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El centro mantiene la normalidad y batalla contra el virus con recursos propios

Residencia Oasis: "Estamos tirando de imaginación porque no tenemos material"

Foto: KIKE TABERNER
28/03/2020 - 

VALÈNCIA. Dicen que ante la adversidad las personas se crecen. Nos hacemos más fuertes. Algunos lo llaman instinto de supervivencia y otros, simplemente, se aferran a la idea de seguir adelante. Sea como fuere, en los tiempos actuales donde medio mundo libra una batalla contra el coronavirus con importantes carencias de material sanitario, el ingenio se ha erigido como arma de supervivencia. Bien lo saben en la residencia de mayores Oasis Palace de Benicàssim, donde no solo no se les ha facilitado el equipamiento de protección suficiente, sino que tampoco tienen la certeza de si lo recibirán.

"Estamos tirando de imaginación y de todos los recursos posibles porque tenemos una carencia importantísima de Equipos de Protección Individual (EPI) y tampoco sabemos si llegarán", explica a este diario la directora del centro, María Pilar Vaquer. Una necesidad que les ha llevado a ingeniárselas para poder no solo proteger a su personal del virus, sino impedir su entrada al centro, donde, por el momento, no se ha registrado ningún caso positivo. Incluso, no descartan tener que utilizar chubasqueros o bolsas si fuera necesario. "Lo prioritario es la protección y salud de nuestros residentes. Somos unos guerreros en medio de esta guerra", subraya.

Y es que el centro castellonense, con un total de 99 plazas, libra esta batalla contra la epidemia con únicamente dos equipos de protección para una plantilla formada por 60 profesionales. "El jueves fuimos al Hospital General de Castellón a recoger los dos equipos que nos facilita la Conselleria de Sanidad", relata. Hay miedo porque, aunque sí cuentan con mascarillas quirúrgicas y guantes, necesitan más equipos para hacer frente a posibles contagios. 

"Lo que nos dicen desde Sanidad es que si hay positivos nos darán más material, pero esa no es la realidad que se ha visto. Los directivos y personal de los centros estamos preocupados", admite. Dada la orden del Ministerio de Sanidad de centralizar la compra de material anunciada el 18 de marzo, no pueden adquirir nuevos suministros a sus proveedores habituales y desde la administración valenciana lo distribuyen "a cuentagotas". Pide, además, que tanto desde la Conselleria de Sanidad como Políticas Inclusivas, encargada de la gestión y coordinación de los centros de mayores, haya una mayor coordinación. En muchos momentos se han sentido solos y sin una directriz clara.

Residencia Oasis

Anticipación contra la epidemia

Es su personal el que está haciendo un esfuerzo titánico para garantizar la máxima normalidad a los residentes. Desde el primer momento, no solo se ha mantenido informadas a las familias, sino que han reunido a los residentes para informarles de la situación y evitar que se propague el miedo. "Hemos tenido charlas con ellos para explicarles la situación de puertas para afuera y lo que hay que hacer de puertas para dentro", explica Vaquer. De hecho, la residencia Oasis se anticipó a las medidas adoptadas por la administración y ya el 6 de marzo comenzó a restringir las visitas de familias augurando lo que se avecinaba. Casi una semana más tarde llegó la directriz de la Conselleria que dirige Mónica Oltra en este sentido.

Pero no solo eso, sino que han puesto en marcha una serie de medidas para evitar que el virus entre en el centro. "Como disponemos de salones amplios hemos separado los sofás para guardar la distancia de metro y medio y hemos reducido a dos personas el máximo de comensales en las mesas del comedor donde, además, se han instalado mamparas de metacrilato para una mayor protección", explica. También han reducido las actividades comunes y aquellas que requerían de tareas conjuntas, son ahora individuales.

Pese a los cambios, en el centro reina la normalidad dentro de la situación. Ya han realizado con ellos cursos de lavado de manos y se les han dado instrucciones sobre la importancia de mantener la distancia de seguridad. Y es que el objetivo es que los usuarios mantengan la cotidianidad con el menor impacto posible. Cada día, de 8 a 10 horas, sirven los desayunos, como siempre. Más tarde realizan una clase grupal con la fisioterapeuta. Eso sí, siempre respetando el metro y medio de separación recomendado.

Algunos pasan parte de su tiempo en las habitaciones, la mayoría de ellas individuales, y aquellos tienen algún tipo de dependencia más severa y que necesitan tomar el aire salen acompañados por alguien de personal a dar algún paseo por los jardines de las instalaciones. Por la tarde también tienen una actividad, como talleres de lectura o memorización para ocupar su tiempo y estén activos. "El objetivo es mantener la calma y seguir con el día a día habitual", explica la directora del centro que indica que todos han entendido la situación y, pese a todo, se mantienen animados.

A las familias se les mantiene informadas en todo momento a través de circulares con videollamadas. "Tienen que saber que todo está bien y estar tranquilos. Las personas que estamos trabajando lo hacemos por vocación y sabemos la responsabilidad que tenemos. Estamos dando el 100% con una fuerza absoluta y diaria porque para nosotros los residentes son la prioridad absoluta", recalca.

Nunca bajar la guardia. Ese es el lema. "Sabemos que el bicho está y los que podemos pararlo en los centros somos el personal", indica Vaquer. Una plantilla que, pese a todo, sigue trabajando, desbordada en ocasiones y sin los recursos necesarios. Y es que la directora de la residencia lo tiene claro: "Somos los centros los que tenemos que sacar el trabajo. Hay que estar preparados", concluye.

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