VALÈNCIA. El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) ya ha abonado a CaixaBank 93,22 millones de euros para compensar las "pérdidas" derivadas de los activos tóxicos de Banco de Valencia. Las últimas cuentas del fondo público creado para afrontar la crisis financiera de 2008 reflejan que el banco presidido por Jordi Gual ingresó 56 millones de euros en 2019 en concepto de segundo pago del esquema de protección de activos (EPA) que se le concedió con la compra del banco valenciano.
Se trata del segundo pago liquidado por el FROB de este EPA que se suma a los 37,15 millones del primer abono, de junio de 2018. Además, las cuentas reflejan que la previsión de la liquidación de este año asciende a 19,53 millones que serán abonados a CaixaBank antes del 30 de junio.
Estos pagos forman parte de las garantías concedidas a CaixaBank dentro del proceso de reestructuración y venta de Banco de Valencia. Tras adquirir la entidad por un euro en 2013, CaixaBank tiene cubiertas el 72,5% de las pérdidas que asuma en una carrera cerrada de activos –créditos a pymes y autónomos– valorados en 4.980 millones de euros que heredó del banco valenciano. La vigencia del mismo es de 10 años a contar desde el 30 de septiembre de 2012.
Además de esas garantías, antes de formalizar el traspaso de los activos, el FROB inyectó 4.500 millones en Banco de Valencia para recapitalizarlo.
Las estimaciones del FROB actualizadas a 31 de diciembre del año pasado apuntan a que, tras los dos pagos realizados hasta ahora, la factura pendiente con CaixaBank en concepto de obligaciones asumidas con el EPA supera los 345,89 millones de euros.
Además de todo ello, el FROB ya abonó en 2014 otros 165 millones de euros a CaixaBank por el compromiso adquirido con el banco para compensar los posibles deterioros entre en valor estimado de los activos inmobiliarios a transmitir a la Sareb y los que efectivamente fueron traspasados al también conocido como banco malo.
Las últimas cuentas del FROB, cuyo principal activo es la participación mayoritaria que posee en Bankia, reflejan unas pérdidas de 282 millones de euros frente a los 905 millones que perdió en 2018. La entidad destaca la reduccción del 70% en sus resultados negativos, que responden sobre todo a los deterioros registrados por la valoración contable de sus participadas y en el margen financiero.
El FROB se financia básicamente mediante el préstamo recibido del Estado, que a 31 de diciembre de 2019 tenía un saldo de 10.456 millones de euros. Esto hace que el margen financiero de la institución sea recurrentemente negativo, ya que los activos no
generan ingresos financieros para compensar dicho gasto.
En 2019 el activo ascendió a 10.456 millones de euros y el pasivo a 11.207 millones de euros. Por tanto, el patrimonio neto del FROB es negativo por un total de 751 millones de euros. Para resolver ese desequilibrio patrimonial, el pasado 20 de febrero se llevó a cabo una conversión del préstamo concedido al FROB por el Estado por un importe de 3.000 millones de euros, quedando tras la conversión un saldo vivo de 7.456 millones de euros.
Tras la operación, el patrimonio neto actual asciende a 2.231 millones de euros. La entidad destaca que esta conversión de deuda "no supone inyección de nuevos fondos al FROB, ni afecta en modo alguno a la capacidad del Estado de recuperación de las ayudas públicas concedidas. Tampoco tiene impacto en déficit ni en deuda pública".