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CHIPS EN EL BELVEDERE / OPINIÓN

Perte nuestro que estás en los cielos

Foto: JORGE PETEIRO/EP
14/09/2023 - 

 Efectivamente, el adelantamiento de la convocatoria electoral ha sumido al tejido empresarial, y a la imagen de España como mercado, en un periodo de incertidumbre en el peor momento posible. Es nuestro gusto por lo imprevisible. Y, efectivamente, los fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia están consistiendo en una exaltación del modelo de ‘rotondas digitales’.

Al margen del dinero destinado a asuntos sin ningún potencial transformador de la economía y del dirigido a resolver los problemas circunstanciales de una amplia variedad de administraciones locales y autonómicas (que es la mayoría) el resto ha sido una borrachera de compras de tecnología de terceros, con Microsoft apagando todos los restos de Linux en el sector público.

Los fondos se están derramando sobre el tejido productivo sin incentivar en él ese cambio de mindset necesario para crear una nueva economía. Y muchas las expectativas de negocio recaen en los intermediarios, claro… si cobran a tiempo. España, vengo a decir, convertido en un territorio granted by design.

En enero de 2005, el Foro Económico Mundial lanzó el proyecto “Un portátil por cada niño” (OLPC) que sigue existiendo y que ha permitido el envío de tres millones de ordenadores. Uno de sus impulsores fue Nicholas Negroponte, fundador del MIT Media Lab, quien participó en el diseño del ordenador de 100 dólares con energía generada de forma manual para hacer posible la iniciativa. En aquellos días, Negroponte proclamaba que iba a cambiar la educación a nivel global. Hoy es un ejemplo de que la herramienta no es suficiente. El Kit Digital es una versión del OLPC a la española, en un mundo en el que el software se actualiza en cuestión de meses.

A falta de un proyecto de país en el ámbito de la innovación y la reindustrialización, el tema de conversación del momento es el de los Perte. El presidente de una multinacional tecnológica en nuestro país me habla no ya del problema de la gestión de los fondos europeos y el gran temor-pánico que se ha extendido entre muchos directivos de grandes corporaciones de que se puedan perder miles de millones por la incapacidad de la Administración para tramitarlos. Sólo faltaba el Banco de España diciendo que no se ha cumplido ni el 10% de las inversiones.

No es de esto sólo de lo que me advierte. Preocupa la posibilidad de que no haya un Gobierno capaz de asumir el impulso de los Perte desde el punto de vista estratégico, que es el crucial, hasta el segundo trimestre del próximo año. Esto es clave. Desde la puesta en marcha el Plan de Recuperación es justo reconocer que se ha reactivado el diálogo entre los empresarios y el sector público, especialmente se ha pedido opinión y se ha consultado a lo más destacado del tejido empresarial. Pero el impulso estratégico forma parte de la acción política.

Existe una cierta esperanza de que ese acercamiento Administración y sector privado sea el inicio de una vuelta a la política industrial, base para establecer una estrategia de inversión con sentido. Esa sería probablemente la mayor riqueza que podríamos extraer de este aluvión de fondos. Superior incluso a las inversiones internacionales que, de momento, siguen sin poner a nuestro país en el mapa de la vanguardia tecnológica y lo mantienen en un extremo de la cadena de valor. Basta con levantar la vista y mirar más allá de nuestras fronteras.

Foto: JORGE PETEIRO/EP

El Grupo de Expertos del Perte CHIP, en el que está Mayte Bacete en representación del Valencia Silicon Custer, es un ejemplo de esos nuevos puentes que se han establecido entre el sector privado y el público, pese a que sólo cuatro de sus 11 miembros son representantes de la empresa.

En el discurso del comisionado del Perte CHIP, Jaime Martorell, en el Encuentro de las Telecomunicaciones de Ametic en Santander, se notaba que no está en condiciones de marcar la estrategia, al menos ante los micrófonos. Insistió en que “se mantienen negociaciones con varios fabricantes”.  Y no es ese el mensaje que esperamos, sino el de cómo va a transformar a nuestra industria y qué oportunidades se abrirán para subirnos a la carrera tecnológica.

En su misma mesa, el director del Barcelona Supercomputing Center, Mateo Valero, una de las mentes más potentes del país en microelectrónica, hablaba de crear un líder español en hardware de código abierto, basado en el estándar RISC-V, porque en diez años puede que esa tecnología cope el 95% del mercado.

El mundo entra en una nueva era de relación entre el sector privado y el público, más colaborativa, más transparente, más productiva. Los postulados del liberalismo radical antiestatalista están definitivamente enterrados. Pero para que dos hablen debe haber un lenguaje en el que puedan hacerlo, aunque sea el de signos.

La preocupación en torno a los fondos europeos se extiende a los gestores de las ayudas, muchos de los cuales están teniendo que solicitar pólizas de crédito para hacer frente a los retrasos en los cobros. Haces el trabajo, pagas a tus trabajadores, pero el dinero del Kit Digital no llega hasta un año después. Otros esperan seis meses a que Red.es les apruebe la solicitud, qué menos. En un contexto de incremento de los tipos de interés y restricciones al acceso a financiación, aunque todavía tímidas, la cosa no hace gracia. Hablaremos algún día del mayor rol como financiadores de las compañías tecnológicas.

Y hay inquietud también alrededor de los Perte porque se avista ya la posible resaca posterior al fin del periodo de concesión de las ayudas europeas. Hemos normalizado la disponibilidad de fondos que no somos capaces de generar por nosotros mismos y no debemos olvidar que, mientras no se traduzcan en inversiones con capacidad transformadora real basada en la innovación tecnológica, son un puro espejismo de competitividad.

“Hay miedo a la resaca, sí, pero esperemos que no se produzca, las ayudas pueden servir de incentivo para que las empresas se acostumbren a invertir en tecnología y a apostar por proyectos innovadores en el futuro, para que se mantenga esa actividad”, me dice el directivo de la multinacional. Un Gobierno responsable debería dedicar 2024 a preparar a la economía para el día después.

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