VALÈNCIA (EFE/Mónica Collado). El concejal de Hacienda de València, el socialista Borja Sanjuán (València, 1992), explica en una entrevista con EFE que estudió tres carreras a la vez por "cabezón", que es viajero mochilero, dependiente de los táper, y que su perro se llama Olof en honor a uno de sus referentes vitales.
En su Twitter dice que es jurista, economista y politólogo: ¿era su sueño acabar en política?
Pensaba que iba a ser arquitecto, pero en el último momento decidí hacer Ciencias Políticas y alguien me dio el buen consejo de que estudiara también Derecho, e hice las dos.
Cuando estaba en segundo, empecé a estudiar Economía casi por cabezón, por las discrepancias que tenía con un profesor de Economía Política: no iba a saber él más que yo. E hice las tres a la vez.
La política siempre me ha interesado, con 15 años me apunté a Juventudes Socialistas. No es que en mi familia fueran especialmente aficionados, pero todo el mundo tiene sus rarezas y frikadas, y la mía era esta.
¿Qué es más fácil, escribirle un discurso a Ximo Puig o coger las tijeras en las cuentas municipales?
Hacer discursos es muy difícil; no te exonera de responsabilidad, pero el que da la cara es otra persona y tu presión no es tan directa. Agradezco a Ximo Puig que se atreviera a que una persona de 23 años le escribiera sus discursos, y aprendí mucho de su manera de hacer política.
En el Ayuntamiento no hemos cogido la tijera; es un cambio de paradigma. Ramón Vilar hizo un buen trabajo y cuando las cosas fueron bien consiguió bajar el endeudamiento. Ahora que son más difíciles, en vez de la tijera hemos inyectado más dinero.
Como concejal de Hacienda, ¿es el malo?
Depende de a qué compañero le preguntes, y lo buena o mala que haya sido la última modificación de crédito para su área. Hay un poco de leyenda negra con que tiene que ser un perfil muy antipático, y no es tanto. Puede que sea la parte menos simpática, pero no hay que hacer un perfil gris de la gestión de Hacienda.
¿Perro o gato como animal de compañía?
R: Siempre perro. El mío es un perro de caza que abandonaron y estaba en una protectora de Toledo. Nada más verlo lo adoptamos y lleva con nosotros más de 4 años.El de mis padres se llama Willy, por Willy Brandt, y el mío Olof, por el exprimer ministro sueco Olof Palme.
A lo mejor una persona a la que no le gusten los perros pensaría que es un sacrilegio, pero como para mí son especiales veo positivo poner el nombre de un referente vital a tu perro.
¿Ha hecho alguna locura por amor?
En ocho años con mi novia me ha dado tiempo de hacer muchas. Ser detallista siendo un desastre es un poco complicado, y en un San Jordi se me olvidó comprarle la rosa y el libro. El libro lo conseguí pero la rosa no, y escayolado y con muletas salté a un rosal para cortar una rosa de un jardín municipal.
¿Cuál ha sido su mejor viaje?
R: El viaje más impresionantes que he hecho fue justo antes de la pandemia: me recorrí Cuba con una mochila. Me encantaría poder volver a hacerlo en otros sitios. Tenemos pendiente ir a Vietnam, y Japón tampoco lo conozco, pero imagino que este verano iremos más cerca. Viajar es de las cosas que más me gustan.
¿Lectura o cine?
R: Intento ver mucho cine, pero leo más. Durante muchísimo tiempo he leído libros que tenían que ver con la política, ahora intercalo cosas que me son útiles a la hora de entender la política. Muchas veces una buena novela te enseña muchas más cosas de la sociedad que te rodea que un libro que te la quiere explicar.
¿Sobreviviría sin teléfono ni redes sociales?
R: Sería capaz de sobrevivir, pero he de reconocer que generan cierta adicción y yo no me libro. Es una esclavitud moderna y en el fondo nos genera cierta dosis de felicidad. Pero al viajar me gusta ir a sitios donde no tenga datos en el móvil.
¿La cocina es territorio vedado o de relajación?
Soy el menos malo de casa en la cocina (vive con su novia). Me gusta, pero no tengo grandes habilidades. En la pandemia hemos sobrevivido gracias a una vecina que cocinaba para nosotros. Soy un poco dependiente del táper.
Una virtud y un defecto
Creo que soy una persona empática. Me afecta lo que le pasa a los demás y probablemente por eso me gusta la política y tengo la enorme suerte de poderme dedicar a ella.
Soy cabezón y desorganizado. y probablemente me equivoco con lo que tengo en la agenda tres o cuatro veces al día. Pero tengo mi orden dentro de mi propio caos.