Esta es la historia de otro Gran Azul. Un Gran Azul que decidió abrir Abraham Brández hace casi una década en plena avenida de Aragón y que ha aguantado ante viento y marea sin sucumbir ante cantos de sirenas. Ese que ha apostado desde el inicio por una cocina honesta y sin discusión. Ese que desde entonces discurre ofreciendo lo mejor del mar Mediterráneo y La Albufera.
Con el arroz como puntal y la brasa como adalid, Gran Azul es la quinta esencia del buen comer y del buen beber en València. Y lo es por varios motivos. El primero es su dominio del fuego casi atávico. El segundo, su apuesta firme y descarada por el producto. El tercero, su delicada carta de vinos con grandes etiquetas nacionales e internacionales. Y el cuarto, la honestidad de una propuesta que varía en lo temporal, pero que permanece intacta en lo sustancial.
Si a todo esto le sumamos el ADN gastronómico y la discreción que enarbola como bandera Abraham, el resultado es este clásico moderno. Aunque, sin lugar a dudas, el mayor éxito de Abraham es haber consolidado un proyecto tan ambicioso en una ciudad tan áspera y difícil como es València.
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Plato destacado → Arroz de pescado de roca y gamba.