VALÈNCIA (VP). Según un informe de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) de finales de noviembre de 2022, hasta 621 presentaciones de medicamentos tienen problemas de suministro sobre un total de 32.299, es decir, hay desabastecimiento en el 3,42%, un 31% más que en el semestre anterior. El desabastecimiento de productos en las farmacias es algo crónico, pero la crisis de materias primas ha provocado que este año falten más medicamentos de lo normal. Aun así, el secretario del Muy Ilustre Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valencia (MICOF), Vicente Colomer, pone mucho énfasis en no alarmar a la población. “Si tenemos miedo vamos a acumular medicamentos y entonces sí que habrá un desabastecimiento real. Sí, hay un problema de desabastecimiento, pero en 9 de cada 10 casos hay alternativas sin necesidad de tener que volver al médico. Estamos muy organizados y que haya escasez de algunos medicamentos no significa que los pacientes se vayan a quedar sin su tratamiento”.
- ¿Cómo están haciendo frente al desabastecimiento?
Tanto farmacéuticos como sanitarios estamos trabajando para poner soluciones, buscando alternativas para que el paciente continue el tratamiento sin problemas. Por ejemplo, imagina que se receta un medicamento para las articulaciones con una presentación que hay que tomar una vez al día. Hay otros medicamentos con el mismo principio activo pero que se pueden recetar en dos tomas.
También está la opción de que el propio farmacéutico lo sustituye por otro con el mismo principio activo como son los genéricos. Si tampoco hay genérico, remiten al paciente a su médico para que le dé una medicación similar y que la adherencia sea la máxima posible o que le ofrezca otras alternativas terapéuticas. A ello se une que, en casos extremos, existe el mecanismo de Medicación Extranjera, por el que la Dirección General de Farmacia puede pedir a otro país un medicamento que no haya y lo dispensa a quien lo necesite.
- ¿Cómo se ha llegado a esta situación?
Son múltiples factores los que han creado esta situación. Por un lado, la crisis de materias primas, que afecta todos los sectores a nivel mundial; también influye en la escasez de materiales como el cartón, aluminio para los blísteres y tapones, necesarios para envasar los medicamentos, así como en los materiales para los dispensadores o los envases de cristal de muchas medicinas. A ello se une un aumento de la demanda: hay una coincidencia de infecciones respiratorias, gripes, covid y bronquiolitis en las mismas fechas que otras veces no ha pasado.
Pero además está el factor precio; España es la economía de la UE que menor precio paga por los medicamentos. Tenemos los precios regulados y en otros países no, así que si una farmacéutica puede ganar 50 vendiendo los medicamentos limitados que tiene a otro país no los va a vender a España donde gana 15.
- ¿Qué medicamentos faltan?
En estos momentos, los principales problemas los encontramos con el paracetamol efervescente de 1 gramo, pero hay alternativas como los de sobre, para aquellas personas que tienen dificultades de deglución. También hay problemas con algunos antiinflamatorios para la artrosis, pero estos medicamentos mantienen su efecto durante dos o tres meses cuando dejas de tomarlo, así que esos pacientes pueden estar una semana o dos sin ellos. Y el otro que no hay es Ozempic, que es un fármaco para tratar la diabetes de tipo 2, y también la obesidad. La demanda es tan alta, sobre todo para perder peso, que es probable que la disponibilidad sea escasa durante todo el año, pero su principio activo es similar a otros que sí que están en el mercado. Y a nivel pediátrico, el ibuprofeno de 40, pero que fácilmente se puede sustituir por el de 20.
- Los farmacéuticos son, en muchos casos, el primer contacto de una persona con el sistema sanitario, pero no están integrados totalmente en él, ¿cómo se puede avanzar en este sentido?
Habría que aprovechar las competencias de los farmacéuticos para contribuir a hacer un sistema sanitario más accesible y contribuir a reducir la presión asistencial generada en el sistema sanitario. Un paso que consideramos necesario es el acceso a la historia farmacológica del paciente, porque no tiene sentido por ejemplo que podamos vender medicamentos sin receta sin saber si hay contraindicaciones con otros medicamentos que está tomando o si el paciente sufre de alguna intolerancia. Para ello es necesario que trabajemos integrados junto con el resto del personal sanitario. Eso evitaría duplicidades en los tratamientos o interacciones negativas y una mejor atención. Además, también nos permitiría ayudar a la Atención Primaria, pudiendo atender nosotros casos menores, con lo que se descongestionarían las consultas y, en caso de que nosotros los deriváramos al médico, sabrían que es porque hemos visto algo más, lo que redundaría en una mejor atención a los enfermos graves.
Una comunicación rápida entre médico y farmacéutico sería también otro de los retos, para que así le saltase un aviso si el paciente nos hace una consulta para tomar un medicamento y pudiera cambiarlo rápidamente en su receta electrónica, con lo que ganaríamos en agilidad.
Esto ya se está haciendo en otros países, donde la farmacia comunitaria tiene bastantes programas para descongestionar la atención primaria. Por ejemplo, las campañas de vacunación de la gripe -que antes de pandemia también las hacíamos nosotros y se vacunaba más gente porque era más cómodo-, el tratamiento de infecciones leves, cribados o consultas farmacéuticas.
Pero hace falta para ello un cambio en el sistema retributivo. Ahora nos pagan por un acto comercial, vender medicamentos, no por un acto profesional que sería el atender al paciente, que en muchas ocasiones lo hacemos, y poder registrar el informe en el sistema.
También habría que cambiar el servicio de urgencias. No puede ser que tengamos que prestar ese servicio gratis o que nos cueste dinero.
- ¿En qué líneas está trabajando el MICOF?
La integración en el sistema de salud es nuestra principal pelea. En ese sentido, estamos trabajando para ir hacia una oficina de farmacia más asistencial, para ayudar a los pacientes con el control de los medicamentos, la adecuación de las tomas, la revisión o el seguimiento a pacientes crónicos. Las farmacias deben considerarse un eslabón más de la Atención Primaria y como tal, aprovechar su potencial, apostando por el desarrollo de una cartera de servicios de tipo asistencial, que aporte valor al sistema y al paciente.
Somos conscientes de que para ello es necesario el potenciar la formación de nuestros profesionales, y en ello estamos trabajando para que tengan sus conocimientos lo más actualizados posible y puedan ayudar a los usuarios.
A ello se une el convenio con la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) para desarrollar actuaciones docentes, asesoras, de investigación y de cooperación internacional, en materia de salud medioambiental y social que se ha materializado en una escuela de pacientes, Xarxa Pacients, por la que en el primer año de vida han pasado más de un centenar de pacientes con diabetes. Y para este año, se espera un crecimiento exponencial al poner en marcha 4 nuevas patologías.
Otra línea de trabajo es el proyecto de investigación de la Cátedra DeCo, junto con la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad CEU Cardenal Herrera (Valencia), para el cribado directo en Farmacia Comunitaria de población de edad igual o superior a 50 años con queja subjetiva de memoria, su posterior derivación al ámbito de la atención primaria y, en caso necesario, al especialista, para el diagnóstico precoz del deterioro cognitivo.
Estamos potenciando servicios para el cribado de la diabetes, la lucha contra el tabaquismo con programas de apoyo y seguimiento y, en un futuro, queremos desarrollar un programa de deshabituación de tranquilizantes, porque hay un consumo cada vez mayor de estos medicamentos y esos pacientes necesitan seguimiento, apoyo y control para dejarlo.
Por último hay que destacar el buen funcionamiento del programa piloto de entrega de medicación hospitalaria en oficinas de farmacia y que no tengan que ir al hospital a por ellos, que ha sido posible gracias a la primera alianza establecida entre las Unidades de Farmacia de atención a Pacientes Externos (UFPE) de los hospitales del SVS, las empresas de Distribución Farmacéutica y la Farmacia Comunitaria, que no solo consiste en entregar un medicamento, sino también en hacer un seguimiento al paciente en su tratamiento.
Este es el camino: compartir información y procesos entre profesionales para que el paciente sea atendido de la mejor manera posible.
- Otra línea de trabajo del MICOF es poner en valor el papel del farmacéutico rural a través del proyecto ‘Sostenibilidad de la farmacia rural y VEC como base para la mejora de la vida en el medio rural y su despoblación’, ¿en qué consiste? ¿Cómo está funcionando?
El farmacéutico rural juega un papel muy importante contra la despoblación porque en esas localidades el médico solo va una vez por semana y el único sanitario que existe es el farmacéutico. Por ello, hemos puesto en marcha a través de este proyecto iniciativas como la de los circuitos saludables, donde se ofrece a la población que abastece a las Farmacias de Viabilidad Económica Comprometida (VEC) cuatro servicios profesionales de cribado de niveles de glucemia, de Hipertensión Arterial, de adherencia a la dieta mediterránea y de la función renal. También se impartió una educación sanitaria en cuanto a la dieta mediterránea y se ha puesto en el mapa a muchas localidades del entorno rural. Además, se ha dado una subvención a estas farmacias, que suelen atravesar una delicada situación y que realizan una labor sanitaria esencial. En 2023 vamos a poner en marcha la tercera edición dedicada a la adherencia de la población, con más formación a través de circuitos saludables, control de la medicación, preparación de los pastilleros para que no se confundan…
- Valencia es la ciudad elegida para acoger el 23 Congreso Nacional Farmacéutico que tendrán lugar del 6 al 8 de febrero de 2024, ¿qué supone para el MICOF?
Queremos organizar un congreso nacional a la altura del de Sevilla, que después del aplazamiento por la pandemia se celebró el año pasado coincidiendo con el congreso internacional. Tanto el Consejo General de Colegios de Farmacéuticos de España como el MICOF estamos trabajando para que sea un foro común de toda la profesión. Porque no solo hay profesionales en las oficinas de farmacia, también en Atención Primaria, laboratorios clínicos, hospitales, farmacéuticas, Salud Pública… y todos tenemos mucho que aportar para mantenernos actualizados y seguir avanzando. Es el momento de trabajar con unión en nuestra profesión.
- 49 mujeres asesinadas en 2022. ¿Cómo pueden ayudar las farmacias contra la violencia de género?
Uno de los objetivos del Colegio es ofrecer alternativas para llegar a las usuarias que sufren violencia de género de manera discreta pero segura. Al fin y al cabo, una farmacia es un espacio donde ellas pueden acudir sin levantar sospechas del maltratador. Desde 2019, contamos con un Protocolo de detección de violencia de genero para identificar señales de violencia y saber cómo actuar ante un posible caso. Además, hemos puesto en marcha acciones como que en el ticket de venta siempre vaya el número de teléfono de atención a las víctimas, el 016, una iniciativa que potencia la visibilidad de dicho número gracias a las más de 250.000 dispensaciones que se realizan a diario en la provincia. Y en pandemia desde el Consejo General de Farmacéuticos se adoptó e impulsó por toda España la iniciativa nacida en Canarias de utilizar la contraseña Mascarilla 19 para aquellas mujeres que necesitaban ayuda y nos permitía ponerlo en conocimiento de las autoridades.
También, recientemente, hemos lanzado una campaña audiovisual para visibilizar la importancia que puede desempeñar la profesión farmacéutica en la lucha contra esta lacra social. A través de ella, se recuerda que las farmacias son un espacio seguro donde las mujeres que son víctimas pueden acudir y pedir ayuda.
Además, realizamos mucha formación interna, y damos mucha información, para estar atentos y poder detectar las señales. A ello se une nuestra colaboración con distintas organizaciones como Alana, para reforzar el mensaje de las farmacias como un espacio seguro.
El Micof, en colaboración con la Dirección General de Farmacia, recomiendan que la ciudadanía no done medicamentos porque puede ser contraproducente para la salud.