El 31 de diciembre La Carreta cumple 50 años de historia. Un hotel y restaurante emblemáticos en la Comunidad Valenciana.
VALÈNCIA (VP). Que un establecimiento cumpla 50 años de existencia es motivo suficiente para festejarlo por todo lo alto, mucho más en las circunstancias impuestas por la covid-19. Pero si hay algo que han sabido sortear en La Carreta en su medio siglo de vida son las dificultades. Por eso, hoy en día este establecimiento es un auténtico icono en el sector hostelero valenciano.
La Carreta se inauguraba en la Nochevieja de 1971. Lo que hasta ese momento había sido un campo de labranza en Chiva se había transformado en un complejo hotelero de un estilo que en España solo se había visto en las películas. Lejos de levantar un macro edificio de infinidad de plantas, lo que se construyó fue un establecimiento al estilo americano.
Sin embargo, La Carreta ya demostró personalidad propia desde sus inicios. Las pequeñas edificaciones que servían para acoger las 80 habitaciones se diseñaron con porche para el vehículo y todas las comodidades del momento. Y por su aspecto, el complejo recordaba a una villa mediterránea.
En poco tiempo, este lugar se hizo parada indispensable en aquellos interminables viajes Madrid-Valencia. Y también fue configurándose una clientela fiel. Eran, y siguen siendo, clientes de paso frecuente por la zona o que encuentran aquí un pequeño remanso de paz.
Así, en esos 50 años La Carreta ha sido alojamiento tanto de familias disfrutando de sus vacaciones como de representante en viaje de trabajo hacia alguno de los polígonos industriales de la zona. Y también lo han hecho aficionados al motociclismo que buscaban hotel en Cheste, puesto que el circuito Ricardo Tormo está a un paso.
Muchos han dormido en sus habitaciones, han pasado fines de semana e incluso vacaciones. Otros solo han hecho parada y fonda en sus viajes. Así el restaurante ha visto pasar por sus mesas a políticos, deportistas, figuras del toreo o personajes relevantes de la cultura.
Evidentemente, en ese camino de 50 años también ha habido que avanzar, modernizarse y a veces reinventarse. Así, el restaurante, precisamente, ha ido cobrando mayor importancia y las instalaciones se han adaptado para la organización de todo tipo de celebraciones y eventos de empresas.
La Carreta se ha convertido así en mucho más que un simple establecimiento hotelero. Hoy es un punto de encuentro donde disfrutar de momentos muy especiales con un protagonista: el restaurante. En él es posible degustar platos tradicionales, carnes y pescados elaborados por manos maestras. Pero si hay una especialidad son los arroces, con más variedades de las que uno pueda imaginar.
Por otra parte, en sus salones de eventos se han celebrado más de mil bodas y 500 comuniones, además de todo tipo de encuentros, reuniones empresariales o fiestas. Clientes fieles en muchas ocasiones que no han dudado en convertir La Carreta en una especie de base de operaciones o de lugar de encuentro familiar en ocasiones especiales.
No ha habido grandes secretos para conseguirlo, aunque sí mucho esfuerzo en estos 50 años. Son el trato al cliente, el cuidado en los detalles, una excelente gastronomía y un afán por mejorar y adaptarse a los clientes los que han hecho posible que La Carreta sea lo que es hoy en día: un establecimiento emblemático en Valencia.
En medio siglo de vida también ha habido que sortear algunas dificultades. Las obras de la A-3 en los años 80 representaron un duro golpe para La Carreta. Obras que parecían interminables y que obligaban a los clientes a desviarse varios kilómetros y circular por un camino de tierra hasta llegar al establecimiento.
También recuerdan aquella noche del 23-F de 1981, los nervios y la incertidumbre que se vivieron durante la madrugada. Se celebraba por entonces la Feria del Juguete de Valencia. El hotel estaba lleno y el deseo de los huéspedes comunicarse con los familiares obligó a establecer llamadas de minuto y medio.
El medio siglo de La Carreta ha corrido paralelo a los tiempos y hoy vuelven a tocar dificultades. Sin embargo, la mirada, como ha sido siempre, está puesta en los clientes, auténticos protagonistas de esos 50 años de historia. Por eso, a pesar de los duros momentos que atraviesa la hostelería, el deseo es celebrar un cumpleaños por todo lo alto.