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tribuna libre / OPINIÓN

La sostenibilidad como oportunidad para las pymes

La sostenibilidad está motivando cambios en las grandes empresas, en especial en las más internacionalizadas. Las pymes pueden aproximarse a la sostenibilidad como una carga más o entender que hay una oportunidad para ampliar sus perspectivas de crecimiento.

15/06/2022 - 

Tras la crisis financiera de 2008 ha arraigado con fuerza la idea que las grandes multinacionales debían involucrarse en mayor medida en cuestiones Ambientales, Sociales y de Gobernanza (los conocidos como criterios ASG -ESG en inglés-). Ciertamente, los origines de la sostenibilidad son más amplios y complejos que la inicial aseveración. Ahora bien, en lo que ahora nos interesa basta afirmar que estamos ante una institución que trasciende de lo coyuntural para incardinarse en el futuro devenir de las grandes multinacionales.

La sostenibilidad está suponiendo un profundo esfuerzo para las citadas multinacionales. No debemos desconocer que han arreciado críticas a partir de casos patológicos y seguro que el camino que resta por acometer es todavía largo y lleno de desafíos. Ahora bien, también deben valorarse los logros que provienen de compromisos meramente voluntarios que han asumido las empresas.

Esta transformación, como sucede en múltiples ámbitos de la actividad económica, surge en las multinacionales para posteriormente descender hacia sus proveedores. O dicho de otro modo, si la multinacional debe cumplir con algún nuevo requerimiento resulta frecuente que se traslade hacia sus proveedores. La sostenibilidad, en este punto, no va a ser una excepción. Así pues, los nuevos deberes que están surgiendo en el ámbito de la sostenibilidad implicarán antes que después una adaptación de las pymes. No creo que aquí haya margen para otra solución.

A partir de aquí será cuestión de optar. Habrá pymes que verán la sostenibilidad como una nueva carga que deben cumplir si aspiran a contratar con grandes multinacionales. Se enfocará el asunto como una nueva burocracia limitada a cumplimentar los documentos que se les exijan. Nada más restará por hacer.

Sin embargo, la sostenibilidad también puede ser una oportunidad para las pymes, pues su implicación en la institución puede suponer un incremento de su volumen de negocio. A nadie escapa que una PYME sita en la Unión Europea tiene un ADN desde el que es fácil cumplir con estas exigencias. La búsqueda de la excelencia supondrá sin duda una oportunidad.

Así sucede, por ejemplo, con la protección de los Derechos Humanos que se encuentra en el corazón mismo de la sostenibilidad. No puede haber una empresa sostenible si no se hacen esfuerzos decididos en la defensa de los Derecho Humanos (prevenir, mitigar y reparar los daños). Es más, tanto el legislador español como el comunitario ya están trabajando en la normativa que supondrá la imposición de un deber de diligencia en la preservación de los Derechos Humanos a través de toda la cadena de valor (= todos los proveedores sucesivos de la cadena de suministro).

¿Dónde está entonces la oportunidad? Sinceramente no creo que para ninguna empresa sita en el territorio español implique ningún esfuerzo cumplir con los Derechos Humanos. Llevan décadas haciéndolo de forma natural. Ningún gasto adicional implica. Ningún cambio hay que implementar. Es más, ninguna duda genera a ninguna multinacional un certificado expedido sobre la excelencia en el cumplimiento. ¿Puede decirse lo mismo de todas las pymes de todos los países del mundo?

A nadie sorprende que los productos agroalimentarios hayan de cumplir hoy en día un estricto control de trazabilidad para garantizar el respeto de la normativa fitosanitaria. Cuando miramos hacia atrás con casos tan terribles como el de los afectados por el aceite de colza es fácil comprobar la bondad del sistema vigente.

Por ello tampoco debiera sorprender que se exigiera a las empresas multinacionales un control de “trazabilidad” -permítaseme la licencia- en el cumplimiento de los Derechos Humanos. En pleno siglo XXI las empresas que incumplan los Derechos Humanos de manera sistemática no debieran tener cabida. No alcanzo a ver diferencia alguna entre la empresa que utiliza productos prohibidos en el cultivo de su cosecha y aquella que se aprovecha de la debilidad de otras personas conculcando sus derechos más básicos. Competir a través de estas técnicas buscando un mero ahorro de costes debe tener una penalización.

Y aquí no tengo duda de que las pymes españolas no han de realizar esfuerzos en alcanzar la excelencia en la preservación de los Derechos Humanos. La tienen de serie. Por eso ha llegado el momento de exigir el cumplimiento de los Derechos Humanos a cualquier empresa. La deslocalización ha de tener límites y, desde luego, el cumplimiento de los Derechos Humanos es claramente uno de ellos. Hacerlo permite a las pymes españolas competir en condiciones de igualdad. En definitiva, convertir su fortaleza en una oportunidad.

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