VALÈNCIA (EP). La Agència Valenciana de la Innovació (AVI) respalda el desarrollo de un nuevo sistema de tratamiento de envases plásticos mediante microorganismos, que permitirá acelerar la degradación de dichos polímeros, incluso cuando carezcan de propiedades biodegradables. Además, se explorará el uso de estos procesos para la eliminación de los microplásticos depositados en los lodos resultantes de la depuración de aguas residuales.
La iniciativa, bautizada como CAPMAM, está liderada por la empresa ADM Lifesequencing, en colaboración con la Unidad de Investigaciones en Suelos, Residuos y Medio Ambiente de la Universitat de València, Global Omnium Medioambiente y AIMPLAS, y cuenta con el apoyo de la AVI en el marco del programa de impulso a los proyectos estratégicos en cooperación correspondiente a la convocatoria de ayudas de 2020.
El equipo de especialistas que trabaja en este proyecto está explorando cómo mediante la incorporación de microorganismos es posible compostar envases plásticos no biodegradables, así como acelerar la degradación en las plantas de compostaje de los envases biodegradables que puedan encontrarse en la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos.
Precisamente estos microrganismos parecen tener también un papel determinante en la eliminación de los microplásticos que se encuentran en los lodos de las depuradoras, lo que permitiría su uso agrícola como fertilizantes naturales.
Se trata, en definitiva, de ofrecer una solución ambiental desde la economía circular a las barreras al reciclaje que presentaban hasta ahora este tipo de envases, potenciando, además, el tratamiento orgánico y el compostaje del plástico, en línea con las políticas verdes que abandera la Unión Europea, ha explicado la AVI en un comunicado.
De este modo, CAPMAM comprende el desarrollo de una metodología para el cultivo y aislamiento de los microorganismos capaces de degradar polímeros, así como la identificación de las cepas con mayores capacidades metabólicas. El objetivo es crear una biblioteca en la que estén criopreservados y debidamente identificados y clasificados según su capacidad de degradación.
En una segunda fase, se evaluará tanto la rapidez para descomponerse (biodegradación acelerada), como también la toxicidad del compost obtenido a partir de envases no biodegradables. Con este fin se realizarán ensayos de germinación, que determinarán el uso agrícola y de jardinería de estos subproductos.
En la ejecución del proyecto, ADM Lifesequencing trabajará en la identificación microbiana de los microorganismos aislados, así como en la detección de los genes y de la ruta metabólica implicadas en el proceso de degradación de plásticos, mientras que AIMPLAS abordará, entre otras actuaciones, la creación y desarrollo de la biblioteca de microorganismos.
Asimismo, la Universitat de València participará en la investigación del proceso de compostaje acelerado de plásticos del sector envase, así como la toxicidad del producto resultante, en colaboración con Global Omnium que, a su vez, proveerá el compost de su planta de compostaje para el aislamiento microbiano y realizará ensayos de compostaje acelerado de plásticos a escala industrial.
Precisamente, el vicepresidente ejecutivo de la AVI, Andrés García Reche, ha señalado que la colaboración entre los agentes del sistema valenciano de innovación es la única vía para hacer frente a los grandes retos de nuestra sociedad como, por ejemplo, el medioambiental: "El desafío es de tal calado que solo se puede resolver con la movilización y la colaboración de empresas, universidades e institutos tecnológicos", ha dicho.
El proyecto CAPMAM está alineado con dos de los tres ejes de la Estrategia de Especialización Inteligente de la Comunitat Valenciana, RIS3CV, que coordina la Conselleria de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital. En concreto, el relativo a la mejora de la calidad a través de una gestión adecuada de los residuos; y el eje de producto innovador que, en este caso, favorecerá la sostenibilidad de los envases plásticos y contribuirá a disminuir su impacto ambiental, generando un producto que podrá ser aprovechado por el sector agrícola.
Pero, además, este proyecto estratégico responde a dos de los retos identificados por el Comité Estratégico de Innovación Especializado (CEIE) en economía circular, que aboga por el desarrollo de bienes de consumo más sostenibles, y por una valorización más eficiente de los residuos que contribuya a la extensión en los usos de las aguas regeneradas en el entorno urbano y agrícola.