MADRID (EP). Repsol ha cerrado con éxito una emisión de bonos híbridos por un importe total de 750 millones de euros, en una operación que registró un alto interés por los inversores con una demanda de casi 2.000 millones de euros, indicaron a Europa Press en fuentes financieras. En concreto, la emisión se ha cerrado con un cupón fijo anual del 2,5% los primeros seis años para los títulos. Los bonos emitidos son de deuda perpetua, que podrán ser recomprados por la compañía en un plazo de seis años (2027).
Citi, UniCredit, Caixa, Santander, JP Morgan, Deutsche Bank, Mizuho, NatWest Markets y Société Générale han actuado como entidades colocadoras en la operación. Esta emisión permitirá a Repsol, que ha aprovechado así la ventana de oportunidad por las buenas condiciones actuales existentes en el mercado, fortalecer aún más su sólido balance.
De hecho, la empresa dirigida por Josu Jon Imaz reforzó ya en 2020 su posición financiera mediante cinco emisiones de bonos por un total de 3.850 millones de euros, de los que 1.500 millones correspondieron a bonos perpetuos subordinados, que fortalecen el patrimonio del grupo, además de su liquidez. Asimismo, el grupo logró reducir su deuda neta un 28% durante 2020, en 1.178 millones de euros, hasta situarla en 3.042 millones. Su liquidez se situaba a cierre del pasado ejercicio en 9.195 millones de euros, cubriendo en 3,23 veces los vencimientos a corto plazo.
Los bonos híbridos computan como capital en un 50%, de acuerdo con la metodología de las principales agencias de rating, con lo que esta operación contribuirá a mantener las calificaciones crediticias del grupo. En junio del año pasado, Repsol ya cerró con éxito la colocación de bonos híbridos por 1.500 millones de euros, tras recibir en la operación una demanda de más de 12.000 millones de euros. Esa operación tenía por objetivo recomprar una emisión de 2015 de bonos de valores perpetuos a seis años por un importe de 1.000 millones de euros.
En todas las emisiones realizadas a lo largo del pasado ejercicio, que estuvo marcado por el estallido de la crisis sanitaria del Covid-19, la energética recibió demanda por varias veces la oferta en una señal del interés por parte de los inversores.
La pasada semana, Fitch ya ratificó la calificación crediticia a largo plazo para Repsol en 'BBB', con perspectiva 'estable', al considerar la agencia que el apalancamiento neto de los fondos de operaciones (FFO) del grupo volverán a niveles acordes a este rating en 2021.