VALÈNCIA. Enrique Bañuelos vuelve a escena con la oferta que ha puesto sobre la mesa para hacerse con la cotizada sueca Inzile, fabricante de vehículos eléctricos que participa en un proyecto para convertir la planta de Nissan en Barcelona en una fábrica multimarca y multiproducto de coches eléctricos. La operación consiste en que Inzile se haga con el 50% de la española QEV Tech Holdings -copropietaria de la también nacional QEV Technologies, -que participa en el proyecto para reindustrializar la planta catalana de Nissan.
El acuerdo pasa por constatar que QEV Tech Holdings es propietaria de al menos el 51% de QEV Technologies, con el fin de que la sueca pueda consolidar sus resultados. Asimismo, Inzile aprobará una ampliación de capital que permitirá -a través de una OPA- a la sociedad eFashion Championship (eFC), controlada por el empresario saguntino, tomar el 63% de la firma nórdica, que mantendrá su sede operativa en Suecia pero la mayoría lo tendrá Bañuelos. Todo ello una vez recibido el visto bueno de los accionistas de Inzile y de las pertinentes autorizaciones regulatorias.
Así lo comunicó a la CNMV sueca el pasado 21 de junio, informando que la cotizada nórdica podrá "utilizar su experiencia y red de contactos -en referencia a Bañuelos- en mercados globales, principalmente en Estados Unidos, América Latina y Asia". Unas palabras del máximo accionista hasta que se concrete la operación, Ragnar Ahgren, y miembro del consejo de la cotizada sueca, recogidas en dicho hecho relevante enviado al Nasdaq First North Growth Market.
Por su parte, el empresario valenciano -según dicha comunicación- considera que "Inzile es la plataforma perfecta para consolidar empresas europeas y acometer 'joint ventures' internacionales, preferentemente en Estados Unidos y Latinoamérica. El futuro requiere diseñar soluciones de electromovilidad que el mercado y los consumidores están demandando, a través de nuevos canales comerciales, financieros y digitales".
Según el último informe financiero auditado de QEV Technologies correspondiente a 2018, su volumen de negocio creció en dicho ejercicio un 79,04% hasta los 12,589 millones de euros; el resultado bruto de explotación o Ebitda se redujo un 13,21% hasta los 937.555 euros; mientras el beneficio neto aumentó un 10,49% para totalizar 883.902 euros. Todo ello después de duplicar el balance hasta los 6,520 millones de euros.
Sin embargo, el mercado no se ha tomado nada bien el anuncio de dicha operación, por cuanto el día que se comunicó las acciones de esta empresa fundada en 2012 cedieron un 2,74 para cerrar en las 46,10 coronas suecas (SEK) por acción, es decir, 4,55 euros al cambio. Fueron los dos días siguientes cuando recibieron sendos correctivos y, como dato a tener muy en cuenta, con fortísimos volúmenes de negociación. Así, este pasado martes se desplomaba un 8,24% y al día siguiente lo hacía un 7,33%. En ambos casos con negociaciones muy pero que muy superiores a las que venía contratando.
Por el contrario, este jueves avanzaba un 2,30% a media sesión recuperando así la cota de las 40 SEK o casi cuatro euros, tal y como se aprecia en el gráfico superior de Investing. Un precio que equivale a una capitalización de unos 83 millones de euros al cambio, es decir, lo que viene a valer actualmente la cotizada alicantina FacePhi en BME Growth.
Una Inzile que comenzó el presente ejercicio con mucha fuerza, al llegar a superar en los primeros días de enero pasado la barrera de los 60 SEK -rozando los 6 euros por título- en lo que fue su máximo histórico. De este modo, multiplicaba por seis el valor de su salida a bolsa -con los datos de ayer jueves a media sesión se ha cuadruplicado-, que tuvo lugar el 28 de junio de 2019 en el Nasdaq First North Growth Market. Se trata de una especie de BME Growth -el antiguo Mercado Alternativo Bursátil (MAB) español- donde cotizan las pequeñas y medianas empresas en expansión. Conviene recordar que la bolsa sueca (OMX) fue adquirida por el Nasdaq estadounidense en mayo de 2007, por la que pagó unos 3.700 millones de dólares.