistas confía en el turismo, tanto en la campaña de Semana Santa como en la de verano, aunque su evolución dependerá de la pandemia y de la guerra entre Rusia y Ucrania.
El Consejo General de Economistas contempla en su análisis un escenario de "amenaza real de estanflación", por la alta tasa de inflación, el crecimiento reducido de la economía y un estancamiento, o incluso incremento, del desempleo.
También auguran un aumento del déficit público y de la deuda pública, resultado de las limitaciones del precio de la electricidad, que obligarán a pagar el déficit de tarifa en algún momento. Además, desde el Consejo General de Economistas echan en falta "la esperada bajada de determinados impuestos indirectos" dentro del Plan Nacional de Respuesta al Impacto de la Guerra.
Asimismo, instan al Ejecutivo a actualizar los Presupuestos Generales del Estado, para adecuar las partidas a la realidad económica y a las circunstancias adversas que se han instalado durante el primer trimestre del año.
Para amortiguar el impacto de los choques expuestos, el Consejo General de Economistas apuesta por incentivar la inversión privada y la utilización de los fondos Next Generation para realizar cambios estructurales que fortalezcan el tejido productivo, formado mayoritariamente por pequeñas y medianas empresas (pymes).
Respecto a la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), no se descarta subidas de tipos de interés a lo largo del año, además de la intención de retirar los estímulos para enfriar el mercado. Con esa decisión del BCE, España tendrá que acudir a los mercados de deuda, ya que hasta el momento el BCE era su principal comprador.