VALÈNCIA. A los pies del Castillo de Cullera, entre callejuelas y escalinatas, se abre paso su barrio medieval, la zona más antigua de la ciudad, conocida popularmente como Barri del Pou o Barreig del Pou. Sin embargo, la falta de inversiones en las últimas décadas ha ido degradando el barrio. Ahora, tras años de protestas de los vecinos, el ayuntamiento ha dado luz verde a las obras de rehabilitación.
Concretamente, el consistorio, que se comprometió a atender esta demanda vecinal histórica el verano de 2020, ha iniciado los trabajos de la primera fase de este plan de remodelación. "Cullera ha comenzado las históricas obras que transformarán, definitivamente, su barrio medieval y lo convertirán en un núcleo urbano del siglo XXI sin perder su esencia y raíces", han señalado.
De hecho, antes de finalizar el 2021, el alcalde de Cullera, Jordi Mayor, ya anunció que la actuación sería inminente y reconoció que se trataba de "una deuda histórica con los vecinos". Por el momento, la administración local ha invertido un millón de euros en esta primera fase de la rehabilitación de una zona "que venía sufriendo un listado inacabable de deficiencias", han asegurado. "Ahora podremos mejorar la vida de las personas que aquí viven, atender sus reivindicaciones y poner en valor un barrio que representa las raíces urbanas de nuestro municipio", ha declarado el primer edil.
Un paso que llega, tal como han expresado desde el ayuntamiento, "después de años de reivindicaciones vecinales para que se ejecutaran mejoras en una zona residencial, la más antigua y a su vez la más discriminada históricamente por las sucesivas administraciones locales". "Nos ha costado muchos años lograrlo, pero estamos muy contentos de que se empiece con la rehabilitación, hacía décadas que no se hacía nada en el barrio", ha expresado Ana, representante de la asociación vecinal. "Empezaba a ser una zona poco agradable, con viviendas vacías y muy antiguas, aunque los vecinos hemos intentado solucionar los problemas del barrio, hemos batallado y hemos peleado por todo", ha añadido.
Desde el consistorio, han reconocido que esta zona de la ciudad "es uno de los pilares de la política municipal esta legislatura". Y, además, han recordado los anteriores intentos de recuperación del barrio: "hubo un proyecto en los años 90 que la derecha se cargó porque había sido elaborado por un gobierno progresista y desde entonces nunca más nadie se había interesado por regenerar el barrio", ha explicado Mayor.
Por su parte, el concejal de Urbanismo, Bernat Escolá, ha detallado que el proyecto se centra en la regeneración de plazas, lo que incluye la creación de seis; la instalación de bancos, la plantación de árboles y el cambio de todas las infraestructuras básicas como el alcantarillado. Además, el edil ha señalado que el plan contempla la creación de parques infantiles y un depósito para recoger las aguas pluviales con las que se alimentará el riego para hacerlo más sostenible.
Para los vecinos y la administración local, la rehabilitación del barrio medieval de Cullera no tiene como único objetivo la mejora y la protección de la zona más antigua de la ciudad, sino que aspiran a poner en valor su potencial turístico y convertirlo en un atractivo para los visitantes de la ciudad. "Tenemos expectativas de que atraiga al turismo, que el barrio se conozca y vengan visitantes. Queremos que sea reconocido, al igual que lo son los cascos antiguos de otros pueblos", ha explicado Ana, quien tiene una casa rural en la zona.
"Un reto que supondrá un hito para nuestra historia urbana, ya que una localidad turística como Cullera va a poner en valor su antigua judería, un atractivo a los pies del Castillo que puede convertirse en un producto turístico de primer orden como sucede en otras localidades costeras donde su centro histórico complementa la oferta de sol y playa", ha destallado el alcalde. Un objetivo, el de desestacionalizar el turismo, que también comparten los vecinos: "este barrio es un gran desconocido, hay turistas que llevan viniendo años y no sabían que existía porque la oferta turística se limita a la playa".
Sin embargo, tanto los residentes como el ayuntamiento, aspiran a que la recuperación del Barri del Pou sea más profunda y afronte la situación social y económica de la zona. Por su parte, los vecinos ya se plantean revitalizar el tejido cultural y asociativo del barrio: "nos propusieron hacer fiestas, pero los vecinos teníamos claro que el barrio, antes que nada, tenía que rehabilitarse, porque un barrio no puede lucirse si no está cuidado, era necesario". Así, valoran, por ejemplo, crear una fiesta del barrio o llevar a cabo eventos culturales o musicales, con el objetivo de que no sea, únicamente una recuperación estética, sino también del tejido cultural y festivo.
Además, esperan que estas mejoras ayuden a la llegada de nuevos vecinos al barrio para fijar población en la zona: "Servirá para que llegue gente con ganas de quedarse a vivir, de valorar y cuidar el barrio y que se recupere el espíritu que se había perdido. De hecho, se han comprado un par de casas y los inquilinos ya forman parte de la asociación y quieren implicarse en nuestro barrio", ha contado la portavoz de los vecinos.