El artista malagueño llega a València este sábado 24 de julio
VALÈNCIA. Juan Gómez Canca, el Kanka, acumula a sus espaldas cuatro discos y una ingente cantidad de conciertos por España y Latinoamérica. Es un tipo muy amigable y tranquilo. Su éxito no apareció de un día para otro, al contrario de lo que ha ocurrido con infinidad de artistas de la industria musical. El Kanka ha ido creciendo poco a poco, sin giros inesperados ni saltos inminentes a la fama. Eso le hace ser muy consciente de su situación. Compara su satisfacción personal con la de plantar un tomate en un huerto y ver cómo crece: "Cuando te lo comes sabe mejor porque lo has visto desarrollarse, te has esforzado".
El Kanka llega a los Jardines de Viveros este sábado 24 de julio. Culturplaza aprovecha la ocasión para hablar con él de su música, sí, pero en mayor medida del Kanka como persona. El optimismo y la alegría son constantes en sus canciones. Escribe siempre desde un punto de vista constructivo. Cuenta que no puede hacerlo de otra manera porque lleva muchos años yendo a terapia y su cabeza está amueblada de esa forma. Se define como "un neurótico freudiano de libro". Dice que la psicología le obsesiona, pero que es una obsesión "con conocimiento de causa".
-El otro día Silvana Estrada decía que siente que es mucho más fácil escribir desde la tristeza, porque desde ese punto todo brota con más intensidad y pasión. Tu música parte de lo contrario. El buen rollo, el optimismo y la alegría siempre son constantes.
-Supongo que depende del artista. Pese a que mis canciones tengan un corte más alegre y constructivo, a veces también parten de momentos chungos. Lo que ocurre es que mi desarrollo me lleva a hablar desde la superación. Me resulta más fácil escribir a partir de ahí. Entiendo lo que dice Silvana: cuando uno está contento igual tiene más ganas de irse de cañas y cuando está triste quizás de estar solo de manera introspectiva. En cualquier caso, no se puede generalizar. Hay de todo.
-¿Ese optimismo y alegría vital y constructiva que derrochas con tu música es una constante en tu vida diaria?
-Es constante, pero no permanente. En general soy mas alegre que triste, pero tengo mis momentos, como todo el mundo. Es algo que va con mi naturaleza. Llevo mucho tiempo trabajando la psique. Hace muchos años que voy a terapia, e intento estar lo mas equilibrado que puedo. Si estás en esa lucha y te la tomas en serio, se obtienen resultados. No quiere decir que siempre esté contento, pero sí equilibrado. Tanto esfuerzo te ayuda a aprender de lo malo y no caer en el pozo.
-Así que tu música se alimenta de los años que llevas en terapia.
-No me pongo a escribir canciones con la idea de ser un manual psicológico, ni mucho menos, pero es algo que me obsesiona. Mejor dicho, me obsesiona con conocimiento de causa [ríe]. Igual es porque soy un neurótico freudiano de libro, pero siempre me ha gustado mucho la psicología. He hecho mucho psicoanálisis, y al final, si un tema te interesa tanto, acaba viéndose reflejado en lo que haces.
-Lo que dices da por pensar en la cantidad de artistas que escriben música desde la nostalgia y el pesimismo. Al fin y al cabo es normal que en un mundo con tantos desbarajustes predominen este tipo de pasiones. La pandemia, la vulnerabilidad de innumerables colectivos, el auge del extremismo... Quizás sea demasiado.
-La felicidad es un estado de ánimo. No creo que la persona más contenta sea la que mejores circunstancias tiene. La historia lo ha demostrado de sobra. Los pueblos más pobres no son necesariamente los más tristes. De hecho el índice de enfermedades mentales es muy superior en los países ricos. Estamos en una época super extraña. Yo también he vivido mi propio drama con todo esto, pero puedes extrapolarlo a cualquier otra época: imagínate a un chaval de veinte años en otro punto de la historia. Tiene la vida resuelta, amigos, pareja... De la misma forma que ahora, ese chaval podría estar profundamente deprimido. No creo que las circunstancias estén tan sumamente atadas. Importan mucho las herramientas mentales.
-Quizás antes tu música era más escuchada por gente joven, pero desde hace tiempo viene superando barreras. Hoy por hoy, gente de cualquier generación escucha al Kanka. ¿Por qué crees que tu música cala tan bien en todas las edades?
-No lo sé. Habría que preguntárselo a la gente. Me imagino que los temas que trato son bastante universales. Al fin y al cabo, son cosas que se le pasan por la cabeza a un tío malagueño normal y corriente. No veo por qué debería sentirse más identificado con mi música un chaval joven que una persona mayor.
-Llegaste a dar un concierto en Colombia para alrededor de 60.000 personas. Eres un artista que ha ido creciendo poco a poco, sin giros inesperados ni saltos inminentes a la fama. ¿Cómo te sientes al escuchar esa cifra: 60.000 personas?
-Me dio un miedo que te cagas. Hay que decir que no era un concierto solo mío. Era un evento por el bicentenario de la independencia de Colombia. Me hizo mucha ilusión, porque todos los artistas eran colombianos menos yo. Se coló el tío de Málaga. Últimamente se están moviendo cifras bastante altas, y eso es genial. No creo que sea un artista con mucho ego, pero el poco que tenga hace que busque que mi música llegue al máximo de personas posible. Mi objetivo es conectar con la gente. El ser humano es así, queremos conectarnos unos con otros. La empatía y la solidaridad son inherentes. En ese sentido, ver que la música de autor puede llegar a tanta gente es una gran satisfacción. No sonamos en la radio, toda la gente que nos escucha es por el cariño que depositamos en la música. Eso hace que la satisfacción sea mayor todavía. Es como comerte un tomate que tú mismo has plantado. Formar parte del esfuerzo de tu producto es muy satisfactorio.
-En tu música has tocado el flamenco puro, ritmos más del folclore latinoamericano, rumbas, jazz… y un largo etcétera. La facilidad que hay de acceso a la música actualmente propicia mucho la fusión de estilos. ¿Qué me puedes decir de esto?
-Estoy de acuerdo. El flamenco es un ejemplo clave en esto. Un folclore situado en un punto concreto del mapa que ha crecido, se ha movido y se ha fusionado con otros estilos. Ahora tenemos muchas más herramientas. ¿Por qué no usarlas? Ahora la música es muy diversa. Yo no pretendo hacer fusión, pero cada persona tiene sus referencias y compone en consecuencia.
-Esa es la parte buena, pero la era digital también ha hecho que lo comercial tenga muchísimo más peso. ¿En qué posición queda la música de autor frente a una industria que potencia tanto la comercialidad y el artificio?
-La música de autor siempre va a tener un hueco. Siempre habrá gente que querrá escuchar a artistas que dicen cosas con una intención poética y un estilo propio. Es igual que con el cine o la cocina. La música de autor siempre tendrá su público, no creo que la industria la barra. De hecho, los cantautores no competimos con la industria. Ni ella con nosotros. Yo no puedo equipararme a la música comercial. Caminamos por senderos distintos. La industria llega a más gente, pero yo tengo suficiente con poder vivir dignamente de esto. Me parece genial que exista la música comercial.
Si pudieras hacer que una de tus canciones trascendiera en el tiempo y fuera escuchada dentro de tres o cuatro generaciones, ¿cuál sería?
-Madre mía [ríe] Es muy difícil porque le pones tanto cariño a todas... Cualquiera tiene un montón de horas detrás. Es como decirte a cuál de tus hijos quieres más. Por dejar un mensaje bonito escojo Para eso canto. Habla del oficio del cantaor. Tiene un mensaje muy guay.
-¿Quiénes son tus referentes?
-Tengo muchos. Escucho mucha música distinta, más instrumental en castellano que en otros idiomas. Pero si tengo que decirte tres nombres, que sean Los Beatles, Juan Luis Guerra y Extremoduro.
-Háblame de tus próximos proyectos. ¿Para cuándo nuevo disco?
-En principio íbamos a grabar en septiembre, pero decidimos aplazarlo por la pandemia y ahora el planteamiento es grabar a principios del año que viene y lanzar el disco en septiembre u octubre de 2022. Ahora tengo que seleccionar las canciones, que son como mis niños.