MADRID. Después de seis semanas viendo las calles prácticamente vacías, este domingo podrá presenciarse una escena ya casi olvidada. Niños paseando, corriendo, jugando con una pelota o con un patinete romperán el silencio del confinamiento. Tras 42 días sin salir de casa, este domingo los niños tomarán la calle, pero lo que ocurra a partir de ese momento es una incógnita incluso para los expertos.
El valenciano Fernando García-Sala (València, 1953) preside desde hace tres años la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP). En el ámbito de esta especialidad, es una voz autorizada que no tiembla a la hora de señalar los peligros de esta medida: "Corremos un riesgo alto, pero hay que asumirlo. No sabemos si hacemos lo correcto, pero algo hay que hacer. Tenemos que dar este paso y ver qué ocurre, observar la evolución; quizá después tenemos que dar marcha atrás pero ahora hay que avanzar; es imprescindible que los niños salgan a la calle, pero con muchísima cautela y sentido común".
García-Sala lleva 43 años ejerciendo como pediatra por lo que conoce bien la respuesta de los niños ante situaciones anómalas y, tal vez por ello, su pronóstico para este domingo no es el más optimista: "Va a ser muy complicado cumplir las medidas de seguridad. Es muy difícil que un niño de tres años no se junte con un amigo en cuanto lo vea".
Y es que -asegura- son muchas las situaciones que se pueden dar en un simple paseo que escapan al control de los adultos. "Yo bajo a la calle con mi nieto con la pelota, se le escapa, la coge otro niño y ya tenemos un problema. ¿Pero qué hacemos? ¿Lo esterilizamos todo? Va a ser muy difícil. La suerte que tenemos es que entre los niños hay pocos casos de Covid y la sintomatología es banal".
Ante este panorama, García-Sala entiende que, estos días, los padres sean un mar de dudas. Frente a la incertidumbre que acompaña a los adultos en las horas previas a la primera salida a la calle con sus hijos, el pediatra valenciano ofrece sus recomendaciones: "No le pongamos a los niños mascarillas para adultos. Hay mascarillas para niños, con dibujos o con muñecos, que impulsan a los más pequeños a ponérselas".
La razón es que los niños imitan las acciones de los adultos y por eso "lo importante es que el adulto lleve la mascarilla y haga una salida razonable". En esta línea, admite que es difícil controlar el tiempo de duración del paseo, pero pide responsabilidad: "Controlémonos nosotros mismos".
Además, el pediatra valenciano pone el acento en evitar la tentación de las salidas y encuentros masivos. "Los padres deben salir tranquilamente con sus hijos y buscar espacios con poca gente; salir con tres niños a la vez está permitido pero no es lo más aconsejable porque es complicado vigilarlos".
Otro aspecto fundamental para el especialista es la calma. "No salgamos como pollos descabezados, que impere el sentido de la responsabilidad, si salimos todos a la vez será un lío", recalca, para añadir que sería una "lástima" perder "todo lo logrado hasta ahora". "No nos equivoquemos, si conseguimos vencer a esta pandemia, que lo conseguiremos, va a ser gracias a la población, que está actuando de forma ejemplar. Ni el Gobierno ni nada, la responsabilidad del éxito para doblar esta curva es de la gente".
García-Sala relata con franqueza cómo fue, desde su punto de vista, el proceso de la salida de los niños que causó tanta polémica esta semana. Así, el Gobierno que preside Pedro Sánchez desatendió en primera instancia estos y otros consejos que la Sociedad Española de Pediatría que él preside y facilitó al Ministerio de Sanidad. Pocas horas después rectificaron. "El Gobierno nos encargó un informe a las diferentes Sociedades Pediátricas a nivel nacional, se lo mandamos y no se hizo caso. Después de las protestas se dieron cuenta del error", comenta el pediatra valenciano.
No obstante, ahora se muestra indulgente con la gestión del Ejecutivo. "Cuando hay mucho portavoz hablando y se sale tanto en televisión, puede haber equivocaciones y de cualquier comentario se hace una montaña. Creo que fue un lapsus y lo importante es que ya han cambiado de postura".
Por otro lado, García-Sala identifica claramente las consecuencias que este confinamiento puede tener para los niños. Desde el punto de vista físico, habla de "dolores de barriga" porque "somatizan el miedo y la ansiedad; algunos se orinan en la cama cuando antes no lo hacían o no quieren comer o se lo comen todo”. Psicológicamente, también apunta a posibles secuelas: "Cambios de carácter por la frustración de perder la libertad, cuadros hipocondríacos provocados por el miedo a contagiarse o fobia a salir a la calle. De hecho es posible que muchos no quieran salir porque sufren una infointoxicación, un exceso de información que es perjudicial".
Aunque también encuentra aspectos positivos del confinamiento, ya que para algunos niños ha sido "un regalo" poder "disfrutar mucho más de sus padres", o también aprender "a ser más ordenados y menos anárquicos en la convivencia".
Por todos estos motivos, el veterano pediatra valenciano pide extremar las precauciones a partir de este domingo y él mismo predica con el ejemplo: "Esta semana vino mi hijo con mi nieta a mi consulta y yo no la cogí en ningún momento; le puse la vacuna y me quedé con las ganas de abrazarla. La traté como a una paciente más, con todo el dolor de mi corazón".