VALÈNCIA. La sociedad empresarial valenciana despide este martes a una personalidad relevante de su historia reciente. Abel Martínez Zomeño, fundador original de la empresa Quimi Romar y padre de dos de los actuales accionistas, Jose y Javier Martinez Panadero, que falleció el domingo a los 78 años de edad rodeado de sus familiares y seres más queridos tras una larga enfermedad.
Persona clave en la historia de la compañía, la trayectoria de este empresario se remonta a hace casi 50 años, cuando comenzó a fabricar y envasar productos de aseo personal y limpieza del hogar para la autoventa en un pequeño local de Valencia. Medio siglo después, aquel comienzo humilde es hoy una empresa con más de 200 empleados que vende productos bajo sus propias marcas en más de 70 países.
Desde que instalara su negocio en Alboraya, Abel Martínez destacó por su carácter emprendedor y activo, y mantuvo siempre en mente la ambición de hacer crecer un proyecto del que a partir de los años 80 participarían también sus hijos.
Esta tenacidad en su empeño se vio especialmente puesta a prueba en dos ocasiones con sendos incendios en las instalaciones de la empresa, a los que conseguiría sobreponerse para hacer resurgir finalmente Quimi Romar en su emplazamiento actual en la población de Náquera, donde cuenta hoy en día con instalaciones de más de 35.000 m2. Con todo este bagaje detrás, Quimi Romar se convertía así en el proyecto vital de Abel Martínez y de su familia.
Ya en la década de los 90 Quimi Romar y el propio Abel Martínez marcarían un antes y un después al comenzar a abrir un camino hasta entonces inexplorado por el mercado español en el canal del multiprecio, conocido popularmente por los bazares de “todo a 100”. Allí introdujo sus propias marcas para higiene personal y droguería que a día de hoy pueden encontrarse en muchos hogares, como Amalfi, Romar o Destello. Con ellas fue pionero en el concepto “low cost” de droguería y perfumería de fabricación nacional a precios muy accesibles. Más tarde, la compañía incorporó nuevas marcas con las que llegar a otros canales y continuar su crecimiento e internacionalización, como Agrado, Mayordomo o Sairo.
Su familia y todo aquel que tuvo la ocasión de conocerle y colaborar con él durante todos estos años, le despiden hoy con la mente puesta en el carácter emprendedor y tenaz que caracterizó a Abel Martínez toda su vida. Nadie podrá olvidar ya cómo la ilusión que un día supuso comenzar un proyecto como Quimi Romar ha logrado dejar una herencia empresarial tan notable a la sociedad a base del esfuerzo y la entrega de toda una vida dedicada al sector de la fabricación de droguería y perfumería.
Sus hijos Jose y Javier Martinez Panadero, agradecen todas y cada una de las muestras de condolencia, cariño y animo recibidas.