LONDRES (EP). CaixaBank se ha marcado como objetivo alcanzar una rentabilidad (ROTE) superior al 12% en 2021, o de un 10% en caso de que se mantenga plana la curva de tipos de interés, y lograr una ratio de capital CET1 -que mide la solvencia de una entidad- del 12%, más 100 puntos básicos de 'buffer' transitorio para absorber potenciales impactos regulatorios.
Según el Plan Estratégico 2019-2021 presentado este martes por el banco, sus ingresos 'core' en relación con los gastos recurrentes crecerán en torno a un 5% en tasa anual compuesta, impulsados por un aumento de más del 5% del margen de intereses, de un 4% de las comisiones y de hasta un 10% de los ingresos por seguros.
Del mismo modo, la entidad apunta a que el aumento de los ingresos pivotará sobre el crecimiento de la financiación a empresas, consumo y ahorro a medio y largo plazo, así como sobre la "drástica" reducción de los activos 'tóxicos', por lo que calcula que la ratio de morosidad se colocará por debajo del 3% en 2021, frente al 5,1% en que se situaba en septiembre de este año.
CaixaBank explica que la "sostenida" reducción de dudosos y la "fuerte" cobertura respaldan los bajos niveles de coste de riesgo, que se espera que se mantenga por debajo de los 30 puntos básicos. Además, la reducción inmobiliaria acometida durante los últimos meses permitirá obtener un ahorro "adicional" en costes, que caerán un 66%.
El banco presidido por Jordi Gual apunta en su nueva 'hoja de ruta' un objetivo de 'pay out' por encima del 50%, con lo que busca mantener una política de dividendos "atractiva" para los inversores. Para 2019, es intención del consejo de administración de CaixaBank aprobar un techo de 'pay out' en efectivo del 60%.
Por otro lado, aunque considera "clave" las oficinas, CaixaBank quiere centrar su crecimiento en los canales digitales. Confirma que se ha observado una "drástica" caída de la operativa transaccional en las sucursales, como de cheques, ingresos y retirada de efectivo, actualización de operaciones o transferencias. En este sentido, el banco reducirá principalmente su red de oficinas urbanas, con el cierre de 821 sucursales, hasta contar con total de 3.640, desde las 4.461 actuales.
La red rural permanecerá estable y potenciará su propuesta especializada, con la apertura de más de 600 nuevas oficinas 'store' durante el próximo trienio. Actualmente cuenta con 285 sucursales de este tipo. La intención de CaixaBank es transformar sus oficinas en centros de asesoramiento, con un horario más extendido, sin puesto de caja y agentes especializados.
Respecto a BPI, su filial portuguesa, CaixaBank explica que "la gran parte" de la labor relacionada con el ahorro en costes, la generación de nuevos ingresos, la simplificación del gobierno corporativo y el reforzamiento del capital "ya se ha llevado a cabo". No obstante, sostiene que su objetivo para los próximos tres años es lograr un crecimiento selectivo del crédito, promover la diversificación de los ahorros, poner el foco en las nóminas de los clientes, fortalecer el análisis de la rentabilidad por operación, simplificar su oferta de productos, servicios y precios y mantener una base de costes estable.
De hecho, la entidad estima que su cartera crediticia crecerá por encima del mercado, con una cuota de mercado de hasta un 12,5% para 2021 en el caso de las hipotecas residenciales, frente al 11,5% actual, o del 15% en el de nuevo crédito personal, dos puntos porcentuales superior a 2018. No obstante, CaixaBank calcula que la ratio de eficiencia 'core' -gastos reucurrentes operativos sobre ingresos- de BPI se reducirá en 11 puntos porcentuales, hasta situarse en torno al 50% dentro de los próximos tres años, debido un incremento del 7% de los ingresos 'core', unos costes recurrentes estables o un alza del 3% de la ratio de la morosidad.