De variedades gallegas II

De volta á viña, niña

Es viernes y no queremos que por estudioso resulte nada soso, que seguimos de vinos gallegos y sus uvas extintas, tanto blancas como tintas

| 23/04/2021 | 4 min, 44 seg

Muchas al borde del precipicio del olvido, otras más populares, pero todas naturales de estos lares. Los de océano Atlántico, oleaje en el horizonte y cielos que fluctúan desde el gris hasta el azul más brillante. Campos verdes jaspeados de la piedra para vivir y los hórreos de guardar. Bosques de troncos infinitos, tronco, que mira que son altos, más que el tallo de una Zalto. 

Fondo musical de gaitas y celtas de los que no se fuman. Y nos fumamos el tiempo en sus caminos, sus puertos y sus bares. A borde de lareira y con botellas que caen a pares.

Empezando con el O Alborexar Ferrón 2015 (O Alborexar), que es Ribeiro en cerrada fortaleza que parece de otros lindes. Único por ir en solitario se rebela vigoroso y riberoso. Extracción y su tanino que pisa fuerte sin caer en excesos. Y aunque a veces sea un poquito volátil, sabe asentarse con gusto al lado de una chuletillas de cabrito. 

Con el Regina Viarum Rosae 2019 (Regina Viarum) nos ponemos cariñosos, que es mencía en modo rosita. Frutillas saltarinas que van de cesto en danza. Dulce sin serlo, nos mece con ligereza y diversión. Recreo y distracción para empezar la descompresión con unos longueirones bien molones.   

El Boas Vides 2017 (Antonio Míguez Amil) habla de sus bondades con mucho de carabuñeira y mezcolanza de brancellao, ferrón, sousón y espadeiro. Potro domado con sapiencia que trota en pequeñito. Y se pone a galopar en playa salvaje y salina. De ahí a bosque de eucaliptos que de grandes nos encogen los sentidos si lo ponemos con una raya en caldeirada. 

Vamos con la bastardo del Couto Mixto 2018 (Couto Mixto), que va bien escoltada por un poco de mencía y de caíño. Jugosete y con poderío, nos conduce por los recovecos del bosque más frondoso. Persistente y untuoso es de todo menos soso y nos llena de equilibrio para que mantengamos la calma ante un plato de orella.  

Nos damos un ídem con el Capricho de Merenzao 2016 (Ponte da Boga). Ribeira Sacra que se introduce en las páginas del ayer más lejano. Con la personalidad de los que saben adaptarse a cada momento y lugar. Finura sin remilgos al mordisquear picotas que dejan su impronta en el recuerdo. Y recordamos que estará muy rico con unos pimientos de Padrón. 

Escuchando al pasado, ahí le has dado

El Dpiega 2019 (Adega Sidrón) es tinto sorodo con algo de Mencía que escucha a los antepasados para que estén muy presentes. Y nos hace un presente en forma de pueblo con sus rústicos en la memoria. La que no olvida lo importante en hacer las cosas bien. Antes, ahora y siempre y sin que falte un trozo de pan de Cea con o sin mantequilla. 

La brancellao de Algueira Serradelo 2015 (Adega Algueira) nos conduce a tienda de especias donde olisquear con gusto. Toca en instrumento unas notas de reducción varietal y se deshace de ellas tan cual para volverse sutil y misterioso. Matas de fresas relucientes y finura refinada que está encantada con un cocido de Lalín. Que no falte de nada. 

El Brinde de Roandi Brut Reserva 2014 (Bodega Roandi) nos brinda una sorpresa con la conocida godello. Porque se destapa en espumoso de gurbujas delicadas y fulgor revoltoso. Abundando entre frutales claritos termina recorrido en una panadería de las que huelen que alimentan. Y nos concede el alimento  como aperitivo con unas almejas al natural. 

El Gorvia Blanco Quinta da Muradella 2012 (Quinta da Muradella) es señora de doña blanca con su aquel de barrica. Rusticidad de estar en aldea tan a gusto y repensar con tranquilidad juventudes que pasaron. Momentos frescos y felices que se mantienen para siempre dando la paz necesaria, con justicia y un rodaballo de entonces. 

El Uxia da Ponte 2018 (Mauro Estévez) es uva lado que mira de frente a pesar de la soledad tan poco habitual en ella. Especiado y desenvuelto, se sirve una copita de anís monino y se viene arriba con soltura y mucho brío. Untuoso y algo goloso resulta bien sabroso con una raya a la gallega. 

El Máis de Cunqueiro 2016 (Cunqueiro) es torrontés que se esconde en un castillo con vistas al mismísimo Miño. Revolución de aromas por camino de flores que se secan un poquito bajo el sol. Hidrocarburos que no paran a repostar porque no les hace falta. Elegancia a su manera y modos de guapa exuberante con unos chipirones y palante. 

El Blanco Lexitimo Alierce 2017 (Conexión Mandeo). Es lo que su nombre indica con un toque de godello y de agudello. Seriedad de mirada fascinante algo pétrea y con resultado fascinante. Tiza que escribe despacio y con buena letra para que la entendamos aunque cambie de terreno. Y resplandece como lo hace al lado de unas vieiras sin mucha historia.  

Terminamos sin documentos y con el Pan y Carne 2019, porque ni se vende ni lleva etiqueta, que para qué. Que se sabe roandi personal, con su carácter de mucha estructura y su necesidad de algo de reposo. Canela y ciruela que, aunque rasca, se suaviza con un buen trozo de queso de tetilla. Cochinadas riquiñas para un hasta luego en galego. 

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