El lunes, 28 de junio, como cada año desde que se nos permite hacerlo, reivindicamos y celebramos a partes iguales los derechos de las personas LGTBI+ en nuestro país. Salimos a las calles, a los balcones, escenarios y fórums digitales para defender y proteger los derechos de una sociedad diversa en identidad y orientación sexual. Año tras año, lo hacemos además con un apoyo social masivo que respalda nuestras reivindicaciones.
Se ha avanzado mucho en normalización e igualdad, pero queda mucho camino por recorrer y hoy querría poner el acento en el ámbito familiar. La presunción de heterosexualidad todavía es omnipresente y aunque grandes referentes del colectivo nos han marcado el camino y aumentado nuestra visibilidad, no debemos caer en la autocomplacencia. Precisamente su ejemplo tiene que llevarnos a que la lucha continúe y acabemos con los prejuicios y desigualdades que nos ponen barreras, y erradiquemos así cualquier tipo de violencia o discriminación, tenga la forma que tenga, ya sea directa, cultural o institucional.
El reconocimiento y defensa de la diversidad familiar en nuestra sociedad es beneficiosa para su conjunto y análogamente revolucionaria desde un punto de vista sociológico y de estudios de género, en tanto en cuanto las familias no normativas desafían el discurso machista predominante que impera en casi la totalidad del planeta. Las familias homoparentales, y en general las familias no normativas, apuestan por un nuevo modelo de sociedad y ayudan a cuestionar el cisheteropatriarcado en cualquiera de sus expresiones. Son y somos familias formadas por masculinidades igualitarias, que deconstruyen los roles de género y desafían la dicotomía generalizada de hombre cis como portador de recursos (breadwinner) y mujer cis como responsable de las tareas domésticas, cuidados y crianza (housekeeper). No hay funciones históricamente asignadas a una de las partes, porque de base no hay jerarquía de poder, todo pasa por el diálogo, el consenso y una vía más democrática.
Mención especial en el ámbito de las familias LGTBI merece también la adopción. Yo mismo estoy inmerso en un proceso de adopción junto a mi marido, realidad que me ha hecho ser más consciente aún de los obstáculos que quedan por superar como sociedad. Las familias homoparentales no hemos existido históricamente para la legislación ni para la política como modelo de familia. El traje está hecho a medida por y para la heteronorma, lo que conlleva toda una serie de clichés y tópicos que te ves obligado a desmontar a cada paso. Además, en este proceso de adopción ha habido numerosas puertas cerradas, sobre todo internacionales, por ser dos hombres con voluntad de criar. Conozco casos en los que una persona de una pareja LGTBI tiene que fingir ser una persona soltera para poder adoptar internacionalmente, un hecho que demuestra la situación de opresión que el colectivo LGTBI todavía sufre en muchos rincones del planeta.
Sin duda debemos seguir luchando para desarticular las estructuras machistas que constringen y encorsetan nuestra realidad. Por ello, me gustaría concluir recordando los principales ingredientes de una sociedad democrática: la igualdad, la libertad, el respeto y la justicia. Justamente las mismas necesidades que tenemos y promovemos desde el colectivo LGTBI y desde nuestras familias.
Darío Moreno Lerga es alcalde de Sagunto