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el callejero

El rostro de las mañanas de Nicaragua se abre paso en València

Foto: KIKE TABERNER
22/01/2023 - 

Eveling Lambert es un volcán que viene de una tierra de volcanes. Esta nicaragüense de 37 años tuvo que dejar su país en 2021 después de haberse convertido en el rostro televisivo de las mañanas en Nicaragua y ahora intenta hacer su camino en València a golpe de 'storie' en Instagram, donde tiene cerca de 80.000 seguidores. Hace años que vio flaquear a los medios tradicionales y apostó por las redes sociales. Muchas empresas confiaron en ella y fue consolidando su marca personal. No conoce la vergüenza y, al acabar la entrevista, pone una bolsa de plástico en la mesa, saca una galleta de su país y me obliga a comérmela y a decirle a la cámara de su móvil lo rica que está. Luego lo subirá a Instagram junto a un comentario con su voz melosa.

Su olfato le dijo hace tiempo que, además de Facebook, que era lo que se llevaba allá por 2011, convenía meterse en Instagram, aparentemente una inocente red para subir fotos. Eveling veía que a las empresas les gustaba el vídeo y se lanzó. "Fue entonces cuando empecé a involucrarme con un mundo más vinculado al marketing y la publicidad. Era la presentadora del evento publicitario más importante del país: Granada Creativa. Mi contenido es sobre empoderamiento femenino y emprendimiento, y en 2018 creé una plataforma en mi país que apoyaba a pequeños negocios. Les dábamos a los emprendedores la oportunidad de tener formación académica con cursos sobre marketing digital, finanzas y la parte legal para que desarrollaran sus negocios. Y creé un festival de emprendimiento y música que celebró siete ediciones con lleno total, con espacios de venta y compra, en Managua".

Eveling, además de un volcán que no para de hablar, a ratos a gritos, a ratos cantarina, también es una mujer pegada a una cabellera exuberante. Es imposible dejar de mirar esa voluminosa melena llena de rizos que es su distintivo. Ella ama su pelo y siente que le conecta con su padre. Porque ella y su hermana pequeña vienen de las dos principales ramas de Nicaragua: la inglesa y la española. "Mi padre nació en la capital de la RAAS (Región Autónoma del Atlántico Sur), en una costa caribeña que fue conquistada por los ingleses. Porque en Nicaragua se podría decir que coexisten dos Nicaraguas: la española, que es la del Pacífico, y la británica. Mi papá es de la británica, habla inglés criollo y es negro. Pero es común que la gente del Caribe migre al Pacífico en busca de mejores oportunidades. Mi padre era el típico chico muy bueno en los deportes. El deporte nacional en mi país es el béisbol y el segundo, el boxeo. Mi papá, Earl Ray Lambert, era buen jugador de béisbol, obtuvo una beca en el colegio La Salle de Managua y migró para formarse académicamente en la capital".

El poso británico está tan presente que la abuela de Eveling tomaba el té cada día a las cuatro de la tarde. "Era una mujer mulata de ojos azules", recuerda su nieta. Su padre comenzó a trabajar de profesor de inglés en un colegio público y allí, en un día de fiesta, bailando, moviendo su negro cuerpo, conquistó a la psicóloga del centro. "Mi madre dice que desde que lo vio bailar supo que era el amor de su vida. Y yo soy la combinación de una mujer mestiza y un hombre negro".

El huracán 'Mitch'

Eveling y su hermana ya nacieron en la capital, en Managua, donde viven 1,5 de los casi siete millones de habitantes que tiene el país centroamericano. Aunque veían con frecuencia a la rama caribeña en unas reuniones familiares en las que se hablaba en inglés, del mismo modo que cuando iban con la parte materna hablaban en español. En 1997, el padre de Eveling se quedó sin empleo y un año después el huracán 'Mitch' arrasó el país: mató a 3.800 nicaragüenses y destruyó más de 20.000 viviendas y el 70% de las carreteras. Ese año, en 1998, Earl Ray decidió irse a buscar fortuna a Estados Unidos mientras su esposa y sus dos hijas -Eveling tenía doce años entonces- se quedaban en Managua.

Eveling le va dando sorbos a un café americano en la terraza de un bar de Viveros cubierto por la copa enorme de una jacaranda. Alrededor, por los caminos que atraviesan los jardines, varios grupos de jóvenes con cara de Erasmus van y vienen con excitación mientras miran el papel que llevan en la mano. Del cuerpo les cuelgan unas cintas de colores y da la sensación de estar participando en una yincana.

La nicaragüense cuenta que su padre siguió muy encima de ella, de sus calificaciones, de su formación, pero ya solo a través de las llamadas telefónicas desde Indianápolis, donde estaba buscándose la vida con el comodín de ser bilingüe. Él se sacrificaba para que sus hijas pudieran estudiar en un colegio privado y por eso pudieron ir durante años a La Salle. "Crecí en un hogar donde me exigían la excelencia académica porque mi padre estaba sacrificándose por nosotras en Estados Unidos", apunta. Ellas oían que seguían juntos, pero luego, pasados los años, ya de adultas, entendieron que ese matrimonio estaba roto y que guardaron la apariencia para no añadir más zozobra a sus vidas.

Tras el colegio, llegó la universidad. Eveling se decantó por Ciencias de la Información y, cuando ya estaba acabando la carrera, un día llegó su mejor amiga y le contó que había visto un cartel en la universidad en el que se anunciaba una beca para estudiantes de Nicaragua y El Salvador en una ciudad que se llamaba València. La beca venía de la Fundación Bancaja y en 2007 la solicitaron más de quinientos estudiantes de los que quedaron solo diez. Eveling estaba una mañana en medio de un cañaveral mientras realizaba un documental sobre el ron Flor de Caña -una de las empresas más importantes del país- cuando recibió una llamada. Alguien le informó de que le habían concedido la beca y la joven estudiante rompió a llorar ante la sorpresa de todos los que estaban allí.

¡Una ciudad con edificios!

Eveling llegó a València con 23 años. Dejó las maletas y se lanzó a descubrir la ciudad. "A la noche me llamó mi madre y recuerdo que lo primero que le dije fue: 'Mamá, ¡aquí la gente vive en edificios! Porque Nicaragua es un país muy activo sísmicamente y prácticamente no tenemos edificios. Vivimos en casas".

Empieza a asomar la tercera Eveling. Porque Eveling es un volcán, es una cabellera exuberante y es también la versión andante de la entrada en Wikipedia de Nicaragua. Y cuenta que su país es, tras Haití, el segundo más pobre de América Latina, que un alto porcentaje de la población se fue a otros países en busca de una vida mejor y que lo que envían esos emigrantes, las remesas, supone una de las principales fuentes de ingresos de Nicaragua.

La joven becada pasó un año en València estudiando un master de Marketing de la Universitat de València en el Parque Tecnológico. Cuando volvió, la familia se encontró a una mujer diferente. Eveling había descubierto que existía otro mundo, que su país no era perfecto y que detrás de las fronteras había muchas oportunidades. De vuelta, pasado un tiempo, consiguió otra beca para hacer un master en la Universidad Juan Carlos I conjunto con la Agencia EFE. Así que volvió a España. A los seis meses les daban la oportunidad de elegir un destino entre las delegaciones que la agencia tiene en todo el mundo y Eveling se quedó con València. "Quería volver a la ciudad que me había enamorado".

Su primer día en la agencia, en 2010, la mandaron a cubrir una rueda de prensa sobre arquitectura. La periodista llegó entusiasmada, dispuesta a hacer la nota de su vida y entonces, después de las presentaciones, empezaron a hablar en valenciano. No entendió nada. Así que volvió decepcionada, le entregó la grabación a su jefe y le contó a todos que no había tenido el estreno soñado. Pero luego vinieron días mejores y compañeros como el periodista deportivo César Toldrá le animaron, le enseñaron sus secretos y cada día le preguntaban cómo estaba. Un día, además, otro colega se la llevó al campo del Levante UD y le permitió cumplir un viejo sueño: ver de cerca a Iker Casillas.

Su primera experiencia en València había sido muy satisfactoria: conoció una ciudad que le encantó y que le permitió no añorar demasiado el clima tropical de Nicaragua, estuvo de becaria en la Fundación Bancaja el año de la exitosa exposición 'Sorolla, Visión de España' y hasta conoció a Rita Barberá. La alcaldesa invitó a los becarios a vivir una mascletà desde el balcón del Ayuntamiento, un momento que no se olvida. Pero el segundo año, además, había podido trabajar como periodista en la Agencia EFE.

Después regresó de nuevo a Nicaragua y ahí se convirtió en una estrella de la televisión. No fue sencillo. Al principio, el productor miró su melena y, con un tono despectivo, le dijo que así no podía salir delante de las cámaras, que tenía que cortarse el pelo y alisárselo. "Hasta que un día, de tantos químicos, se me empezó a caer el cabello. Entonces me rebelé, le dije que era afrodescendiente y que estaba muy orgullosa de mis raíces. Expliqué que me tenían que aceptar con mi aspecto. Lo logré y me convertí en una de las primeras presentadoras afrocaribeña de la televisión nicaragüense". Su pelo, lejos de provocar rechazo, causó sensación. Un montón de familias le escribían a sus redes sociales diciendo que ellas también tenían el pelo así, que les encantaba. Y, con el tiempo, una marca de champú la contrató como imagen de sus productos.

La 'influencer'

No tardó en convertirse en el rostro de las mañanas. Durante seis años dirigió 'Mañaneros', un 'magazine' matutino. Dos horas de televisión en directo que, al contrario que en España, no le reportó un gran sueldo. Pero, a cambio, ganaba el triple promocionando las marcas con las que colaboraba en las redes sociales como 'influencer'.

Si el huracán 'Mitch' sacudió el país en 1998, en 2018 lo hizo una gran crisis sociopolítica. Fue por aquella época cuando fundó, con otras compañeras, el proyecto 'Pinoleras'. "A los nicaragüenses se nos llama nicas, el apócope, y pinoleros porque consumimos una bebida a base de maíz que se llama pinol. Nos convertimos en uno de los proyectos para emprendedores más importante del país".

Pero la situación se fue enredando y en 2021 decidió que tenía que irse de Nicaragua. Sus padres querían que fuera a Estados Unidos. "Pero en ese momento le vinieron a la cabeza las imágenes del barrio del Carmen y la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Por eso decidí regresar a València. El 26 de octubre de 2021 llegué a España nuevamente y decidí empezar de cero. La diferencia es que esta tercera vez no venía con una beca y un plazo de varios meses, esta vez venía a vivir a València. Lo pasé mal y tuve el síndrome de la maleta, esa sensación de que en cualquier momento vas a regresar a tu país. Mantuve una maleta empacada durante todo un mes. Extrañaba mi país y hasta el clima tropical".

Pero Eveling es un volcán y eso siempre acaba resurgiendo. Mujer echada para adelante, empezó a llamar a muchas puertas para no acabar, como tantas latinoamericanas, limpiando casas o cuidando ancianos. "Me abrieron una en la radio Latinos FM, en concreto en un espacio que se llama 'El café con Jorge Rivera', donde vi que había muchos periodistas latinos como yo". En febrero, además, arranca un proyecto al que ha llamado 'Ta'jodido': "Una plataforma de comunicación donde se abordarán temas relacionados con los tres pilares más importantes para los migrantes: el legal; el relacionado con emprendimiento y el pilar de crecimiento personal. Creo en el poder de las redes para cambiar vidas. Yo voy a tener éxito en esta ciudad. Yo ya lo visualicé. Y si yo no creo en mí...".

Mientras tanto, le habla de Nicaragua a todo el que se cruza en su camino. De las playas de Corn Islands, de las del otro lado, del Pacífico, en Rivas, del volcán Masaya, del que se dice que es una de las siete bocas del infierno, o del lago Cocibolca, el más grande de Centroamérica. Es una embajadora ejemplar y por eso, hace unas semanas, inició una charla poniendo la canción 'Son tus perjúmenes mujer'. Luego preguntó a la gente si la conocía, y cuando le respondieron que sí, les reveló que la popularizó un nicaragüense llamado Carlos Mejía Godoy. Y les habló de Rubén Darío y de los volcanes y de mil cosas más. Cuando ve que la gente empieza a estar abrumada, para. Porque ya es feliz en València, y ya es una mujer que ha visitado Italia, Francia, Portugal o Marruecos, pero Nicaragua sigue agarrada fuerte del corazón, el corazón del volcán.

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