La pieza, rodada durante la pasada primavera en España, es una dura reflexión sobre la emigración profesional
VALÈNCIA. La cineasta valenciana Bea Cabrera acaba de estrenar en Hollywood One Way, su último trabajo. Lo ha hecho en el Hollywood Reel Independent Film Festival, certamen que aporta un interés extra entre su selección por puntuar para los Óscar de la próxima campaña. La también productora y diseñadora supo de su pase en este encuentro hace apenas un mes, en un festival que se celebra estos días en los cines LA Regal Live junto al Staples Center.
Ese es el escenario y el marco –el pasado sábado 24 entregó su galardón honorífico a Kirk Douglas– en el que Cabrera ha exhibido One Way, un cortometraje que profundiza desde el drama en las sensaciones de éxito deseado y fracaso profesional que ella mismo vive en la distancia. En un aparente plano secuencia sin interrupción, los actores, españoles que se reúnen a una cena, van tratando de disimular las incertidumbres de su realización personal fuera y dentro de España.
En la obra, además de la continuidad visual y la destacada participación de Gerald B. Fillmore y Andrea Vicunia, Cabrera eleva un drama canónico en apenas 12 minutos. A partir del uso en espiral de la cámara en busca de un eje asfixiante para el espectador, además de la gestión de la música de percusión que evidenciará su clímax, la cinta sale adelante pese al reto de la coralidad y la tensión progresiva de su trama. Estos son algunos de los ingredientes esenciales de la pieza que supone la segunda exhibición de uno de los trabajos de Cabrera en el festival angelino después de haber hecho lo propio en 2017 con Drones Don't Fly When the Sky Is Grey (Los drones no vuelan en cielos grises, cortometraje sobre vigilancia gubernamental y espionaje tecnológico).
Cabrera, valenciana de nacimiento, estudió la ingeniería de Telecomunicaciones en la Universitat Politècnica y Diseño Gráfico en la Escola d'Art i Superior de Disseny. Tras residir en Alemania, aprovechó una beca Fullbright para seguir formándose en la New York Film Academy a partir de un máster en dirección de cine. "Aquí me he quedado trabajando en muchas producciones independientes", comenta la realizadora que, como curiosidad, perteneció a la Corte de Honor Infantil de la ciudad en 1995.
La cineasta valenciana, con el apoyo en la dirección fotográfica del granadino Julio García Escames, cuenta con los ya citados Fillmore y Vicunia en su reparto, además del también valenciano Gabriel Soler, el alicantino Luis Miguel Seguí (Leo en La que se avecina), Andrea Lareo, Elisa V. McCoy y Sebastian Faure. Fillmore protagoniza una historia en la que su personaje (César) se reencuentra con sus amigos
One Way narra la historia de cómo César se reencuentra con sus amigos en España tras un año afuera y debe adaptarse a cuánto han evolucionado –o no– sin él. Con esta historia Cabrera refleja los miedos de desapego que inundan a los jóvenes expatriados españoles que se van en busca de su futuro a un país extranjero. "La sensación de no pertenecer a un sitio o a otro y lo difícil que es mantener el contacto con los tuyos", comenta ella misma. La cineasta emigró a Alemania en 2011 en busca de trabajo, para acabar posteriormente residiendo en Los Angeles al completar en Nueva York la citada beca Fulbright.
Por cierto, una curiosidad de la nueva película de la directora valenciana es que está rodada en su actual ciudad de residencia. Sin embargo, la casa donde sucede toda la escena, los actores, los colores, el arte y las texturas del film hacen pensar que está sucediendo en España. 25 personas trabajaron en el set durante "dos intensas noches" del mes de mayo de 2017. Una intensidad a la que contribuyó la idea de exigir a los actores trabajar bajo las premisas del plano secuencia, inspirada "por el estilo del paisano Berlanga", y que consumió "la mayor parte del tiempo en los ensayos, mientras el equipo técnico montaba las luces".
"Era muy importante que One Way reflejara la realidad de muchos españoles de hoy en día que emigran por trabajo a Reino Unido, Francia o Alemania, principalmente. Y en estos círculos es normal tener grupos de nacionalidades mezcladas y que hablen un inglés con un abanico rico en acentos", añade Cabrera. Esa es una de las singularidades del cortometraje, donde se mezclan castellano e inglés, además de algunos guiños al alemán y el francés.
La directora y productora dice que, de alguna manera, el cortometraje ahora estrenado en Hollywood sirve como "carta de cariño a la familia y los amigos, para decirles que sigo pendiente de esos WhatsApps y de sus vidas aunque ya no hablemos tan a menudo". Lo más relevante del relato es la indefinición del antagonista, que Fillmore carga a su espalda interpretativa. Una carga y desgaste "a partir del desapego; existe toda una lucha interna al vivir pendiente de lo que ocurre en casa cuando vives en otro lugar". One Way profundiza en unas pocas líneas de texto en la sensación de culpabilidad y abandono por parte de aquel que se ha marchado: "en ocasiones, el enemigo eres tú mismo".