VALÈNCIA. La comarca de la Ribera, en su doble expansión geográfica de Alta y Baixa, ha agitado y salpimentado el debate político en el inicio del primer mes de opción vacacional del verano. Una moción de censura en ciernes, una protesta trasladada a Valencia y la anulación de un debate entre acaloradas discusiones han elevado la tensión entre cargos públicos en sus principales localidades.
La previsible moción de censura en la capital de la Ribera Baixa, Sueca, marca el debate político de la comarca desde que el partido local SxD criticó a su por entonces socio de gobierno, el PSPV, y avisó, sin especificar, de "medidas valientes". Compromís lo interpretó como lo que era en la práctica, el primer paso para una propuesta de cambio en la alcaldía, y refrendó su apoyo.
El alcalde, Dimas Vázquez, contraatacó destituyendo de sus delegaciones a los tres concejales de Sueca per Davant, con lo que se agravó el cisma. La actual semana ha transcurrido marcada por la tensa espera de qué decisión adoptará otro trío, el de ediles del PP.
Tiene ofertas del máximo munícipe para sumarse a su grupo -como ya hizo la formación popular el pasado mandato- y así generar otra mayoría absoluta de ocho (los ediles del PSPV) más tres. Y también le llegan de SxD y de Compromís para suscribir una moción de censura (de 13 en este caso) y constituir de ese modo un nuevo ejecutivo con el líder local Julián Sáez como alcalde.
Por si no elevara suficientemente el acaloramiento político en la provincia una moción de censura en ciernes, el alcalde de Cullera, Jordi Mayor, ha decidido que la otra gran ciudad de la Ribera Baixa también debería de tener su protagonismo más allá del que se gana cada verano por sus fabulosas playas y su tirón turístico.
Atrás quedaron sus tiempos de anonimato voluntario y reticencia a declaraciones a medios cuando ocupaba la importante responsabilidad de diputado de Turismo. El cargo de secretario autonómico de Política Local en la ejecutiva socialista de Diana Morant ha supuesto un incentivo mayor para él en la decisión de que su figura trascienda Cullera, donde acumula holgadas mayorías absolutas.
Para ello no dudó esta semana en encabezar una expedición de vecinos del combativo barrio de El Raval y plantarse ante el mismísimo palau de la Generalitat, en pleno centro de Valencia, para denunciar recortes estivales en el centro de salud de esa barriada. Este último, que sigue abierto en verano, se halla a apenas un kilómetro del centro sanitario integrado de Cullera, con servicio 24 horas.
Entre los vecinos de Cullera y tras Mayor se situaron el secretario general del PSPV en la provincia y alcalde de Mislata, Carlos Fernández Bielsa, y el síndic en Les Corts de la misma formación, José Muñoz.
El mismo día, en Alzira, capital de la Ribera Alta, el equipo de gobierno se cohesionaba más si cabe. Lo hacía al declarar al unísono los portavoz de las tres formaciones asociadas (Compromís, PSPV y Ucin) que no iban a participar en los debates políticos entre partidos en Radio Alzira.
Paralizaron esa sana costumbre arremetiendo contra el concejal de Vox Ricardo Belda al que acusan de continuas descalificaciones e insultos. Ese último, de verbo afilado como mínimo afilado, y Enrique Montalvá, de Ucin, mantienen un enconado enfrentamiento abierto desde el principio de mandato.
Montalvá fue concejal del PP hasta que la dirección regional decidió imponer a José Luis Palacios como alcaldable. A esta formación le gustaría que se aliara con ella para, con el voto necesario de Vox, plantear una moción de censura al alcalde de Compromís, Alfons Domínguez. No obstante, la enemistad manifiesta y creciente entre Montalvá y Belda convierte esa posibilidad en utopía a corto plazo. Y, a la vez, asienta con mayor firmeza el gobierno local.
Los tres temas en las grandes localidades de la Ribera han brotado estos últimos días y previsiblemente se avivarán, como el calor, a medida que avancen el mes y el mandato.