BRUSELAS. Importadores de naranjas del norte de Europa y productores sudafricanos se han unido para trasladar a la Bruselas su oposición al tratamiento en frío de los cítricos que lleguen de ese país. El informe presentado aporta un 90% de las opiniones de ambos sectores en contra del cambio de regulación. La Comisión Europea se ha reunido esta semana para analizar los diferentes puntos de vista y emitir un dictamen sobre el nuevo Reglamento que exige nuevos requisitos para evitar la entrada de la falsa polilla.
El lobby que se opone a los nuevos requisitos de importación de cítricos está formado por los importadores de varios países de la UE, como los Países Bajos, Alemania, Bélgica y Francia. También incluye a los productores del sur de África, que se han opuesto a las regulaciones propuestas en el reciente compromiso público de la UE "Di lo que piensas". En total, se emitieron un récord de 164 opiniones, de las cuales el 90% se opuso a la normativa propuesta.
El Comité Permanente de Plantas, Animales, Alimentos y Piensos (SCOPAFF, por sus siglas en inglés) de la Unión Europea (UE) ha analizado esta semana la nueva regulación sobre la exigencia de aplicar una cuarentena con tratamiento en frío para luchar contra la falsa polilla falsa (FCM), que representa una gran amenaza para la producción de naranja. Esta petición fue trasladada personalmente el pasado mes de noviembre por el Presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, que visitó Bruselas para entrevistar con la DG de Salud y Seguridad Alimentaria.
Tras analizar la opinión de parte del sector, se espera un dictamen sobre el proyecto de Reglamento de Ejecución, que modificará el Reglamento de Ejecución (UE) 2019/2072 en lo que respecta a los requisitos específicos que evite la introducción en la Unión de plantas con la plaga Thaumatotibia leucotreta (Meyrick).
Com era de esperar, el 90% de las opiniones presentadas por el lobby de países importadores del norte y el lobby de productores sudafricanos fueron en contra de la normativa propuesta. Mientras que la Unión de Llauradors y otras organizaciones de productores , tanto españolas como italianas, han estado presentado informes de la misma DG con interceptaciones de cítricos contaminados que pueden propagar esta plaga en territorio europeo.
Según una publicación de a alemana “Fresh Plaza”, los importadores apelan a la escasez de alimentos provocada por la guerra en Ucrania para afirmar que “las nuevas regulaciones propuestas por la UE amenazan la exportación de naranjas del sur de África a la región europea”. Así, explica que, “si los Estados miembros aceptan estas nuevas reglas, tendrán un impacto devastador en las exportaciones de naranjas desde Sudáfrica y generar grandes brechas en la cadena de suministro con precios más altos para los consumidores europeos, en un momento en que la región se ve amenazada por una escasez real de alimentos debido al conflicto entre Ucrania y Rusia”.
A continuación, en una clara defensa del trabajador sudafricano y en detrimento del europeo, añaden que, “en Sudáfrica, estas nuevas regulaciones amenazan la sostenibilidad de la industria y los 140.000 empleos, en su mayoría rurales, que sustenta”.
Para los importadores, la legislación propuesta “requerirá que los países africanos exportadores apliquen un tratamiento frío obligatorio y drástico (0 °C a -1 °C durante al menos 16 días) para las naranjas”. En este punto, se lamentan de la exigencia porque “Sudáfrica aplica un estricto sistema de gestión de riesgos que ha sido muy eficaz para proteger la producción europea de la amenaza de plagas o enfermedades, incluida la polilla, en los últimos años”.
La realidad son las continuas interceptaciones de fruta contaminada que llega a Europa, según los controles de la UE y sus países miembros, lo que ha obligado a exigir controles en el país de origen. En el limbo, quedan los cargamentos que no son inspeccionados por la laxa inspección del puerto de Rotterdam, que es donde se centralizan las importaciones sudafricanas.
El lobby importador expone que, “de las 800.000 toneladas de cítricos que se importan anualmente en la UE, solo 19 (2019), 14 (2020) y 15 (2021) controles de polilla se han llevado a cabo en los últimos tres años”, obviando que los puertos holandeses son los responsables de la falta de control. Y explican que “Sudáfrica también ha cuestionado seis de los hallazgos informados por la UE en la última temporada, ya que la abrumadora cantidad de evidencia científica indica que las larvas estaban muertas y, por lo tanto, no representaban ningún riesgo”.
Respecto a la nueva regulación, insisten en que “las nuevas regulaciones propuestas también son desproporcionadas e inviables”. Entre sus razones, indican que, “en cuanto a las naranjas sudafricanas convencionales, sólo una parte de la cosecha podrá resistir el nuevo régimen de tratamiento en frío”. Y manifiestan otros problemas técnicos porque los llamados "registradores de datos" en los contenedores y el "umbral para medir la temperatura de la pulpa” son completamente diferentes del sistema de gestión de riesgos actual para la polilla aceptado por la UE. Las nuevas regulaciones “requieren equipos de contenedores especiales y muy ajustados que no podrán manejar los enormes volúmenes de fruta exportados desde Sudáfrica a la UE”.
De otro lado, “el tratamiento en frío obligatorio también detendrá todas las exportaciones de naranjas orgánicas y ‘libres de químicos’ -sin tratar- a la UE, incluidas varias variedades populares como Blood Orange, Turkey, Salustiana, Benny y Midknights”. La razón es que “estos productos simplemente no pueden soportar el tratamiento de frío propuesto”, añaden, para añadir que nunca han registrado polilla. El tratamiento en frío, que se quiere evitar, es exigido a la inversa por Sudáfrica a otros países exportadores, también los de la UE.
Los importadores critican que no hubo consulta con la Organización Nacional de Protección Fitosanitaria (ONPF) de Sudáfrica antes de que se presentaran estas nuevas regulaciones a la Organización Mundial del Comercio el 10 de febrero de 2022. Esto contrasta marcadamente, dicen, con la forma normal en que trabaja la UE, donde las preguntas o inquietudes sobre la contención de la sanidad vegetal “se discuten bilateralmente, y se exploran y acuerdan opciones o métodos prácticos de reducción de riesgos”.
“El hecho de que esta propuesta legislativa se haya presentado cuando existen opciones alternativas e igualmente efectivas de tratamiento con frío ya previstas en el sistema de gestión de riesgos de la polilla de Sudáfrica muestra que hay una intención política detrás”, añaden. Este lobby se ha reunido con otros países miembros de la UE para resaltar el “peligro que representan estas regulaciones injustificadas para mantener las importaciones de naranjas de Sudáfrica, la disponibilidad durante todo el año para los consumidores de la UE y los 140.000 puestos de trabajo en la industria local”.