VALÈNCIA. Salvo obstáculos insuperables, València tendrá Torre Eólica. Eso sí, su aprobación en la comisión delegada del Consorcio València 2007, que gestiona el espacio de La Marina, tendrá que esperar un mes más. Como había explicado Valencia Plaza, este martes se llevaba a la mencionada reunión documentación con algunas modificaciones al proyecto a las que previsiblemente se le iba a dar luz verde. Sin embargo, la comisión perfiere estudiar más al detalle el acuerdo con los promotores y tratar de mejorar unos últimos flecos para, en la próxima reunión, sacarlo adelante definitivamente.
Uno de los cambios que se introducirán en el proyecto, según han explicado fuentes del consorcio, concierne al uso que se le dará a los bajos de este hito arquitectónico, diseñado por el despacho de arquitectura del valenciano Fran Silvestre con el respaldo financiero de Net de Gerrers. Los promotores impulsarán el proyecto gracias a una concesión de La Marina por unos terrenos concretos hasta 2048. Así, en la documentación a la que se iba a dar luz verde este martes, y a la que ha tenido acceso este diario, se recoge un cambio según el cual se especifica que el objeto de la concesión es también "la construcción de locales o espacios para ser cedidos en arrendamiento a terceros".
Y aunque los promotores podrán alquilar o ceder estos establecimientos "en los términos que estime oportunos", se obligará a que se haga a "empresas relacionadas con el sector de la energía, la tecnología, innovación, investigación y start-up". Una medida mediante la cual el Consorcio pretende incidir en el carácter de polo de desarrollo tecnológico e innovador de La Marina. Este es, precisamente, uno de los aspectos que más atraen del proyecto de Silvestre: el planteamiento innovador del hito. Otra de las cosas que gustan: su uso para la producción de energías eólica y fotovoltaica
La voluntad es tan clara que si el Consorcio considera que este precepto se está vulnerando "con motivo de la posible realización de actividades no incluidas en este punto", se podrá revocar la concesión, si bien no de forma directa, sino que la empresa podrá presentar antes alegaciones para esclarecer si se está incumpliendo el acuerdo o para tomar medidas precisas para cumplirlo.
Otro de los aspectos que cambian respecto a lo inicialmente aprobado, ahora hará casi un año, en el mismo organismo, es el plazo de carencia, es decir el plazo a partir del cual la concesionaria empezará a abonar el canon correspondiente al Consorcio Valencia 2007. Si antes se había propuesto de que se empezara a pagar a partir del año y medio -18 meses-, ahora se amplía este período hasta los dos años -24 meses-.
"Los trámites necesarios para la obtención de los permisos -explica el documento- (...), así como la complejidad de la ejecución de la obra marítima necesaria para la cimentación del edificio, conllevan un mayor plazo de ejecución del previsto inicialmente". Para evitar una demora excesiva en la obtención de las licencias precisas por retrasos en la administración pública, también se recogerá que si se tarda más de tres meses en conceder los permisos, se suspenderá la cuenta del período de carencia.
Tras la aprobación por la comisión delegada, el proyecto deberá pasar por un período de exposición pública de 30 días en el que otros promotores podrán presentar un planteamiento alternativo de características similares en este espacio. Si eso ocurriera, la puesta en marcha del proyecto tendría que sacarse a concurso, mientras que en el caso de no presentarse nadie el proyecto de Silvestre se llevaría a cabo sin licitación, adjudicando la concesión del enclave, como ya ha ocurrido con otros espacios como las bases de Marina de Empresas -promovida por Juan Roig- y Bankia Fintech.
El presupuesto del proyecto ha aumentado y supera ligeramente los 20 millones de euros. La torre -que tendrá una altura de 170 metros- está prevista en un estrecho espacio ubicado en el extremo este de la bocana del recinto marítimo, un enclave baldío y adentrado en el mar pero ideal para el proyecto por la fuerza del viento en el lugar y que permitiría abastecer de energía a la Marina de València.
El monumento aspira a convertirse en un centro de investigación de energías limpias, además de en una importante referencia visual desde las alturas, en el coloso que reciba a las embarcaciones que visiten València y en un atractivo desde toda la fachada marítima. Quizá también en un punto turístico en sí mismo, ya que sus impulsores contemplan la creación de un mirador en la parte superior de la inmensa torre, que supera ampliamente los 127 metros del puente de l'Assut de l'Or, actualmente el punto más alto de la ciudad.
La combinación de energías eólica y fotovoltaica con la que contará la Torre Eòlica aspira a lograr una producción de 5,4GWh al año, "aproximadamente lo que genera un molino eólico convencional de eje horizontal de gran tamaño", según explicó el arquitecto hace más de un año. El 75% del total de la energía la producirían los alrededor de mil molinos eólicos de eje vertical instalados en la torre; y el 25% restante -que permitiría alcanzar las cifras de los habituales molinos de los parques eólicos- lo lograrían las placas solares dispuestas en la superficie de la estructura.