El alcalde que cocina en el pueblo más al sur de la provincia 

VALÈNCIA. Sur de Valencia. Hacemos cálculos kilométricos para saber hasta dónde podríamos desplazarnos sin salir de la demarcación provincial. Por la costa, trasladarse a Oliva desde la capital supone recorrer 80 kilómetros. Accesible para disfrutar de sus cocas de dacsa, figatells, playas o parajes de cultivo arrocero.

Por el interior las distancias se alargan. Bocairent, localidad con un precioso casco urbano, se halla a unos 95 kilómetros; Navalón, apartada pedanía de Enguera, se encuentra a otros tantos; la limítrofe Font de la Figuera, que despunta por su retablo de Joan de Joanes y que enlaza con Villena y la provincia de Alicante, aparece ya a entre 100 y 110, según la ruta.

No obstante, todavía existe un municipio que, sin ser tan conocido por su carácter fronterizo, obliga a recorrer una distancia mayor para enlazar con la metrópoli. Se trata del vitivinícola Fontanars del Alforins, a 111 kilómetros atravesando Moixent y Font de la Figuera y a uno más, 112, si se accede desde Ontinyent.

No tan lejos

"No estamos tan lejos. La conexión resulta sencilla por autovía. En una hora, dependiendo del tráfico, nos plantamos en València; y en 20 minutos, en Villena. Ontinyent lo tenemos a 19 kilómetros", resta importancia el alcalde, Julio Biosca.

Esa circunstancia de población a la que separa mayor distancia de la capital en el sur de la provincia no constituye su única singularidad. Otra relevante, por ejemplo, lo supone el hecho de que entre sus siete concejales no haya uno solo de PP o del PSPV, los dos grandes partidos que aglutinan más de 200 alcaldías en una provincia con 266 poblaciones. Sacaron 27 y 7 votos respectivamente de los 659 contabilizados el 28 de mayo de 2023.

Compromís gobierna con mayoría absoluta y cinco ediles. En la oposición se han quedado los dos de Vox. "En 2023 tanto PP como PSPV presentaron listas con gente de fuera. No resulta fácil elaborar candidaturas y encontrar a personas que se quieran implicar, con vocación. Siempre quien gana aquí lo hace con mayoría absoluta", resume Biosca, primer munícipe desde 2015, y al frente del Consistorio con holgura ininterrumpidamente.

Su caso podría representar un ejemplo de lo que explica de vocación por la cosa pública. Su dedicación política resulta parcial. Su principal forma de ganarse su sustento se basa en la gestión de un conocido restaurante del municipio que luce su nombre y que alcanzó fama por sumar hace más de una década una estrella Michelín.

953 habitantes

Biosca prefiere no ahondar en ese tema y se centra más en su población, en la situación de sus "953 habitantes, para ser exactos", un censo que ha descendido en más de un centenar de personas en los últimos años tras un recuento con mayor exhaustividad. 

"Las pocas viviendas que existen a la venta tienen precios elevados o necesitan una rehabilitación que requiere de una inversión importante. Este hecho provoca que la gente más joven se vaya a vivir a Ontinyent", indica, a lo que añade su apuesta por "una nueva urbanización que permitirá construir más viviendas en años y medio".

Ese desplazamiento a la cercana y más populosa Ontinyent se debe a la falta de vivienda, aunque también a la escasez de transporte público. "Es uno de los problemas que sufrimos y que estamos tratando de afrontar con el transporte a demanda, que permite acudir, por ejemplo, a la escuela de música de Font de la Figuera, o hasta Ontinyent. No obstante, para poder ir en tren a Valencia hace falta moverse hasta Xàtiva", describe el primer edil de Fontanars dels Alforins (el apellido del topónimo le viene de origen árabe y significa granero), nombrado también con frecuencia -sobre todo fuera de la comarca y para simplificar con el uso castellano- Fontanares.

Vivienda, transporte y bodegas

A pesar de la lejanía o de esas complicaciones de vivienda o transporte público -o quizás por eso- este término municipal ubicado en la periferia de la comarca de la Vall d´Albaida ha sabido convertir sus características de distancia respecto a grandes cascos urbanos, naturaleza y agricultura en puntos fuerte, en su imán.

"Tenemos turismo de fin de semana de paisaje, deporte y senderismo, que combina muy bien con el de bodega", señala el máximo edil. En lo que se refiere a estas últimas, un negocio boyante en el triángulo que conforma con Font de la Figuera y Moixent y que agradece el comparativo de ´la Toscana valenciana', cuenta con algo más de media docena radicadas en el municipio. Además de generar empleo, le han otorgado un prestigio por el nivel alcanzado y le han permitido potenciar el denominado enoturismo.

"Nuestra economía es muy agrícola, centrada en el vino, aunque también contamos con empresas de servicios o de construcción", apostilla Biosca, un alcalde especialista en la cocina que trata de convertir su sureño municipio en referente turístico.