VALÈNCIA (VP). “La reproducción asistida fue uno de los grandes hitos de la medicina el siglo XX. La década de los ochenta recibió con asombro y admiración el nacimiento de la primera niña probeta, Louis Brown (Oldham, 1979), concebida in vitro en Reino Unido por el equipo de Edwards, Purdy y Steptoe.
Coetáneamente, el Hospital Clínico Universitario de Valencia (HCUV) se batía en duelo científico con otros laboratorios por conseguir el primer bebé in vitro a nivel nacional. Ésta fue una carrera emocionante hasta el final, ya que el primer embarazo se consiguió en Valencia, aunque desafortunadamente no llegó a término. Posteriormente se anunció el nacimiento de Victoria Anna (Barcelona, 1984), la primera niña nacida tras un tratamiento de reproducción asistida en España.
Y fue en 1985 cuando nuestro equipo celebró el nacimiento de Silvia en Valencia”.
Esta transcripción en primera persona narra los inicios de los Dres. Carmen Calatayud y Miguel Ruiz-Jorro, ambos miembros de la primera unidad de reproducción asistida de Valencia en HCUV, y directores de CREA Medicina de Reproducción (Valencia), empresa líder en innovación y avances en medicina reproductiva fundada en 1993.
Desde sus inicios, CREA compite con determinación en este sector asistencial ofreciendo hasta hoy su atención a muchas parejas con problemas de infertilidad a través de técnicas pioneras e innovadoras.
Su última apuesta: el uso de la inteligencia artificial para la valoración de los embriones que se cultivan in vitro en el laboratorio.
En los últimos años, los algoritmos y la inteligencia llamada “artificial” forman parte de nuestras rutinas diarias, ocio y vida laboral. Esta ola tecnológica no ha pasado de largo por el laboratorio de fecundación in vitro, y desde hace años se investiga cómo acomodar estas capacidades a las órdenes de los embriólogos clínicos.
Lo que en un principio parecía una amenaza para el rol del embriólogo clínico, poco a poco se va entendiendo como una herramienta más de trabajo en los laboratorios de fecundación in vitro contemporáneos. Siendo así, en la actualidad existen numerosos algoritmos en el mercado, listos para su integración en el flujo de trabajo de los laboratorios.
Ya en 2019 y con una visión hacia el futuro, CREA empieza a participar en varios proyectos a nivel internacional, colaborando en el diseño y control de calidad de estos algoritmos, encuadrando su uso en el laboratorio y generando una opinión muy crítica y objetiva, desligada de ningún conflicto de interés comercial.
La percepción del primer prototipo impone, pero no tarda en decepcionar porque a los algoritmos todavía les queda mucho que aprender de nosotros. Y aquí se manifiesta el uso correcto de la terminología. Dentro de la inteligencia artificial, se está usando el machine learning para entrenar a estos programas a identificar eventos y rasgos que aparecen de forma repetida en miles y miles de imágenes visualizadas. A partir de ahí se clasifican estos eventos en relación al éxito de embarazo. El mismo embriólogo revisa y corrige estas predicciones y el programa vuelve a aprender, teniendo en cuenta esta anotación.
En cuestión de 3 años embriólogos de medio mundo, y entre ellos las embriólogas de CREA, han compartido toda su experiencia con las máquinas, llegando a enseñarles a reconocer los embriones con mayor capacidad de embarazar al mismo nivel que ellas mismas. Pero, ¿es esto lo que necesitan las pacientes? Esta es la cuestión clave para el equipo de CREA. En un campo tan novedoso como es la reproducción asistida, hay que apostar por la innovación y estar a la vanguardia de los tratamientos y mejoras del sector.
Para CREA, validar la utilidad clínica de las herramientas de inteligencia artificial depende del cumplimiento de tres ventajas: 1) simplificación de los procesos, 2) mejora de la efectividad y 3) reducción de riesgos. El equipo de CREA está convencido de que alcanzar estos tres objetivos sería un éxito rotundo para la algoritmia en Reproducción Asistida ya que supondría poder seleccionar de manera rápida y objetiva los embriones con mayor capacidad de embarazar, pero además con menor riesgo de presentar algunas alteraciones genéticas (aneuploidías).
Sin perder de vista el trato humano, la apuesta de CREA por la inteligencia artificial es una cuestión de convicción, entusiasmo y pasión por la profesión. Cuarenta años después de Louis, Victoria y Silvia los algoritmos irrumpen en el S.XXI con el afán de ser, esta vez, el próximo hito significativo de la medicina reproductiva. Y CREA, sin duda, tendrá un papel protagonista en este capítulo.