Hoy es 9 de octubre
Hay amargas derrotas y así se lo ha tomado el alcalde en funciones de Elche, el socialista Carlos González, que ha perdido las elecciones pese a haber obtenido en torno a 6.000 votos más que la marca PSPV-PSOE, la de Ximo Puig, para las autonómicas. González, un corredor de fondo, en sentido real y figurado, se ha quedado noqueado por la mala suerte, porque con 12 ediles no sigue de alcalde ya que Compromís solo ha obtenido uno: la mayoría está en 14, que es la que van a sumar el popular Pablo Ruz con Vox. Una amarga derrota que poco o nada tiene que ver con la hecatombe ocurrida en Alicante capital donde el PSOE ha bajado de 9 a 8 concejales frente al triunfo triunfal del PP, con Luis Barcala rozando la mayoría absoluta. Rozando. Y salvo alguna que otra bronquilla, casi nadie se ha despeinado en el socialismo de Alicante; algunos/as han desarrollado piel de elefante y escamas de cocodrilo.
No sé que es peor: si la amarga derrota (también le ha ocurrido a Joan Ribó en València con el triunfo por los pelos de María José Catalá en compañía de Vox) o la hecatombe de doña Barceló, exconsellera de Sanidad, exportavoz socialista en Les Corts... una figura de relumbrón. O la hecatombe, se mire por donde se mire, de la izquierda en la Generalitat, con la desaparición de Unidas/Podemos, el bajón de Compromís y un Ximo Puig que se ha quedado compuesto y sin novia, como tantos otros en España, con el aragonés Lambán a la cabeza: solo hay una explicación posible y es que el electorado ha proporcionado un severo castigo a la “marca Pedro Sánchez”, por sus trapicheos con los independentistas, por la permanente batalla con Unidas Podemos, un circo, y porque el elector medio quiere certezas en cuestiones clave como la propiedad y el alquiler. Certezas, no medias tintas ni rendijas que pudieran interpretarse como dar respiro a los okupas, por ejemplo. El termómetro de lo que está por venir de cara a las generales del 23 de julio se encuentra en Navarra: ¿Va a pactar la socialista María Chivite la abstención de Bildu en el Parlamento Foral a cambio del Ayuntamiento de Pamplona, para mantenerse en el poder? La prueba del algodón.
Lo que se ha evidenciado es que en estos momentos hay dos PSOE: el de Pedro Sánchez por un lado, y el resto de barones por otro, Lambán, García Paje, Fernández Vara... podemos incluir a Ximo Puig, un político que rara vez pierde los estribos y que ha intentado gobernar, mal que bien, desde la centralidad política, incluso con su idea del federalismo asimétrico a cuestas: solo ha aullado en situaciones extremas, como con el campañazo de Unidas Podemos contra Juan Roig, el “capo”. El problema para ellos (Podemos) son básicamente los ricos capitalistas que explotan al pueblo. No hay grises: o blanco o negro. Décadas tras la caída de El Muro y siguen chutándose comunismo de garrafa. Auguro que Yolanda Díaz, con Movimiento Sumar, lo va a tener muy crudo en este lodazal al que se une el crucigrama de tener que pactar con una pequeña legión de partidos de ámbito regional (con Compromís a la cabeza) que van a reclamar sus cuotas en las listas por elevación.
La gran ganadora de las elecciones ha sido la ultraderecha, la misma de la que va a depender Carlos Mazón (40 diputados) a la hora de negociar con el exmaltratador Carlos Flores (Vox, 13 diputados), que ya ha abierto la boca para pedir la supresión de la Acadèmia Valenciana de la Llengua, la misma que impulsó Eduardo Zaplana para intentar reconciliar a blaveros y maulets. Sapo al canto; la AVL es un organismo estatutario. No relato los sapos venideros por no aburrir. Albergo la intuición, casi convicción, de que la marea azul y ultraazul se va a consolidar en la generales del 23 de julio. Están en racha. La ultraderecha alemana ya aparece como segunda fuerza en los sondeos. No es el apocalipsis, pero es altamente alarmante.
Mazón, y otros, van a ralentizar su investidura para después del 23 de julio con el fin de no contribuir al discurso que ya está tejiendo Sánchez y compañía: paremos el fascismo, grosso modo. La misma estrategia que se siguió en los comicios autonómicos de Madrid de 2021 donde Pablo Iglesias impuso el eslogan del “no pasarán”, pasando por encima del socialista Ángel Gabilondo, para “conseguir” finalmente la debacle del PSOE, de Podemos, y un triunfo arrollador de Ayuso. Se nos esperan, por tanto, casi seis semanas bipolares, extenuantes, con cierto tono “guerra-civilista”... crispación exponencial. ¿Quién va a ganar en esa olleta podrida? Núñez Feijóo. La gran incógnita es Vox, con un Abascal crecido, haciéndose fotos con el húngaro Orban, rey de la iliberalidad. Tiemblen la socialdemocracia (o lo que queda de la misma) y el liberalismo. Recomiendo encarecidamente al artículo que publicó ayer en Plaza Guillermo-López García. Lo explica muy bien.
CODA. Mucho cine. El próximo jueves debaten en la Casa Bardín de Alicante Mariano Sanchez Soler y nuestro David Martínez sobre cine de juicios, Cinematografía y jurisprudencia, organizado por el Instituto de Cultura Juan Gil-Albert. A las 19.30 horas. Apasionante asunto. Y el próximo jueves, casi a la misma hora, José F. Cámara presenta en el salón de actos de Radio Elche ¡Viva la Anástasis¡ que va de Dios a través de 50 visiones cinematográficas. Denso; fascinante. No sé que es “anástasis”, por cierto (algo así como una idea simbólica de la Resurrección, leo por ahí). ¿Donde acudir?