El Real Decreto Europeo sobre Envases y Residuos y la mayor repercusión de la sostenibilidad en las decisiones de compra de las nuevas generaciones han transformado las políticas de RSC de las compañías
VALÈNCIA (VP). El sector de la alimentación experimenta múltiples transformaciones y se enfrenta en 2023 a un año clave por la elevada tasa de inflación actual, entre otros retos. En este contexto, la sostenibilidad tendrá un papel determinante y las políticas de RSC pasarán de ser una obligación a tener un impacto positivo también en las cuentas de resultados.
“Cuando un consumidor coge un producto del lineal de nuestras tiendas, lo primero que hace ahora es mirar su etiqueta. Ya no se tiene tan en cuenta aspectos como el precio o la marca, pero en cambio sí se fija en los ingredientes, los procesos de producción, las certificaciones y el tipo de envase, sobre todo, las nuevas generaciones”, explica Carolina Girbés, directora de Marketing y Comunicación de Herbolario Navarro.
Con el nuevo impuesto medioambiental para envases de plástico de un solo uso que lleva aplicándose desde el pasado enero, aquellas empresas que ya habían introducido materiales reciclados, compostables y, en definitiva, más sostenibles han visto recompensada económicamente su renovación del packaging. Es el caso de la cadena de ecotiendas, Herbolario Navarro, que lleva desde hace unos años renovando constantemente sus embalajes para minimizar su impacto medioambiental.
Plásticos reciclables, envases creados con caña de azúcar o packaging de metal son algunas de las alternativas por las que están apostando las firmas del sector alimentario y que, además, ahora les evitaría tener que abonar el impuesto al plástico de un solo uso.
Del mismo modo, muchos departamentos de innovación de compañías de este ámbito han trabajado en el upcycling alimentario, es decir, en hallar formulas para fabricar nuevos productos alimenticios partiendo de los subproductos generados en los procesos de fabricación. Una práctica que contribuye a la economía circular y que ofrece una segunda vida a las materias alimentarias.
Sostenible, saludable, reciclado, reciclable y libre de maltrato animal son valores que inclinan la balanza de la compra del cliente. Toda esa información, se encuentra ojeando la etiqueta y el envase del producto. En especial, la población joven necesita responder preguntas sobre el cómo, el dónde, el cuándo y quién ha producido el artículo antes de pasar por caja, así como los materiales que se han utilizado en su envasado.